Personajes ilustres, famosos y populares (LXX)

Enciclopedia de La Línea

El grupo Los Rocking Boys y el escritor José Lupiáñez protagonizan esta entrega

Los Rocking Boys
Los Rocking Boys / E. S.
Miguel Del Manzano Pratts

05 de enero 2020 - 06:00

La Línea/La Enciclopedia de La Línea recoge en el tomo III las biografías de 329 personajes linenses o muy vinculados a la ciudad. Están representados casi todos los estamentos y profesionales. Contiene historias de literatos, pintores, docentes, sacerdotes, médicos, cantaores, cantantes, bailaores, compositores, músicos y toreros, además de psicológicos, locutores, deportistas y actores.

Los Rocking Boys (Grupo musical)

Los comienzos de los Rocking Boys fueron con Carlos Jaime (piano,saxo y voz), Agustín Martínez (batería y voz solista), Basilio y Pepe Gómez (guitarra solista y voz) en Radio Juventud en La Línea de la Concepción.

De La Línea salieron en 1957 cuatro jóvenes que fueron pioneros del rock’n’roll en España. Pepe y Agustín estudiaban juntos cuando se les ocurrió la idea de formar un conjunto.

Terminaron el bachillerato e iniciaron el peritaje mercantil y fue entonces cuando decidieron ya formar el conjunto, dejando a un lado los libros y comenzando los ensayos. Aprovechaban para actuar en las mismas sesiones de una orquesta de baile en fiestas, pero enseguida se independizaron y empezaron a tocar por su cuenta. Hubo un cambio en el grupo. Se marchó Basilio y entró Pepe Belizón, pero cuando empezó a profesionalizarse el grupo, al poco tiempo, Pepe Belizón se fue y le sustituyó Ricardo Oliveira. Con estos componentes se mantuvo el grupo durante toda la primera etapa profesional.

Manolo Escobar vino con su espectáculo a La Línea y quiso contratarlos, pero no aceptaron porque no querían mezclar su estilo de música con lo folklórico. Y es que había que conocer a los Rocking Boys de aquella época: pantalones negros de cuero, cazadora negra, camisa igualmente negra y botines también negros, la viva estampa de los rockers americanos, por aquel tiempo prácticamente ignorados en España. Todo el cotarro guatequero linense sabía que a los Rocking Boys se le daba bien eso del rock’ n’roll, pero casi nadie se imaginaba que iban a ser un grupo para la historia de la música pop. La Costa del Sol y Ceuta fueron las dos primeras zonas donde germinó con éxito la música de los Rocking Boys.

La portada de uno de los discos de los Rocking Boys
La portada de uno de los discos de los Rocking Boys

Tras un contrato para la feria de Ceuta conocieron a José Garzón y aceptaron que él fuera quien se ocupara de la representación del grupo. La máquina se puso en marcha. Surgió un contrato muy jugoso para tocar durante todo el verano en un hotel de Torremolinos, pero el grupo lo rechazó a cambio de recalar en Madrid.

Ellos sabían que si querían conseguir algo tenían que irse hasta allí. Y eso hicieron. Pasaron calamidades porque no salía ni un contrato. Al principio, como llevaban dinero, bien, pero cuando se acabó, se tuvieron que meter en una pésima pensión y la comida se reducía a un bocadillo de calamares de un duro para todo el día. Estaban a punto de volverse de nuevo a La Línea cuando decidieron presentarse al primer certamen internacional de conjuntos musicales que organizaba el diario Madrid en el teatro de la Zarzuela.

Al dirigirse al teatro de la Zarzuela para el concurso tuvieron que transportar el contrabajo por la calle porque no les dejaron meterlo en el metro. Cuando salieron al escenario montaron un gran espectáculo. El cantante se tiraba por los suelos, el otro se subía en el piano y la música sonaba cada vez más fuerte y agresiva. Aquello fue el salvoconducto hacía el éxito. Los Rocking Boys, con las protestas del público que los quería ganadores, se alzaron con el segundo premio del certamen, dotado con 10.000 pesetas y la copa Gallina Blanca, pero se pudo considerar todo uno triunfo. Giani Ales ganó y los Rocking Boys quedaron por delante de gente de gran calidad y con magníficas trayectorias posteriores como por ejemplo Los Pekeniques.

Aquel 17 de noviembre de 1961 quedará grabado en sus recuerdos por ser el día del comienzo de sus éxitos. Inmediatamente, la sala Casablanca los contrató como fijos y más actuaciones y cada vez más lejos de casa, y en los escenarios en que actuaban las mejores atracciones del momento, allí estaban los Rocking Boys marcando estilo a los nuevos conjuntos que iban apareciendo. En la historia del pop español los Rocking tienen un puesto preferente como precursores y como buenos profesionales. Con el sello discográfico Belter comenzaron a grabar y desde el primer momento con dos pistas: toda la música e instrumentación en una pista y las voces y alguna grabación previas en la segunda.

La calidad se mejora y cualquier sencillo oído que acudiera a sus ensayos podía apreciar lo avanzados que estaban los Rocking y cuánta técnica derrochaban. Por imposición de la compañía, los Rocking eran una cosa en los discos y otra distinta en los directos. En sus actuaciones seguían fieles al rock’n’roll americano, que para ellos era como una filosofía y un estilo de vida propio y diferenciador. Con él proyectaban lo que sentían personalmente y por eso sus actuaciones eran tan vibrantes y espectaculares.

