La tribuna
Una madre de novela
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La muerte este martes del conocido preso palestino Jader Adnan, tras pasar 86 días en huelga de hambre en una cárcel israelí, ha generado un repunte de la tensión en la zona, donde se registraron lanzamientos de cohetes, un ataque con disparos y protestas, acompañados de una huelga general en Gaza y Cisjordania.
Adnan, de 44 años, fue declarado muerto la mañana de este martes en un hospital israelí en las afueras de Tel Aviv, tras ser hallado inconsciente en su celda poco antes.
Su huelga de hambre había comenzado el 5 de febrero, el mismo día que fue detenido por las autoridades israelíes, que poco después lo acusaron de terrorismo e incitación a la violencia como miembro de la Yihad Islámica Palestina (YIP), organización considerada terrorista por Israel, EEUU y la UE.
Desde entonces, su condición se había ido deteriorando y generado la preocupación de múltiples autoridades palestinas que se sumaron a su petición de ser traslado a un hospital y liberado.
Adnan, que según el Servicio de Prisiones israelí se había negado a recibir atención médica en la cárcel Nitzán de Ramla donde se encontraba, atravesaba su décima detención y su quinta huelga de hambre, la más larga en 2012, cuando estuvo 66 días sin comer en protesta por su detención administrativa -sin cargos ni juicio-.
Aquella huelga en 2012 desencadenó una huelga de hambre masiva entre casi 2.000 prisioneros, convirtiéndolo para muchos en un símbolo de resistencia para los presos palestinos en cárceles israelíes.
Poco después de confirmarse su muerte esta mañana, las alarmas antiaéreas comenzaron a sonar en comunidades israelíes colindantes a Gaza, informando sobre el lanzamiento de proyectiles desde el enclave.
El Ejército confirmó el lanzamiento de tres cohetes que impactaron en áreas despobladas, sin causar daños ni heridos. Más tarde, un portavoz militar informó sobre el lanzamiento de un nuevo proyectil, que cayó en un área abierta cerca de la valla divisoria con la Franja,
"Responsabilizamos al enemigo (Israel) por el crimen del asesinato del mártir Jader Adnan, y pagará el precio de este crimen y de todos sus crímenes contra nuestros prisioneros y nuestro pueblo", advirtió en un comunicado Mohamed al Hindi, miembro del comité político de la Yihad Islámica Palestina en Gaza.
El movimiento islamista Hamás, que gobierna de facto en la Franja, adelantó que se "escalará por todos los medios y herramientas todas las formas de resistencia y se enfrentarán los crímenes de la ocupación (israelí) contra prisioneros y detenidos".
A la tensión en Gaza se ha sumado también una fuerte respuesta desde Cisjordania ocupada, con una importante adhesión a la huelga general, marchas en protesta en varias ciudades, un ataque con disparos que dejó a un israelí herido leve y protestas en el pueblo de Arrabeh, donde residía Adnan.
Esto agrava aún más la ola de violencia que vive este territorio desde comienzo de año, la más sangrienta desde la Segunda Intifada, con más de un centenar de muertos palestinos este 2023.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP), que gobierna en parte de Cisjordania, denunció hoy que la muerte del prisionero se trató de un "asesinato deliberado" debido a la negligencia de las autoridades israelíes ante el deterioro de su salud, y exigió una investigación internacional sobre el caso.
El Ministerio de Detenidos de la ANP señaló incluso que "no se puede descartar la posibilidad de que Jader Adnan haya sido sometido a alimentación forzada, ya que el fiscal militar amenazó con hacerlo más de una vez en los tribunales".
Aunque las huelgas de hambre son habituales entre los presos palestinos, no fallecía ninguno por esta causa desde hace 40 años, cuando el preso Isaac Maragha murió en 1983 en una cárcel de Beersheba tras ser alimentado a la fuerza por las autoridades israelíes.
Además de Adnar, desde 1970 han muerto seis presos palestinos en huelga de hambre, la mayoría por ser forzados a alimentarse, como Abdul Abu Fahm, en 1970; y Rasem Halawah y Ali Jafari en 1980, éste último por el daño en su estómago y pulmones causado por los tubos para insertarle la comida a la fuerza.
En total han muerto 236 presos palestinos desde 1967, de los cuales 75 fallecieron como consecuencia de negligencia médica, según el Ministerio de Detenidos.
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