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Con el Mustang GTD es un coche que Ford producirá en edición limitada. Ha sido desarrollado a la vez que el GT3 -en el que se inspira- y con el que la marca competirá en las 24 horas de Le Mans del año que viene aunque, a diferencia de éste, estará homologado para circular en carretera. De hecho, debe ser el Mustang más rápido que pueda circular por vías abiertas al público más rápido jamás fabricado.
Para conseguirlo, los ingenieros de Ford se han aplicado en obtener el mayor rendimiento aerodinámico, lo que se plasma en el splitter delantero, el capó ventilado, los pasos de rueda o el opcional alerón trasero activo de fibra de carbono.
Este material se emplea profusamente en la carrocería del GTD para rebajar al máximo el peso. Así, los pasos de rueda, capó, la cubierta que se emplea en lugar de la tapa del maletero, los umbrasles de las puertas, el splitter, el disfusor trasero o el techo están hechos con él.
El paquete aerodinámico también incluye una bandeja para los bajos, asimismo fabricada en fibra de carbono, además de alerones delanteros controlados hidráulicamente para dirigir el flujo del aire en coordinación con el alerón trasero activo.
Tiene suspensión semiactiva, un sistema de control hidráulico y una refrigeración del transeje que usa una cubierta inspirada en las carreras en lugar de una bandeja del maletero e incluye dos tomas de aire para canalizar el aire del cristal trasero.
Según Ford, "la combinación de estas características aerodinámicas dará como resultado un enorme downforce equilibrado entre los ejes delantero y trasero y, a su vez, aumentará la velocidad en curva, generará un mayor control y unos tiempos por vuelta increíbles en algunos de los circuitos más infernales del mundo". Por el momento, en el Infierno Verde de Nürburgring el GTD ha bajado de siete minutos.
El corazón de este coche es un motor de 5,2 litros, un V8 sobrealimentado y con cárter seco -por primera vez en un Mustang de calle- que supera las 7.500 rpm y respira a través de un escape de válvulas activas de titanio. Entrega sus previstos más de 800 CV a las ruedas traseras y por mediación de una caja de cambios de ocho velocidades automática conectada al traseje de fibra de carbono.
En la suspensión se puede variar el ajuste tanto de amortiguación como de muelles, de modo que en la el GTD cuente con una configuración que le permite tener una altura rebajada en 4 cm en el modo Pista respecto a la normal. Asimismo, las vías han sido ensanchadas 10 cm respecto a un Mustang GT.
En el eje delantero emplea neumáticos de 325 mm de sección por los traseros de 345 montados en llantas, bien de aluminio forjado, bien de magnesio forjado. Estas últimas en opción. Cada rueda tiene discos cerámicos fabricador por Brembo y, en el caso de los traseros, con conductos de refrigeración.
En el modo Pista, el conductor puede llevar al GTD al límite modulando la potencia del motor y el funcionamiento del control de tracción. Todo, sin necesidad de levantar las manos del volante.
En cuanto a los asientos -delanteros, porque traseros no tiene para reducir el peso-, están fabricados por Recaro; mientras que las levas del cambio de titanio han sido impresas en 3D, igual que el mando giratorio o la placa de serie. En el salpicadero se combinan cuero y fibra de carbono.
Las combinaciones de colores tanto del interior como del exterior permiten una total personalización a los gustos del cliente que esté dispuesto a pagar un precio que arranca en unos 300.000 dólares -así lo espera Ford- y que, al cambio, supondrían 276.000 euros.
Las primeras fases de producción se harían en la planta de Flat Rock (EE.UU.) y, posteriormente, se llevará a la de Multimatic en Markham (Canadá) para su ensamblaje, siempre con procesos puramente artesanales, tal cual correspondería a un coche de competición. Así, los primeros Mustang GTD estarían listos entre finales de 2024 y principios de 2025.
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