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Los 'puntos' se rebelan contra los nuevos jefes del narco

Lucha contra el narcotráfico

Altercados en La Línea entre los responsables de los clanes y los ‘vigilantes de la playa’ por el impago de sus salarios atrasados

El acoso de las fuerzas de seguridad quiebra las finanzas de los clanes y mina la autoridad de los responsables de los clanes de la droga

Una redada en La Línea el pasado febrero. / Erasmo Fenoy

Varios graves altercados se han venido sucediendo desde el pasado miércoles y hasta la noche de ayer, sábado, en algunos de los barrios más conflictivos de La Línea de la Concepción por el alzamiento de entre 60 y 70 puntos, como se conoce a los vigilantes de los clanes de la droga, contra los lugartenientes de estos grupos, a quienes acusan de no pagarles el dinero que les deben.

Los incidentes han tenido lugar de manera especial en La Atunara, en torno a las viviendas de varios de esos mandos medios e, incluso, ante la casa de la suegra de un conocido narcotraficante que habría quedado como responsable de las operaciones de los Castañitas. Anoche se produjo el penúltimo de los altercados, en el entorno del Castillo. Fuentes de la Guardia Civil reconocen la existencia de estas refriegas, aunque no pueden precisar si se han producido disparos.

El mundo del narcotráfico es un microcosmos propio, organizado en torno a una estructura empresarial que consta de jefes, mandos medios y operarios. En este último grupo se encuadran los expertos pilotos de las gomas, los encargados de vigilar las guarderías donde se almacena la droga, los miembros de las collas que descargan los fardos cuando llegan a las playas y los puntos, responsables de controlar los movimientos de las fuerzas de seguridad en tierra y mar, siempre con varios teléfonos móviles en los bolsillos para dar aviso en caso necesario.

Cuando la empresa va bien y hay beneficios, todos los integrantes de esa cadena están felices. Un buen jefe sabe siempre ser generoso con sus subordinados y los narcos siempre han sabido recompensar a los suyos. Pero el negocio se ha venido abajo en La Línea a causa de la enorme presión policial y las gomas han desplazado la descarga de la droga hacia otros puntos de la costa. El hachís sigue llegando a España y los puntos son conscientes de ello, aunque ellos no vean pasar el dinero por sus manos.

La detención y encarcelamiento en junio pasado de Antonio Tejón, el jefe de los Castañitas, y de su hermano Franciscoen octubre, ha provocado que toda la estructura se resienta porque los lugartenientes que han quedado al mando carecen de la autoridad que ejercían ambos. El régimen de aislamiento al que han sido sometidos en prisión hasta hace bien poco les ha dificultado, además, poder ejercer el control a distancia de lo que sucedía.

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