"El puerto que crece hacia el interior sin una buena conexión de tren está ahorcado"
Entrevista a Juan Ureta, presidente del Propeller Club de Algeciras
Javier Rueda, Fran Rivera, Javier Bernardos, Sebastián Díaz y Juan Ureta fundaron el Propeller Club de Algeciras, que cumple su décimo aniversario
"La visita más complicada de conseguir ha sido la de Fabián Picardo, lo intentamos dos veces y lo conseguimos a la segunda"
Juan Ureta (Pontedeume, 1949) llegó por primera vez a Algeciras a finales de 1975 como parte de un embarque. Una década después, comenzó a trabajar en Sealand (después Maersk) y volvió a la ciudad, donde ha residido desde entonces.
Es el presidente del Propeller Club, entidad que fundaron Javier Rueda, Fran Rivera, Javier Bernados, Sebastián Díaz y él mismo en 2012 y que celebra el 15 de marzo de 2023 el 10º aniversario de su presentación.
-¿Cómo explicaría qué es el Propeller Club?
-El primer Propeller se funda en 1927 tras la gran depresión de EEUU para favorecer la marina mercante. Se hizo porque los armadores eran los capitanes y no se ponían de acuerdo, por lo que invitaban a alguien de fuera para dividir los debates. La misión principal es fomentar comercio marítimo y marina mercante. Está formado por personas físicas, no es socia la empresa. Si cambia de empresa sigue siendo socia. Se buscan personas relacionadas con el mundo marítimo-logístico-portuario. Se desarrolla en base a un almuerzo mensual con un invitado que pueda aportar conocimiento a los socios e invitados.
-¿Cómo surge la idea de fundar el club en Algeciras?
-Tomo la decisión en 2011 a raíz del Propeller de Valencia. Conocía al entonces vicepresidente y al ver que era miembro le dije que me interesaba saber más y me invitó a la primera reunión de los Propeller de España. Fui el único que no era de uno de ellos que acudió. Él nos apadrinó y fruto de esos contactos, los cinco hacemos la comisión y desarrollamos el Propeller.
-¿Qué significa para un socio ser miembro del Propeller?
-Ampliar sus relaciones personales con otras personas afines, aprovechar sinergias con socios, tener presentaciones de temas importantes que afectan a su desarrollo empresarial y le puede aportar conocimiento. Algunos clubes como los de Valencia o Barcelona se están registrando como grupos de interés, pero nosotros de momento no.
-¿Cuál ha sido la visita más complicada de conseguir para sus reuniones mensuales?
-La de Fabián Picardo. Lo intentamos dos veces y lo conseguimos a la segunda gracias a gestiones de gente de fuera del Propeller. En un evento en Los Barrios coincidí con él y nos presentamos y le invité y me dijo "¿ustedes saben dónde se meten invitándome?". Poco antes se produjo un boicot a una visita que hizo a la UCA. Eso fue en 2015 y acabó viniendo en 2017. Era difícil porque no quería publicidad por un posible boicot, así que hubo que avisar a Guardia Civil entre otros por lo que conlleva.
También hay otro que aún no hemos conseguido, el comisario del Corredor Mediterráneo, Josep Boira. Lo he invitado dos veces, la primera me dijo que como había venido hacía no mucho la presidenta de ADIF no podía hacer nada y luego lo volví a invitar un par de años después y no me ha contestado.
-¿Cómo fomentan las sinergias entre socios en el Propeller?
-Además de nuestros almuerzos mensuales, en Barcelona y Valencia organizan unas ferias de la Logística y nosotros cogimos esa idea y la hicimos aquí. La primera fuimos 250 personas, la segunda reunió a 500 y la última fue en 2022 y vinieron unas 800. Empresas de logística y otras que quieran participar pueden establecer conexiones y les da una oportunidad de relacionarse.
-¿Cómo ha cambiado la industria portuaria desde que llegó usted?
-Ha habido un desarrollo especialmente en instalaciones y compañías navieras, que al principio apenas había una. El gran cambio se produjo con la construcción del muelle de Isla Verde. Entonces se le conocía como puerto de transbordo pero ahora es más para import/export. Además, ahora la ZAL está llena de transitarios, antes solo había una solo. En cuanto al puerto en sí, cuando llegué solo había una terminal y ahora no se ve la ciudad desde el barco con tantas grúas (risas).
-¿Qué importancia tiene la relación entre el puerto y la ciudad?
-Aquí la ciudad ha vivido mucho tiempo de espaldas al puerto, aunque ahora está cambiando. El puerto es la principal industria de la comarca, esté el partido que esté gobernando. Creo que el puerto tiene su parte de culpa de no saber conectar con la ciudad y creo que está dando pasos en el sentido de favorecer esa integración, igual que Algeciras.
-¿Cuánto merma al puerto el no tener un tren competitivo?
-La principal pérdida es el crecimiento del import/export, pero también está la gran cantidad de camiones que cruzan el Estrecho y salen de Algeciras por vía terrestre. Está clara la cantidad de toneladas de CO2 que se echan a la atmósfera por no tener un tren. Ahora se habla de la autopista ferroviaria a Zaragoza. Cualquier puerto que se desarrolle al interior sin una buena conexión de tren ni carreteras, está ahorcado porque las navieras no se interesarán. Una cosa parecida a lo que pasa en el PIF, es tercermundista.
-¿Echa de menos los largos embarques?
-Sí, echo de menos la vida en un barco. La que conocí no es como la de ahora, pero si tuviera la oportunidad de volver a trabajar ahí haría lo mismo. Estoy satisfecho de hacer lo que me gusta. Esta profesión marca. Un barco es como un país pequeño. Te hace tomar decisiones que en la vida en el servicio de tierra te valen también.
-Lleva muchos años en Algeciras. ¿Se plantea volver a Galicia?
-Intento ir todos los años, pero no me lo planteo. Como dice el refrán, uno es de donde pace, no de donde nace. Además, mis amigos están aquí. Echo en falta aquella forma de vida, pero no me lo planteo hoy por hoy. También porque tengo una nieta, si no me lo pensaría, pero ya tengo más ataduras.
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