Cocaína en Cádiz: Una nueva amenaza

Sucesos

La interceptación de una narcolancha cargada con 772 kilos de coca en Barbate viene a confirmar el cambio de tendencia de los clanes a la hora de introducir esta droga por Cádiz

La Guardia Civil frustra un alijo de 772 kilos de cocaína en Barbate

Imagen con parte de los 22 fardos de cocaína que la Guardia Civil incautó el pasado 1 de mayo en una playa barbateña.
Imagen con parte de los 22 fardos de cocaína que la Guardia Civil incautó el pasado 1 de mayo en una playa barbateña. / OPC
Pedro M. Espinosa

09 de mayo 2023 - 06:00

A principio de la década de los 90, cuando Pablo Escobar y el Cártel de Medellín buscaban alianzas para introducir ingentes cantidades de cocaína, producida en las selvas colombianas, en Europa a través de España se les planteó un dilema: usar las estructuras de los cárteles gallegos del contrabando de tabaco ilegal –los conocidos como Señores del Humo– o volver su mirada hacia el sur y asociarse con los marroquíes. Eligieron la opción A, entre otras cosas porque entendieron, o mejor dicho les hicieron entender muy oportunamente, que un español en Marruecos no llama tanto la atención como un colombiano, y que la presencia de agentes de la DEA en el país vecino podía dar al traste con su deseada expansión del negocio.

Tradicionalmente la cocaína llega a Europa camuflada en contenedores a puertos como el de Amberes (el que más recibe), Rotterdam, Valencia o Algeciras. Sólo en 2021 se incautaron más de 240 toneladas únicamente en la Unión Europea, con España –49 toneladas– en tercer lugar de una clasificación liderada por Bélgica –92 toneladas– y Países Bajos –73– y donde los contenedores marítimos se han convertido en la principal vía de entrada de esta sustancia. Los puertos de Valencia y Algeciras se sitúan entre los cinco primeros donde más alijos se interceptan.

Sin embargo, fuentes de la lucha antidroga llevan tiempo advirtiendo que la mayor presión en el Campo de Gibraltar y las nuevas técnicas para examinar los contenedores estaba propiciando un cambio de tendencia. Hablaban de gomas cargadas de cocaína que utilizaban las tradicionales rutas del hachís. Y en este mes de mayo se ha tenido la constatación con el alijo frustrado de una narcolancha cargada con 772 kilos de cocaína y que fue interceptada por la Guardia Civil cuando alijaba entre los acantilados del Parque Natural de La Breña, en Barbate.

Fuentes policiales han confirmado a este medio que es habitual que grandes barcos trasladen hachís a Sudamérica y regresen cargados de cocaína. Es la conocida como Ruta Africana. Muchos de estos barcos desembarcaban en las costas de Guinea Ecuatorial, sobre todo tras el golpe de Estado de Teodoro Obiang.

Cuentan expertos de la lucha contra el narco que, tras la disolución de la URSS, famosos traficantes de cocaína firmaron alianzas con mafias argelinas, albanesas e italianas (preferentemente la Ndrangheta calabresa) para poder atravesar el desierto del Sahel cargados de cocaína con total impunidad a cambio de armas. Desde allí alcanzaban las playas de Túnez o Libia y cruzaban la droga hasta las costas de la antigua yugoslavia, Sicilia o Albania.

El problema de que los clanes del tráfico de cocaína en Europa empiecen a elegir las costas gaditanas es que se trata de organizaciones muy poderosas, enormemente ricas y que pueden comprar voluntades en Marruecos a cambio de hacer la vista gorda en los envíos desde sus playas. Eso sí advierten estas mismas fuentes, no cuesta lo mismo pasar la mano por un kilo de hachís que por otro de coca.

Comentan fuentes consultadas que el Campo de Gibraltar ha sido siempre el lugar elegido para intentar estos esporádicos alijos de cocaína, pero la mayor presión policial que ha traído el Plan Especial de Seguridad ha provocado que estas mafias se trasladen hasta el norte, hasta las playas de La Janda, de la Costa Noroeste e incluso de Huelva, donde también se ha producido la interceptación de algún alijo de esta droga.

En muchos casos, la droga no sale de tierra sino de barcos nodrizas que han cruzado el Atlántico y que esperan a varias millas de la costa las mejores condiciones para trasvasar parte de su cargamento a lanchas como la detectada por el SIVE en Barbate.

Más cocaína y más barata

La superproducción de cocaína, y su consiguiente abaratamiento, están aumentando con creces la entrada de esta droga en Europa con nuevas vías y formas de introducción.

Una situación descontrolada y de la que ha alertado la federación de asociaciones antidroga de la provincia de Cádiz, Nexos, que en palabras de su presidente, Francisco Mena, a EFE aseguran estar “muy preocupados tras la interceptación de un alijo de 772 kilos de cocaína procedentes de una embarcación cerca de los acantilados del parque natural de la Breña en Barbate”.

Y es que, este nuevo modus operandi está haciendo que los clanes, que en un principio se pasaron del contrabando de tabaco al hachís, ahora obtengan más rentabilidad y beneficios traficando con cocaína e intercambiando ambas drogas entre ellos.

“Si hasta el momento la cocaína que llegaba al Mediterráneo lo hacía mediante contenedores hacia el puerto de Algeciras, estamos viendo este nuevo modus operandi, que ya ha tenido actuaciones puntuales en el Campo de Gibraltar, cuando se supo que un mercante venido de América había trasvasado la droga a una lancha”, añadió.

El pasado 19 de abril, la Guardia Civil de Algeciras desarticuló un importante clan que se dedicaba a realizar estos trueques, cada kilo de hachís procedente de Marruecos por un kilo de cocaína en Sudamérica, aprovechándose mutuamente del bajo precio de cada producto en origen.

Nexos ha pedido al Ministerio del Interior que incremente la cooperación internacional con los países de origen de esta droga y que aumenten los medios en la costa de Cádiz “para evitar una situación compleja y comprometida, que puede ser irreversible”.

Armas y mayor agresividad de los clanes narcos

En la goma incautada por la Guardia Civil viajaban varios traficantes, centenares de kilos de cocaína y dos pistolas perfectamente municionadas y listas para disparar. Hablamos de un negocio muy serio. Muchos millones de euros en juego en cada partida del gato y el ratón a la que se lanzan clanes cada vez más violentos y que no dudan en hacer fuego ante cualquiera que intente hacerles frente, entre otras cosas porque no saben si puede tratarse de un vuelco a cargo de otra organización delictiva. Así pues, estas bandas ni siquiera dudan en contratar sicarios para ajustar cuentas. En ese caso el problema ya no es sólo de quien aprieta el gatillo sino de quien compra la bala. El Campo de Gibraltar y toda la provincia de Cádiz está viendo como cada vez se asientan más bandas que quieren su parte del pastel. Por eso, tanto los sindicatos policiales como las organizaciones antidroga reclaman más medios al Gobierno.

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