La Isla que se empeña en mirar al mar
San Fernando
Los proyectos náuticos planteados hace una década, desde la remodelación de Gallineras al náutico de La Casería, la playa o el Parque de la Historia y el Mar, han vuelto a cobrar actualidad
San Fernando/Mirar al mar. ¿Recuerdan aquella consigna? Fue una de las claves del discurso político en los años de la redacción del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que está en vigor –en su totalidad– desde 2013 (aunque se empezó en 1999).
La idea era de lo más básica: se trataba de aprovechar los kilómetros de litoral que rodean al término municipal para impulsar equipamientos y proyectos náuticos de diversa índole y así abrir un nuevo campo de actividad económica, dar pie a los deportes acuáticos, ganar en atractivos turísticos, hostelería...
La premisa, aunque convertida ya en un tópico bastante manido, sigue teniendo su vigencia, claro está. Eso sí, algunos de aquellos proyectos planteados al hilo de esta consigna jamás se llevaron a cabo –es el caso de la escuela de piragüismo que se llegó a proyectar en el entorno del Zaporito– y otros engrosan la lista de los eternos asuntos pendientes que arrastra San Fernando: la desafectación de terrenos militares sin uso activo en el entorno de Camposoto o el desarrollo de los polvorines de Punta Cantera. Objetivos a largo plazo, se les llama.
Curiosamente, en las últimas semanas, prácticamente todas las iniciativas impulsadas hace más de una década al hilo de este discurso han vuelto a ser noticia, lo que pone de manifiesto que este debate de hacer que La Isla mire al mar no se ha zanjado, ni mucho menos. Antes bien, sigue estando muy presente, como lo demuestra el afán del Ayuntamiento de San Fernando por dar un vuelco a la playa de Camposoto con la remodelación de los accesos y la construcción de un paseo peatonal. Eso sí, el proyecto –iniciado en 2018– ha sufrido un serio revés que ha puesto entredicho la actuación a causa de un fallo técnico que sumará 1,2 millones de euros y 12 meses más de plazo para la actuación.
Casi a la vez se ha conocido el último episodio del catastrófico proyecto del Parque de la Historia y el Mar, probablemente el más emblemático y costoso de todos los que se impulsaron en esos años anteriores a la crisis económica.
Aunque desde hace años nadie se plantea ya la idea de los acuarios ni del museo vinculado al mar –cuya explotación parece ser inviable en la actualidad– el sonado proyecto bautizado en 2016 con el nombre de El Barco tampoco ha salido a flote. Ha sido, de hecho, la propia alcaldesa, Patricia Cavada, la que ha renunciado al convenio suscrito hace un año con la Junta de Andalucía para dar vía libre –dice– a la puesta en marcha de un centro de formación de Navantia en estas instalaciones.
Pero no todo han sido polémicas y malas noticias con respecto a los proyectos náuticos. Hace una semana se conoció también que la Dirección General de Costas había dado luz verde al dragado de la zona en la que se asienta el club náutico Casería de Ossio, lo que supone el primer paso en firme para solventar el grave problema que arrastra este equipamiento por la sedimentación de lodos y la acumulación de fango.
Este otro club náutico es, de hecho, otro de esos proyectos que se promovieron con ese espíritu de hacer que La Isla mirara al mar y aprovechando el desarrollo urbanístico que experimentó la zona de La Casería. Fueron los años de la construcción de las polémicas torres, aunque hasta 2012 no se llegó a terminar en su totalidad el náutico de La Casería.
Los trabajos que ahora, en unos meses, llevará a cabo el Ayuntamiento servirán también para aclarar la situación del club y formalizar de una vez la cesión de las instalaciones, algo que todavía sorprendentemente no se ha llegado a hacer a causa de las carencias que arrastraba.
El náutico de Puente de Hierro, cuya construcción curiosamente impulsó el Parque de la Historia y el Mar, ha sido también noticia en estos días ante las actividades que organiza en un verano en el que está a punto de cumplir diez años de su inauguración.
Y a ellos se suma también Gallineras, con su gran proyecto de remodelación en marcha. La primera fase de los trabajos ha concluido también a principios de agosto, en las que el puerto deportivo ha vuelto a abrir al tráfico rodado tras varios meses de obras y ha mostrado ya su nueva y moderna imagen. Las obras, eso sí, no han terminado.
Y sigue todavía pendiente uno de los grandes proyectos de los que se hablaba ya en la década pasada: la construcción de la nueva sede del náutico, un equipamiento que unido a la remodelación de viales y de todo el entorno reconfigurará por completo este espacio. El Ayuntamiento tiene pendiente su licitación.
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