"No estamos cerca de que aparezcan cárteles de la droga"

ANA VILLAGÓMEZ | FISCAL ANTIDROGAS DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ

La lucha que no cesa. Tras 18 años en la batalla contra los narcos reconoce que se necesitan más medios para acabar con esta lacra

Ana Villagómez, fiscal antidroga, en su despacho.
Ana Villagómez, fiscal antidroga, en su despacho. / Julio González
Pedro M. Espinosa

13 de mayo 2018 - 12:41

Ana Villagómez tiene uno de los trabajos más complicados del mundo: ser fiscal antidroga en la frontera Sur de Europa, un enclave asaltado cada día por narcotraficantes dispuestos a hacer añicos las leyes y la convivencia. Es una misión titánica que sólo puede ser afrontada desde una dedicación casi exclusiva. Y así día tras día, mes tras mes, año tras año.

-¿Cuántos años lleva como fiscal antidroga en la provincia?

-Pues desde el 2000. 18 años ya como fiscal antidroga.

-Toda una mayoría de edad. Y en una provincia como Cádiz, que imagino que tiene mucho más volumen de trabajo que otras.

-Así es, aunque es verdad que en la provincia hay otra fiscal delegada, que abarca todo el Campo de Gibraltar, y luego tenemos a otro fiscal que hace las funciones de antidroga en Jerez, Sanlúcar, toda la parte de la Sierra... En principio estaba yo sola también para esa zona pero al ser inabarcable pues la fiscal jefe decidió que se incorporase otro fiscal.

-¿Ha notado un pico en el tráfico de droga estos últimos meses en la provincia, en La Línea sobre todo?

-Bueno, más bien en estos últimos años, porque en todo el Campo de Gibraltar los cuerpos y fuerzas de seguridad llevan mucho tiempo alertando que dada la presión que hay por el SIVE desde Sanlúcar las mafias del narcotráfico se estaban desplazando hasta Algeciras. Y de hecho ahora es cuando se ha notado todo ese repunte.

-¿Y además del SIVE, a qué se puede deber esto?

-Pues en toda la zona de la desembocadura del Guadalquivir se concentraba mucho tráfico, pero al atajar ahí, porque se pusieron más medios policiales, pues toda esa presión hizo que se desplazaran hasta Chiclana, El Puerto y sobre todo Algeciras, donde ahora, de hecho, ya me están diciendo que están volviendo otra vez hacia Sanlúcar, porque al haber actualmente más policías en el Campo de Gibraltar pues los narcotraficantes se desplazan.

-¿El tema de las barreras del Guadarranque también ha podido influir?

-Claro, porque por mucho que digan que si se arrancan, que se rompen, pues no es lo mismo que tener el paso libre como lo tenían hasta hace un par de años. Aparte de esa zona, la del Zabal y toda esa parte, es muy caótica urbanísticamente hablando. Hay naves junto a chalets que hacen de guardería, y es una zona muy complicada de controlar policialmente, porque siempre hay gente que está vigilando. Eso es un nido de guarderías de hachís tremendo, algunas con cinco o seis mil kilos de hachís.

-Incluso entierran los alijos ¿no?

-Pues sí, desde hace tiempo, es una práctica que ya llevaban a cabo en Sanlúcar hace muchos años. Entierran no sólo la droga sino también el dinero. Recuerdo que en Barbate, hace cinco o seis años, había una organización que se construyó un chalet con un pozo que se suponía que era para sacar agua pero abajo lo que había era un zulo para guardar droga.

-Cuando lee en algunos medios de comunicación que en Colombia llaman a La Línea la pequeña Medellín, que hay cárteles que agrupan a organizaciones criminales, ¿usted como fiscal antidroga cómo lo percibe? ¿Podemos llegar a hablar de cárteles?

-Bueno, las investigaciones no dan lugar a deducir que esto pueda llegar a parecerse a un cártel de Colombia, afortunadamente, porque aquí aún no se han infiltrado en el Estado, que es lo que pasa allí, que hay corrupción en todos los niveles. Aquí, en principio, puede que haya algún agente de la Policía o la Guardia Civil que pueda llegar a ser corrupto pero no es lo habitual, ni hay mandos, ni fiscales o jueces que estén en sus nóminas. No se ha detectado ni estamos cerca de eso.

-¿Y entonces de qué estaríamos hablando?

