Pepa La Pola da nombre a una calle de Los Barrios

Los Barrios/Pepa La Pola cuenta desde este viernes con una calle en Los Barrios, junto a la barriada Nuestra Señora de Fátima. Josefa Herrera Polo, fallecida en 2016, fue una mujer luchadora y solidaria, un ejemplo para sus hijos, nietos y para tantas otras personas que estuvieron a su lado.

La nueva denominación de la calle se descubrió en un acto en el que participaron la concejala de Participación Ciudadana, Sara Lobato; la delegada de Políticas de Igualdad, Cristina Silva; y la concejala de Protección Civil, Geli Ferral; además de otros concejales del equipo de gobierno y de la Corporación Municipal. También participó la vicepresidenta del Consejo Local de la Mujer, María José Alconchel. En el emotivo acto no faltaron sus hijos, nietos y familiares, además de los vecinos que la conocieron y vivieron en la barriada.

Lobato señaló que “con este bonito y sencillo acto cumplimos con la propuesta de la asociación de vecinos de La Parrilla de ponerle el nombre de esta calle a una vecina muy querida, que ayudó mucho a sus vecinos, fue un ejemplo de generosidad. Es importante recordar a grandes mujeres del municipio, que las nuevas generaciones pregunten a sus padres, abuelos quién fue Pepa La Pola, y de esta manera nunca se olvide", destacó la edil.

Cristina Silva fue la encargada de leer una semblanza de Pepa La Pola y de entregar un ramo de flores a sus hijos. 

Biografía de Pepa La Pola

Josefa Herrera Polo, conocida como Pepa la Pola, nació en Los Barrios un día de 1924, en la plazoleta de las Marojas. Hija de Domingo e Isabel, la familia se amplió con cuatro hermanos más, los cuales acogería en su casa tras casarse con José. Persona muy solidaria y tenaz. Quedó viuda muy joven, luchó como una heroína, tuvo seis hijos, tres hombres y tres mujeres, a los cuales sacó adelante en tiempos muy difíciles.

Vivió estando casada en el Cortijo de la Granja y más tarde en Valdeinfierno Montera del Torero. A los años tuvo que volver al Cortijo de la Granja con su marido enfermo, que termina falleciendo. Tras el fallecimiento de su esposo tuvo que regresar a Los Barrios para aportarle a su familia un nuevo horizonte, a sus allegados y a todo el que hiciera falta. Era y seguirá siendo en el recuerdo una mujer luchadora, siempre tenía las puertas abiertas de su casa y de su corazón, a todo el mundo.

Los últimos días de su vida los pasó en la barriada Nuestra Señora de Fátima (conocida como las doscientas viviendas), siempre rodeada de su familia y vecinos lo que ella siempre quiso. Ayudó a sus vecinos no solo dándoles de comida o cobijo, sino también atendiendo partos, poniendo inyecciones, curando herpes...

Mujer muy anticipada a su tiempo. Contaba historias a sus nietos y nietas y cuando estos fueron creciendo se dieron cuenta de que eran sus vivencias pero que a pesar de la dureza, las contaba como si le hubiesen pasado a otra persona. Madre y abuela que enseñó a respetar al prójimo, sin mirar el estatus social o a quién amase, porque sus palabras siempre eran las mismas “ante todo somos personas y como tales les debemos respeto”.

Un ejemplo de mujer para sus hijos e hijas, nietos y nietas y para tantas otras personas que estuvieron a su lado.