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Cientos de vecinos de Los Barrios han acompañado este lunes a la imagen de San Isidro Labrador, patrón del municipio, en la procesión por su día grande, el 15 de mayo, bajo el sol, bastante calor y los sones de la banda de música Maestro Infante. La comitiva ha lucido los principales estandartes de la Villa y ha estado escoltada por caballistas ataviados con el traje típico y las cortes reales juvenil e infantil.
La procesión ha discurrido por la calle Mayor, la Plaza de San Isidro y las calles Reina, Ancha, Soledad, Los Francos y Santísima Trinidad, hasta terminar nuevamente en el templo.
La talla ha salido de la Plaza de la Iglesia, donde también se encuentra la Casa Consistorial, sobre la una del mediodía, después de celebrarse los oficios religiosos en una parroquia abarrotada por los barreños. Estos actos han contado con la presencia de autoridades civiles, religiosas y militares, así como de las distintas hermandades y cofradías del municipio.
La imagen de San Isidro que veneran en Los Barrios data de principios del siglo XVIII, cuando se construyó en el municipio una ermita en honor al santo en el Cortijo de Tinoco. Aquel oratorio se convirtió en la iglesia principal de los exiliados gibraltareños dispersos por la comarca tras la pérdida de Gibraltar en 1704.
Cuando la iglesia fue asaltada el 12 de mayo de 1931, en plena quema de conventos tras la proclamación de la la Segunda República, la imagen de San Isidro desapareció. Afortunadamente, fue recuperada tiempo después, aunque la talla estaba muy deteriorada, habiendo perdido un brazo, por lo que hubo que restaurarla. Desde hace algún tiempo, no sacan en procesión la talla original de madera, sino una réplica en resina de poliéster más resistente a las batallas del aire libre.
San Isidro Labrador es el protector por excelencia de los campesinos y los viticultores. Fue Lope de Vega el primero en narrar la vida del Santo en un larguísimo poema que empezaba así: “Canto el varón celebrado, / sin armas, letras, ni amor, / que ha de ser un labrador / de mano de Dios labrado, / sujeto de mi labor”.
Al Santo se le atribuyen varios milagros. Cuenta la leyenda que, siendo todavía un niño, fue contratado como labrador en una finca de Madrid. Sin embargo, siempre llegaba tarde al trabajo porque, desde muy temprano, acudía a una iglesia cercana a rezar. Sus compañeros le acusaron de holgazán, queja que llegó a oídos del amo. No obstante, cuando el señor de la finca fue a comprobar que San Isidro no cumplía con sus labores, observó atónito como los bueyes labraban solos la tierra, haciendo las labores del Santo.
El patrón de los agricultores españoles también tiene su homenaje en la ciudad de Madrid, día en que, tradicionalmente, las chulapas sacan a lucir sus coloridos mantones de Manila.
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