Dos vehículos autónomos sitúan a Acerinox en vanguardia en movilidad de carga
Los AGV transportan 90 bobinas diarias y recorren 108 kilómetros al día por la factoría si intervención humana
Los trabajadores de la factoría de Acerinox en Palmones tienen desde hace algunas semanas dos compañeros nuevos que anticipan su llegada con música. Dos vehículos autónomos se mueven por las calles de la fábrica para transportar las bobinas de las nuevas unidades de recocido y decapado (AP5) y laminación (ZM7) y a su velocidad de 1 metro por segundo recorren cada día 108 kilómetros sin necesidad de intervención humana. Los denominados AGV (automated guided vehicles) son uno de los proyectos del programa Acerinox 4.0 y sitúan a la factoría de Palmones a la vanguardia de la movilidad de carga al ser únicos a nivel mundial en sus características.
Los AGV son capaces de transportar 30 toneladas de carga, 90 bobinas al día que cubren las necesidades de las dos unidades a las que sirven. Como explica el jefe del Departamento de Transformación Digital de Acerinox Europa, Javier Carro, una de las características que marca la diferencia, que los hace únicos, es que estos vehículos son completamente exteriores. “Pueden funcionar en cualquier ambiente, incluso con condiciones meteorológicas desfavorables” y también son capaces de desplazarse sin problemas en un entorno agresivo para ellos, en el que hay tráfico pesado, coches particulares o carretillas. Así lo están haciendo desde que comenzaron a funcionar sin que hayan sufrido incidente alguno.
Para hacer posible esa movilidad de forma autónoma los AGV cuentan con un sistema SLAM (simultaneous localization and mapping), partiendo de un mapa de su recorrido que continuamente van actualizando conforme se desplazan. Y se comunican entre sí y con los dispositivos de gestión de tráfico, las puertas y los sistemas informáticos de la fábrica, una comunicación múltiple inalámbrica que les permite saber si los semáforos les permiten el paso, si van a cruzarse con su gemelo y que los operadores logísticos y de producción sepan en cada momento a través de una app su ubicación, si van o no cargados o cuándo está prevista una entrega. Un control total del proceso que aporta seguridad al movimiento.
Para garantizar esa seguridad también se han incorporado varios tipos de sensores (láser, físicos y de visión artificial). Y de propina la música ambiente que avisa de su presencia.
Los vehículos son autónomos también para su recarga de energía. Son 100% eléctricos, tienen un punto de carga y cuando lo necesitan se cambian a sí mismos las baterías. Solo necesitan apoyo humano para la carga y descarga inicial y final. El avance logístico da así un paso también para una mejora ambiental: las carretillas con las que se hacían anteriormente estas funciones utilizaban 129 litros de gasoil al día. Hasta los semáforos se alimentan con energía solar. Es la vertiente verde del plan de transformación digital de Acerinox, en el que se enmarca este proyecto.
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