Retín, base militar

Tribuna de opinión

"Sí a la defensa nacional pero compensando a Barbate"

Antonio Morillo Crespo

23 de septiembre 2015 - 08:49

Próximas nuevas maniobras militares en el campo de tiro del Retín, viene a cuento hablar de aquellos montes, aquella pequeña sierra que, arrancada de los llanos de la Janda, se asoma al mar en una naturaleza y sitio verdaderamente admirable, digno de mejor destino. Que pasa el tiempo y no tienen ni eco ni solución las quejas del municipio.

Eso es hoy campo de tiro, lugar de entrenamiento y desembarco, base militar, porque durante siglos fue dehesa de Propios de Vejer. En el libro de los Repartimientos de 1293, tras la reconquista de estas tierras de los moros, aparece ya Retín como lugar. Una columna dorsal que desde la carretera N-340, entre acebuchales y alcornocales, discurre hasta caer en una larga y solitaria playa, ocupando una zona estratégica y de una belleza singular.

Ya se sabe que Barbate y Vejer estuvieron juntos desde los romanos hasta que Barbate se separó en 1939. Estando dentro de su cupo territorial, Retín es hoy sólo de su término, lindero con el de Tarifa, del que le separa por cierto a la vera de la carretera que va a Zahara de los Atunes, un enjambre de parques eólicos. Las Hazas de Suerte y otras tierras de cultivo tenían como descansaderos y abrigo unas dehesas que cobijaban y alimentaban a los bueyes de labor. Además, en ellas todos los vecinos tenían derecho a la hierba, pastos, fruto de la bellota, leña y la madera que podían coger para sus aperos camperos, arados, carretas, muletas, etc., ya que estas dehesas tenían buenos arbolados. Las más significativas fueron Retín y Boyal, que el duque de Medina Sidonia, en su secular política, se las apropió a partir de 1307. Desde 1539, en que nuestro héroe Juan Relinque inició las reivindicaciones contra la casa ducal y, tras cuatro transacciones entre los vecinos y el duque, se llegó a la cuarta en 1876 en que terminó el condominio. Por ella los vecinos quedaban libres de pagar impuestos por las Hazas de Suerte y el duque quedaba en solitario dueño de Retín y Boyar.

A partir de entonces Retín lo arrendaba el duque y, tras las desamortizaciones del siglo XIX, terminó por venderlo en varias porciones: Montecotillo, el Conejo, las Cespederas, Canteruelas, el Hoyo, el Águila, la Parrilla, Malaspasas, las Cañadas, las Mesas, Majada verde... siendo siempre todo el monte muy especialmente utilizado para ganado de cerdo y vacuno. Cuando en 1717 la Casa de la Contratación con las Américas pasó a Cádiz, con Felipe V, el negocio de las piaras de cerdos fue muy importante para los criadores de ganado.

Durante muchos años los agricultores cultivaban las tierras bajas, entre ellas las famosas y citadas Hazas de Suerte, verdadero blasón y orgullo de nuestra historia, que se reparten por sorteo público cada cuatro años entre todos los vecinos empadronados y que se convirtió desde aquella expropiación en dinero caduco y devaluable.

Hasta que en 1981 el Estado expropió todo el monte y sus tierras aledañas, nada menos que 5.355 hectáreas, entre las cuales estaban varias Hazas de Suerte, las de la Marmosilla y otras, que además estaban declaradas por varias sentencias inalienables por ser del común de vecinos, en este caso ya de los barbateños, que no de su ayuntamiento. En total fueron expropiadas 70 Hazas de Suerte con un extensión de 838 hectáreas. Es de significar que la expropiación coincidió en el tiempo con el famoso golpe del individuo Tejero, que no se sabe si por aquella coincidencia el asunto tuvo pocas quejas o reclamaciones. Y las poco que hubo fueron catalogadas como "cantos derrotistas de aves agoreras". Por el contrario se enumeraron las ventajas que recibiría el pueblo en instalaciones, carreteras y diversas estructuras.

En cualquier caso, Barbate, ya en apuros por la pérdida del caladero marroquí y por las dificultades pesqueras, vio en parte halagüeño el asunto, pensando que la Marina y el Ejército se convertirían en un sector económico importante para la población. Pero nada de nada. Han pasado ya muchos años y a Barbate no llega absolutamente nada. Sólo recibe el quebranto propio de unas maniobras militares, restricciones para la cabaña ganadera que arrienda los pastos, a veces también para la pesca, algún incendio y pare usted de contar. Bueno, a veces atraviesa sus calles un jeep con cuatro soldados y un sargento.

Con todo ello el clamor popular crece, porque además de las pérdidas de aquellas halagüeñas esperanzas, se suma el perder un tanto muy importante de su magnífico término municipal, que merma las posibilidades de desarrollo turístico de los barbateños. De Zahara a Barbate transcurre la hermosísima carretera serpenteando una extraordinaria playa, que en más de su mitad está acotada por el campo militar.

A esta plegaria de lamentaciones se une que el Parque la Breña- Marismas del Barbate, situado a poniente de la población, coarta lógicamente el desarrollo turístico por la otra banda. Y digo lógicamente porque la Breña es uno de los mejores parques de España y un aliciente de primer orden para toda la zona.

Pero lo cortés no quita lo valiente. Lo mismo que es necesario para la defensa nacional la existencia de campos de adiestramiento y para la ecología y el medio ambiente los parques naturales, también los 22.900 habitantes de Barbate tienen sus derechos y no constituirse en, quizás, la población de España que más contribuya con sus tierras a intereses generales sin recibir a cambio ni un duro.

A nadie con dos dedos de luces se le puede ocurrir que el Ejército y la defensa nacional son una antigualla y cosa de película americana. Con la que está cayendo y a 13 kilómetros del Magreb, que Dios nos coja confesados si el fundamentalismo avanza con su crueldad y sus fanatismos.

Bueno, ¿y qué? Pues que esto debe ser a escote, como se suele decir en comandita. Que Barbate no puede ni debe pagarlo solo en sus carnes. Que el Estado debe compensar en justicia tanto descalabro y perjuicio. Que una población que fue pujante y pionera en su pesca e industria derivada, no puede quedar alicortada en su desarrollo por la aportación que suministra al interés general.

Se pone de actualidad el asunto con las próximas maniobras militares, ante las cuales la población se haya sensibilizada. Que sí, que es necesario para la defensa nacional, de acuerdo. Que se estructure debidamente, sobre todo en la costa, y que se pague a quien lo soporta. Es de cajón, de solidaridad y de justicia.

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