Una amenaza llamada mejillón cebra

Medio Ambiente

La aparición de larvas y de ejemplares adultos en el Guadalcacín II pone en peligro a los regadíos de la provincia

Dos pequeños mejillones cebra encontrados en el Guadalcacín II.
Dos pequeños mejillones cebra encontrados en el Guadalcacín II.
Pedro M. Espinosa

30 de septiembre 2019 - 07:00

Cádiz/Andan las comunidades de regantes de la provincia con la mosca detrás de la oreja por la aparición en aguas de los embalses gaditanos del mejillón cebra, una especie exótica invasora capaz de atorar las conducciones de agua en menos que canta un gallo debido a su alarmante y veloz proliferación.

El mejillón cebra es un molusco bivalvo que puede alcanzar los cinco centímetros de longitud, con forma triangular y la coloración de su concha está formada por bandas, de ahí su nombre común. Lo más alarmante para los intereses de los agricultores, es su rápido crecimiento, ya que, según han comentado fuentes de la Delegación de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, en condiciones óptimas puede ser fértil con menos de 5 milímetros de longitud, de modo que el ciclo vital se podría llegar a completar en poco más de un mes. Las hembras se reproducen en el segundo año de vida, la fecundación es externa, cada puesta es de unos 40.000 huevos. Un mejillón cebra puede producir un millón de descendientes en un año.

El pasado mes de julio se detectaron larvas de mejillón cebra en el pantano Guadalcacín II, así como individuos ya adultos. “La proliferación ha sido tan veloz que había que tomar medidas en toda la cuenca del Guadalete”, dicen desde la Junta.

El Guadalete y el Majaceite se encuentran en la conocida como Junta de los Ríos, que está más abajo del lugar donde se ha encontrado esta especie. Los expertos no creen que el mejillón cebra vaya a remontar el río, pero sí que el trasiego de aparejos y embarcaciones puede hacer que se expanda por otros embalses. De ahí las restricciones.

Por esto, la Junta ha decidido suspender temporalmente la navegación tanto en el embalse del Guadalcacín II como en los de Arcos, Bornos y Los Hurones “debido a su cercanía y alta probabilidad de propagación del mejillón cebra desde el primero de estos embalses hasta el resto”. Con la excepción de la celebración de pruebas deportivas y festejos puntuales.

“También se ha suspendido el uso de elementos como flotadores, tablas, trajes de neopreno y cualquier utensilio que pueda favorecer la propagación de esta especie invasora. Además de confinar las embarcaciones y elementos flotantes objeto d concesión administrativa en el ámbito de los embalses citados anteriormente”, explican desde la Junta.

Para ello, desde la Delegación Provincial se ha comentado que se ha exigido a vehículos y embarcaciones tener una credencial, una pegatina donde aparezca su matrícula y el pantano en que se ubica, para evitar de esta manera que pueda trasladarse llevando adosadas las larvas de mejillón cebra.

Agentes del Seprona y de Medio Ambiente no pueden estar controlando tanto terreno, por lo que la Junta confía en el buen uso de estas recomendaciones.

“Vamos a hacer jornadas de difusión para explicar la situación bien, se va a preparar la señalítica adecuada y agilizar los trámites para la obtención de las credenciales que permitan navegar en estos embalses”, dicen en la Junta.

El mejillón cebra es “demoledor” para las estructuras de riego, “lo atora todo, por eso estas medidas que se están tomando no son gratuitas”, afirman.

El impacto que la irrupción de esta especie exótica invasiva puede provocar en nuestro entorno es alto y variado. En cuanto al impacto en el hábitat se pueden citar el incremento de la transparencia de las aguas debido a la eliminación del seston, que es un conjunto de partículas orgánicas e inorgánicas en suspensión, y, como resultado, condiciones del fondo más favorables para macrófitos. También afecta a la acumulación, biosedimentación y deposición de materia orgánica procedente de las heces y material de desecho; acumulación y deposición de contaminantes y oligoelementos; disminución del oxígeno disuelto por respiración de los mejillones y eliminación de fitoplancton; incremento de los nutrientes disueltos, oriundos de la excreción y aumento del número de algunas aves acuáticas capaces de alimentarse del mejillón cebra.

Por lo que respecta al impacto económico las consecuencias podrían ser gravísimas: oclusión de tuberías de agua en abastecimientos para poblaciones, riego, ganadería, industrias y centrales de producción energética; recubrimiento de cascos de embarcaciones y de infraestructuras relacionadas con la navegación; y daño en motores, al introducirse en los circuitos de refrigeración.

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