-Pues de grupos que puedan tener cierta capacidad económica para ofrecer dinero a cambio de información a la hora de saber dónde pueda estar la vigilancia, o qué tipo de vehículos pueden ser los que estén vigilando, pero poco más de eso.

-Al igual que van cambiando los métodos de los narcos, o los de los cuerpos de seguridad, ¿la justicia también debería ir modernizándose?

-A ver, las leyes establecen unas posibilidades de investigación, de hecho cada vez que van avanzando los medios tecnológicos se van adaptando, de hecho hace dos años ha habido una modificación para adaptar todo lo concerniente a interceptación de comunicaciones, GPS, métodos de escucha... eso existe, el problema es que a la hora de que los grupos operativos puedan hacer investigaciones con esos medios pues estamos un poco por detrás, porque ahora mismo los narcotraficantes utilizan teléfonos encriptados que son imposible de interceptar, con borrador de mensajes a las 24 horas, utilizan whatssapp que tampoco se pueden interceptar, mensajerías instantáneas, entonces todo eso es lo que ahora se está intentando estudiar por parte de los cuerpos de seguridad para poder tener acceso.

-Pero claro, para llegar a eso hace falta dinero.

-Evidentemente. Y crear grupos especiales que es lo que también nos hace falta.

-Para llegar a ese nivel protestan jueces y fiscales.

-Pues sí. Eso es lo que pedimos, más medios no sólo en el tema tecnológico. Facilitaría mucho el trabajo contar con una digitalización que nos permita no tener que trabajar entre montañas de papeles, pero hacerlo para que nos ahorre tiempo y esfuerzo, no que encima suponga un plus a lo que ya tenemos. Es importante la barrera de freno de primera línea que es para parar los alijos en la playa, pero eso no desmantela las organizaciones, que tienen tal capacidad económica que si detienen a un grupo que está descargando en la playa se van a buscar automáticamente a otro. Entonces lo importante es saber quiénes son los jefes, los que mandan, los que organizan eso. Entonces cuando hacemos una investigación y podemos llegar hasta ahí se queda atascada en los juzgados. Por ejemplo yo tengo dentro de dos semanas un juicio en el que hay implicadas 16 personas, entre ellas varias que eran las que financiaban, y que el alijo fue en el 2014, y todavía no hemos celebrado el juicio.

-¿Y cómo se puede luchar contra la cultura de vivir de la droga?

-Pues precisamente con eso, con cultura. Nosotros penalmente tenemos muchas limitaciones, de hecho somos la última barrera, porque cuando el derecho penal interviene lo hace porque ha fallado todo lo anterior: la educación, que la gente sepa que este negocio no es legal. Luego está también la percepción que hay de que el hachís no es grave.

-Eso quería preguntarle. ¿Se banaliza un poco el tráfico de hachís?

-Pues sí, les hacen ver que esto es como el tabaco, como el alcohol, es casi una manera de autojustificarse. Está muy de moda ahora, lo vemos en la serie 'Fariña' por ejemplo ¿no?, que dicen "nosotros no matamos a nadie, el que quiera metérselo se lo mete". ¿Eso cómo se solucionaría? Pues cuando la gente no consumiese droga. Si no hubiese demanda pues no habría oferta, pero eso es muy difícil. Así que lo que hay que hacer es eso, más cultura, más educación, más empleo, porque muchos se justifican diciendo que no hay trabajo, que no pueden trabajar en otra cosa, pero la mayoría no hace de esto una medida de subsistencia sino de enriquecimiento. Cuando un joven se mete en esto y se compra un cochazo o una moto enorme ahí ves realmente que no están subsistiendo. Puede que haya alguno que con esto lleve dinero a su familia, pero no es lo general.

-Incluso se han levantado voces pidiendo la legalización del hachís y la marihuana. ¿Como fiscal antidroga le parece un disparate?

-Bueno, en principio yo como fiscal antidroga lo que tengo es que aplicar la ley. Ahora mismo la ley dice que eso es delito y ya está. De todas formas esa legalización tendría que ser un acuerdo mundial, luego habría que ver qué tipo de regularización hay.

-Y encima el hachís y la marihuana cada vez son más potentes.

-Claro, porque ahora mismo, debido a los cultivos transgénicos, pues está teniendo una concentración mucho más elevada de la que tenía hace unos años. Porque recuerdo que cuando yo empecé el porcentaje del hachís, el tetrahidrocannabinol, si tenía un 12% ya era muy elevado, y ahora estamos en un veintitantos por ciento.