Era el conjunto que mejor sabía transmitir sus emociones a sus admiradores. Sus actuaciones eran auténticos espectáculos en los que la participación del público era total, vibraban con ellos haciendo que el grupo saltase a la pista, enseñando los nuevos pasos de los ritmos de moda. Su música en directo era creativa, nunca se sabía como iban a resolver los temas. En directo ganaban en espectacularidad y fuerza, el ritmo que imprimían y la viveza de música contagiaban de tal manera que arrastraban a la participación. Esta es la otra proporción fundamental de su éxito, ese mantenerse ante el público y no ser sólo un producto de laboratorios discográficos.

El 11 de agosto de 1962 se presentaron al primer festival de la canción moderna y el pasodoble de Sanlúcar de Barrameda con la canción Temporal. La gala la presentó el director de Radio Juventud en Cádiz y Radio Juventud en el Campo de Gibraltar, Salvador Carrasco. Ganaron el primer premio y el Maestro Jaen ganó un trofeo por la música y Gabriel Baldrich por la letra. Después de un parón de casi dos años debido a sus deberes militares, volvieron al mundo de la música. Se lanzaron con más ímpetu que nunca y volvieron completamente remozados, más completos y seguros que nunca.

Los Rocking Boys se reagruparon en febrero de 1966 con un cambio en su formación. Se marcharon Carlos Jaime y Ricardo y entraron a formar parte del grupo Salvador Maruenda y Juan Ruiz. En 1968 se separaron y cada uno coge su rumbo que llevó a Pepe y a Juan a irse a Bilbao, donde forman un grupo musical llamado Los Brotes, con el que estuvieron un par de años actuando por el norte de España.

En julio de 2018, el mismo autor de la Enciclopedia de La Línea, Miguel A. del Manzano Pratts, publicó un libro con la biografía completa de Los Rocking Boys, que tuvo una magnífica acogida entre los numerosos amigos y simpatizantes de este conjunto musical linense.

En 2019 fallecieron dos de los miembros de este grupo: Pepe Cañizares, guitarrista y fundador, y Juan Ruiz Gómez, integrante del conjunto en su segunda época.

José Lupiáñez (Escritor)

José Lupiáñez nació en La Línea en agosto de 1955. Su infancia transcurrió en El Puerto de Santa María y luego se trasladó a Barcelona, en cuya Universidad comenzó estudios de Filosofía y Letras, que acabaría en la de Granada, donde se licenció en Filología Hispánica.

José Lupiáñez
José Lupiáñez / E. S.

Desde muy joven comenzó a colaborar como poeta y crítico en publicaciones españolas y extranjeras. En 1975 fundó junto al poeta José Ortega la colección Silene, que se inició con su primer libro, Ladrón de fuego (Universidad de Granada, 1975), obra de la que se han publicado otras dos ediciones, una en la colección Cuadernos del Caballo Verde, de la Universidad de Xalapa (México, 1975) y otra en la colección Ánade, que dirigió desde su creación en 1978, y que en una primera etapa codirigió con el también poeta José Gutiérrez.

Ha participado en los consejos de redacción de diferentes revistas: Resurgimiento, Letras del Sur, Travesaño, Divertimento, Educa, Trivium, Los Tiempos y más recientemente en los de Sureste, Humanística... Fue coordinador junto a Mauricio Gil Cano de las Páginas de Azul, cuaderno de cultura de El Periódico del Guadalete y de El Periódico de la Bahía. Coordinó desde 1996 a 1998 la sección de cultura del semanario El Faro y colabora con asiduidad en Cuadernos del Sur, del Diario Córdoba.

Su obra ha sido incluida en importantes recuentos y antologías y traducida a varios idiomas. Ha participado además en numerosos libros colectivos y ha sido reconocido con diversos premios, tales como: el Antonio Machado, el Juan Ramón Jiménez, el Luis de Góngora y el I Premio Nacional de Poesía Emilio Prados, entre otros.

Hasta la fecha ha publicado (además del citado Ladrón de fuego): Río solar (Ánade, Granada, 1978), El jardín de ópalo (Edascal, Madrid, 1979), Amante de gacela (Zumaya, Universidad de Granada, 1980), Música de esferas (Genil, Diputación Provincial de Granada, 1982), Arcanos (Diputación Provincial de Córdoba, 1984) y la antología Laurel de la costumbre (Ánade, Granada, 1988), donde se recoge una selección de su obra publicada hasta esa fecha, con algunos inéditos finales.

En 1989 recibió una beca de creación del Ministerio de Cultura para escribir su libro Número de Venus, publicado en la colección granadina Campo de Plata, (Granada, 1996). En ese mismo año también se editó la égloga de la estación segunda: El verano, (colec. Ánade, Granada). En 1997 apareció La luna hiena, en la colección Provincia, (Diputación de León). Con posterioridad han visto la luz: Puerto escondido, publicado por el Centro de la Generación del 27, en su colección Ibn Gabirol (Excma. Diputación Provincial de Málaga, 1998), La verde senda (Colec. Fenice, Huerga y Fierro, Madrid, 1999); y posteriormente: El sueño de Estambul (Colec. Granada Literaria, Ayuntamiento de Granada, 2004), Petra (Ediciones Port Royal, Granada, 2004) y La edad ligera (EH Editores, Jerez de la Frontera, 2007).

En prosa ha publicado entre otros títulos Las tardes literarias (Granada, 2005) y Poetas del Sur (Granada, 2008), ambos en la colección Mirto Academia.

Es miembro fundador de la Asociación Andaluza de Críticos Literarios y director de publicaciones de Port Royal Ediciones.

Fue presidente de la Asociación Cultural Guadalfeo, Instituto de Estudios de la Costa granadina y de las Alpujarras y Consejero de Honor del Instituto de Estudios Campogibraltareños y miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada.

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