Israel asegura que "entrará en Gaza", que vive su peor crisis humanitaria
En la Franja, la población se ha quedado sin agua potable y escasea la comida. Los hospitales están colapsados.
El ejército hebreo sigue bombardeando indiscriminadamente toda la zona y no hay rutas seguras para desplazarse.
Ascienden a 2.450 los palestinos muertos por los bombardeos israelíes en Gaza, superando la guerra de 2014
El Papa pide liberar a los rehenes israelíes y garantizar corredores humanitarios en Gaza
Mientras Israel refuerza su presencia militar en el entorno de la Franja e intensifica sus ataques, el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, garantizó "entrar en Gaza", donde la situación humanitaria ha colapsado, sin agua potable ni apenas comida, a la espera de una incursión terrestre que tendrá unas consecuencias aún más devastadoras.
“Nuestra responsabilidad ahora es entrar en Gaza, ir a los lugares donde Hamás se está preparando, actuando, planificando y lanzando. Para atacarlos en todas partes, a cada comandante, a cada operativo, destruir toda su infraestructura", aseveró Halevi en una visita a los militares concentrados en el sur de Israel.
“En una palabra, ganar”, añadió durante una visita a las tropas, que están preparándose para una ofensiva terrestre a gran escala en la Franja, que se espera inminente.
Allí, se apreciaba una acumulación aún mayor de batallones: centenares de tanques y vehículos militares están apostados en amplias explanadas cerca de la frontera con el norte de Gaza, por donde se prevé que irrumpan las tropas israelíes.
A la espera de esa incursión terrestre, Israel sigue bombardeando indiscriminadamente toda la Franja, no hay rutas seguras para desplazarse y los hospitales están colapsados. En la ciudad de Gaza, donde las morgues no dan para más, hoy se comenzó a enterrar a los muertos en fosas comunes.
En nueve días de guerra, los muertos en la Franja superan los 2.450, la cifra más alta en la historia del enclave -que ya cuenta más muertos que en la contienda de 2014 que duró 55 días- y los heridos suman 9.600.
En la zona sur, cientos de miles de evacuados sufren una grave escasez de agua y comida. Tan sólo la mitad de los llamados a evacuarse de la parte norte lo han hecho, ya que la situación en el sur tampoco es mucho mejor.
Los reclamos para abrir corredores humanitarios, evacuar gazatíes hacia Egipto o introducir ayuda humanitaria y combustible para alimentar la planta eléctrica y, sobre todo, las desaladoras de agua, han sido rechazados por alguna de las partes implicadas: bien sea Israel, el grupo islamista Hamás que controla la Franja o el gobierno egipcio.
Mientras llega la ofensiva terrestre, Israel siguió bombardeando intensamente todo el enclave palestino, donde mató en la madrugada a Bilal al Kedra, un comandante de las Brigadas al Qasam, brazo armado de Hamás, que habría liderado un ataque contra un kibutz el sábado de la semana pasada, cuando se acometió la brutal agresión que ha dejado 1.400 muertos en Israel, la peor matanza de su historia.
"Esta es una guerra de la luz contra la oscuridad. No nos quedaremos sentados en silencio mientras ellos (Hamás) matan o secuestran a civiles, niños y mujeres israelíes. Llegaremos a toda la infraestructura terrorista, a los túneles y a los terroristas de Hamás y no consideraremos completa la misión hasta que ellos sean destruidos", afirmó hoy el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, que también visitó a las tropas en el sur del país.
Israel está estudiando con minuciosidad el momento de la incursión terrestre, en gran medida porque hay entre 120 y 200 rehenes dentro de Gaza en manos de Hamás. De momento, Israel ha notificado la identidad de secuestrados a 126 familias, aunque algunas tienen varios miembros cautivos.
Al menos 26 rehenes han muerto por los bombardeos israelíes desde que empezó la guerra, según Hamás.
Después de nueve días, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se reunió hoy por primera vez con los familiares de los secuestrados y les prometió que su rescate es "su principal prioridad", después de que ayer varios se manifestaran en Tel Aviv y protestaran por lo que consideran falta de acción del Gobierno para traerlos de vuelta sanos y salvos.
Las familias se indignaron con las declaraciones hechas ayer por el jefe del Consejo de Seguridad Nacional, Tzachi Hanegbi, en las que afirmó que Israel "no entablará negociaciones con un enemigo que va a borrar de la faz de la tierra", en referencia a Hamás.
Las familias exigen que se exploren todas las vías, incluido contactos con Hamás, líderes de países árabes y otras figuras influyentes “para lograr su liberación inmediata”.
En paralelo, Israel está evacuando la poca población que queda en la zona del sur del país, colindante a la Franja, en los preparativos a la incursión terrestre. Hoy ordenó la reubicación de toda la ciudad de Sderot, la más próxima al enclave y una de las más afectadas por el ataque sangriento de Hamás el pasado sábado, y por el lanzamiento de cohetes, que tampoco ha cesado, aunque ha bajado en intensidad.
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