-Y con la marihuana pasará lo mismo.

-Claro. Ahora estamos viviendo un boom de la marihuana, porque parece ser que el cultivo económicamente es más rentable que el del hachís, por eso hay muchísimos cultivos de fincas con una docena de plantas, pero ya también hay cultivos indoor que parece que hacen varios cultivos al año. Entonces la marihuana se supone que es menos perjudicial que el hachís porque tiene menos concentración de THC. Pero ahora resulta que ese porcentaje se está elevando hasta el 12, el 14%, cuando antes era menos de un 4%. Incluso los laboratorios de Sanidad nos han advertido que estos cultivos están cambiando totalmente el concepto de lo que era la marihuana y lo que era el hachís.

-A lo largo de estos 18 años, ¿ha notado una variación en cuanto a la violencia de los narcos? ¿Se resignaban antes con más facilidad a ser detenidos, lo aceptaban como parte del juego?

-Bueno, eso de que antes se resignaban depende, porque a veces no se resignaban tanto. La mayoría, cuando se les coge un alijo en una playa, no tienen escapatoria, por así decirlo, ahora, ya cuando van en vehículos sí, porque hace años ya se han producido embestidas a coches policiales. De hecho recuerdo uno muy grave en El Puerto, en el que incluso estuvo involucrado un turismo en el que viajaba una familia. En el juicio que yo tengo la semana que viene, desde una embarcación le lanzaron a la Guardia Civil una bengala que acabó explotando. Entonces, en esos momentos muchas veces hay violencia, lo que pasa es que en esa zona de La Línea de la que hablamos ahora está como más organizada, porque ya no es sólo el narco que intenta huir sino que acude gente que acorrala a la Policía y que es violenta. También recuerdo el apedreamiento a un helicóptero en Sanlúcar... en fin, que no es algo nuevo. Ellos actúan así cuando saben que hay grupos de apoyo fuertes que no ven mal que se haga eso y que en cierta medida se lucran, porque a lo mejor no participan en ese alijo pero sí en otro, y se crean grupos de fuerza. Lo que hay que dictaminar es si esa resistencia surge en un momento determinado o está orquestado.

-Otra cuestión preocupante, y que ofrece estadísticas al alza, son los ajustes de cuentas, los vuelcos entre bandas.

-Sí, eso está ahora a la orden del día, y muchas veces en las guarderías de la droga tienen a gente con armas porque se están produciendo muchos robos violentos, entre ellos mismos. Además también hemos detectado y se han intervenido personas con uniforme, placas policiales, luces de posición. En los últimos meses se han producido varios casos en Sanlúcar, con secuestros incluso, que están ahí, y en Algeciras también ha habido. Recuerdo que en Barbate y en Chiclana hubo varios casos similares hace un tiempo, lo que pasa es que después esto es difícil de demostrar porque la mayoría de los que denuncian lo hacen en el momento del susto pero luego, por las amenazas o por una posible implicación por el tráfico de drogas, se vienen abajo en su declaración.

-¿Cree que el cine, la televisión, la literatura, tienen un efecto llamada y que hay jóvenes que llegan a admirar a los narcos?

-Pues no sé, porque realmente todos los protagonistas de esas series tienen un final muy malo, todos acaban mal, así que yo no diría quiero ser como ese, porque hay una época dorada pero al final todos acaban cayendo en manos de la justicia. Y máxime la gente que hace ostentación de su condición de traficante, porque hay otros que son más discretos.

-¿Y el blanqueo del dinero?

-Pues en la provincia no hay organizaciones que blanqueen para narcos, aquí cada banda blanquea su dinero como puede, o lo guarda claro. Esos asuntos también es importante que vayan rápidos, y tampoco tenemos muchos analistas financieros en las fuerzas y cuerpos de seguridad. Hay muy pocos medios también.

-¿Un narcotraficante puede llegar a rehabilitarse?

-Sí, sí que puede, hay gente que sale de ese mundo. A lo mejor no son los que organizan, sino que han hecho una descarga, o han participado en un alijo, y después pues se dan cuenta de que eso no es lo suyo. Hay gente que rehace su vida. Los que están metidos a un nivel más alto, los que ganan más dinero, es más complicado que lo hagan, pero sí que hay salida.

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