El poder de la lapa
biodiversidad Cinco especies de invertebrados marinos en peligro de extinción están en el litoral gaditano
La comarca alberga las mayores colonias de 'patella ferruginea' en sus rocas y escolleras. Apenas 580 individuos capaces de frenar proyectos como la ampliación del puerto de Tarifa
Puede llegar a alcanzar los seis centímetros en su talla máxima y existen poco más de un millar de ejemplares en todo el litoral andaluz desde Cabo de Gata hasta el Parque Natural del Estrecho. Sin embargo, el grado de concienciación que la Administración ha adquirido sobre esta lapa en peligro de extinción -patella ferruginea- le ha conferido el poder de llenar páginas y páginas de boletines oficiales que llegan a frenar proyectos millonarios como la ampliación del puerto de Tarifa. Son pocas y pequeñas, están en peligro por la acción del hombre, son débiles frente al marisqueo, pero ahora tienen otro poder.
Aunque pegadas en la roca, inmóviles en la zona del mesolitoral, cualquier lector habitual de esta sección sabe que también es mediática al recordar que se suele aludir a la citada lapa tanto para hablar de Tarifa como en caso de accidentes marítimos o portuarios con vertidos que llegan a la costa, sus principales amenazas unidas a la captura. "La patella ferruginea no ha sido afectada por el fuel", insistió hace apenas unos meses la delegada provincial de Medio Ambiente, Silvia López, tras una primera evaluación de los efectos del vertido procedente del incendio en el puerto de Gibraltar, por ejemplo.
Y es que la Administración ha tomado mucha conciencia de especies como ésta, y en 2004 inició un programa de seguimiento exhaustivo de su población. Los Catálogos Español y Andaluz de Especies Amenazadas incluyen a siete invertebrados marinos, de los que cinco están en el litoral gaditano. Entre ellos está la patella, que cobra especial importancia por ser Cádiz la provincia andaluza que alberga el mayor número de ejemplares. Durante el último censo exhaustivo -se realizan cada cuatro años-, se han llegado a contar 1.005 en el litoral andaluz. Cabe reseñar que este animal está presente en la costa norte de África desde Marruecos a Túnez, incluyendo a Argelia, Ceuta, Melilla e islas Chafarinas, en la costa andaluza, en Córcega y en Cerdeña. En Sotogrande, La Línea, Saladillo, punta de San García, Getares y en la Isla de Las Palomas se han etiquetado con pintura y placas metálicas, para censarlas y controlar su crecimiento.
Según datos facilitados por la delegación provincial de Medio Ambiente, dentro del Campo de Gibraltar, Sotogrande y la Bahía de Algeciras albergan las mejores poblaciones, con 580 individuos censados, aunque se estima que podría haber unos 800. En un último estudio realizado en 2010 se ha observado un descenso drástico del número de ejemplares en La Línea y en la punta de San García, donde se encuentra el Parque del Centenario. En concreto, desde la Junta de Andalucía hablan de un descenso del 80% en un tramo concreto de la escollera de La Línea que sufrió una reconstrucción. En Algeciras, la mortandad alcanzó el 92%, probablemente debido al elevado marisqueo, que hizo que de los 40 ejemplares marcados desaparecieran casi todos justo después del verano. Además, se encontraron restos de conchas marcadas con indicios de haber sido arrancadas de la roca. De ahí los esfuerzos por dar a conocer la especie y concienciar a la población sobre el daño ecológico que puede suponer el marisqueo incontrolado.
El caso contrario se notó en el puerto de Tarifa, donde se encontraron unos 50 ejemplares de cuya presencia antes no se tenía constancia. Y es que, además de las rocas situadas en el rompiente de las olas, el nuevo hábitat de esta lapa está en las escolleras de los puertos. Esa es la colonia de lapas que se menciona en la resolución de la Declaración de Impacto Ambiental de la ampliación del puerto de Tarifa, desfavorable por falta de informes.
En el afán por su conservación reside su poder. El proyecto contemplaba la construcción de cuatro nuevos atraques para ferries y uno para cruceros al este del puerto actual, en cuyo dique existen esos 58 ejemplares de patella ferruginea. El Estudio de Impacto Ambiental planteaba su traslado, aunque la estrategia de conservación de la lapa se opone a a ello. En otra fase del proyecto, las protagonistas fueron los moluscos residentes en la isla de Las Palomas. El diseño del dique no permitía la renovación de las aguas en los alrededores, lo que también hubiera afectado a la especie.
Su vulnerabilidad ante la acción del hombre le hace débil y a la vez le confiere protagonismo y fuerza para asegurar que los nuevos proyectos pensados para el litoral campogibraltareño sean lo más sostenibles posibles. Ese es el poder de la lapa.
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