Un bombero de Cádiz en la 'zona cero' de la DANA en Valencia: "Hemos vivido una situación apocalíptica"
El primer retén del Consorcio gaditano llegó el viernes 1 a la zona más afectada, realizando desde entonces cientos de actuaciones
El trabajo de los bomberos de Cádiz en Valencia
El escenario que cuenta Juan Carlos Roja, jefe del parque de bomberos de Cádiz, que llegó junto a una veintena de compañeros a Valencia dos días después de la riada por la DANA, es difícil de imaginar por mucho que se cuente. "Era una situación apocalíptica. Los servicios esenciales habían caído, sin luz, agua ni gas, sin móviles, mucho lodo o coches amontonados que necesitábamos quitar para poder seguir avanzando", cuenta sobre lo que se encontraron al pisar los pueblos de la que se ha llamado ya 'zona cero'.
"La gente no podía bajar de sus casas porque había coches empotrados en los portales de las viviendas y desde el primer piso ponían escaleras en la ventana para bajar", pone de ejemplo. "Por la noche era la oscuridad absoluta. En la avenida donde tuvimos que actuar había varias carnicerías y había animales en putrefacción que tuvimos que retirar por la situación higiénico sanitaria" y había "decenas y decenas de garajes inundados", apunta, donde han ido actuando achicando agua hasta que se ha ido accediendo y verificando cada uno de los vehículos donde, "afortunadamente hasta día de hoy nos hemos encontrado fallecidos".
"Había muchos vecinos que nos decían que miráramos porque podía haber alguien, algún familiar o vecino que no veían desde esa noche", cuenta. "Una mujer muy delgada, que me encogía el alma, me preguntaba por su hija de 12 años y no le podía contestar. Tengo esperanza que la haya encontrado porque en esos primeros momentos no había cómo comunicarse, y que lo hayan encontrado otras personas pasando por lo mismo". Y duro fue también cuando volvieron a activar la alerta roja en la zona tres días después "y corrieron bulos de que bajaba otro torrente de agua", volviendo el miedo. "Hemos conocido muchas inundaciones y otras tragedias pero no de esta magnitud", decía seguro tras su experiencia.
Alfafar, Sedaví, Betúster, Paiporta,... Las actuaciones de los bomberos gaditanos superan ya las mil y fueron de los primeros en llegar a algunas zonas, según les comentaban los vecinos. "No había recursos suficientes para cubrirlo todo de manera simultánea y poco a poco con la coordinación del Puesto de Mando Avanzado, íbamos viendo como ir mejorando una situación caótica". Así, destaca la actuación en un paso subterráneo, en la Avenida Real de Madrid -una vía de conexión principal entre esos pueblos- que había que despejar, y sobre todo "priorizar el rescate de víctimas sobre otras cosas" achicando aguas en sótanos y garajes. Además han retirado numerosos vehículos y han ayudado a personas mayores. "Recuerdo la hija de una mujer que pedía que la ayudáramos con su madre, en silla de ruedas, que estaba en una pequeña habitación donde se pudieron resguardar. Cogimos un carro y fuimos a un colegio, que se había convertido en centro de reparto, y le cogimos de todo: queso, agua, resfresco, galletas, jamón york para esta señora".
Una lección de vida de la que hay que aprender
Como se conoce y describe, "mucha gente ha caído en esa trampa que ha sido coger los vehículos y aún queda mucho que descubrir", porque en esa situación "como pasaría aquí en Cádiz con un tsunami, la gente no sabe qué hacer ni qué cosas podían agravarlo más".
Por eso espera que dentro de esta "lección de vida" se aprenda. "Primero en la prevención, que hay que limpiar los cauces de los ríos, que hay que tener información en zonas inundables y luego que hay que ofrecer formación y autoprotección para los ciudadanos. Que sepan que al igual que en un incendio sabemos que no hay que dejar la puerta abierta, que en inundación no hay que sacar el vehículo si no irse a una zona alta. La formación ayuda a tomar decisiones en esos momentos de caos y pánico". "Creo que aquí en caso de maremoto, que es probable, la mayoría de la población no sabría qué hacer".
Ahora, Juan Carlos y sus compañeros han sido relevados por otros retenes que están saliendo de todos los parques del Consorcio de Bomberos de la provincia de Cádiz de forma coordinada, y que no dudaron en ofrecerse en cuanto recibieron el sí desde Valencia y desde la gerencia. "Pero también quiero decir que yo soy bombero, y al fin y al cabo estoy haciendo mi trabajo, pero allí había miles de voluntarios y mucha gente joven que se han ido ayudar". Y, añade, "no tan joven". "Vi a una mujer de 81 años con su escoba poniendo su granito de arena", unos actos que sobrepasan a otros que han aprovechado la oscuridad de la noche para los pillajes, "como una máquina registradora de un bar que lo había perdido todo".
Porque igual que la "histeria es colectiva", también se contagia la solidariad, termina, como ha ocurrido con toda la gente que querido aportar para intentar sacar a Valencia de "una situación dantesca, a la que aún le quedan meses para empezar a ver la normalidad".
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