El negocio del tabaco ilegal en Cádiz: Cazadores de malos humos
Agentes de la Oficina de Análisis e Investigación Fiscal de la Guardia Civil son la punta de lanza en la dura batalla contra la lacra del contrabando de tabaco
Detienen a diez personas en Arcos con 190.00 cajetillas de tabaco falsificado en una fábrica ilegal
El contrabando de tabaco en España, a expensas del acuerdo con Gibraltar
Cádiz/La Línea de la Concepción tiene 63.000 habitantes. En municipios de este tamaño suele haber alrededor de 20 o 30 estancos. En La Línea hay solo tres. El dato ofrece un retrato demoledor pero real de hasta qué punto el contrabando de tabaco está interiorizado en la sociedad campogibraltareña. Pero no hablamos de un problema localizado únicamente en esta comarca, sino que se ha extendido por todo el país y supone un importante quebradero de cabeza para el Estado.
La inmensa mayoría del tabaco ilegal que llega a España proviene de países del Este de Europa. Polonia y Hungría no sólo se han consolidado como grandes exportadores de picadura de tabaco sino como líderes en una ingeniería industrial que construye máquinas cada vez más potentes, capaces de producir decenas de miles de cigarrillos diarios con poco esfuerzo. Es un negocio redondo que mueve muchos millones de euros al año y en el que todos pierden: el Estado, las tabaqueras, los estanqueros y los propios ciudadanos, que ven como las arcas de Hacienda dejan de ingresar un dinero que debería redundar en la mejora de los servicios públicos. Además, el contrabando de tabaco cuenta con una ventaja para el infractor que no puede obviarse: las penas que llevan aparejados los delitos por contrabando son mucho menores que las que conciernen a los delitos contra la salud pública como el narcotráfico. De hecho, cuando la cantidad de tabaco ilegal incautada no supera los 15.000 euros no es considerado delito en el código penal y se considera una infracción administrativa.
El problema actual es que las organizaciones que se dedican al negocio han encontrado unos aliados inesperados. La Agencia Tributaria ha incautado hasta el pasado agosto más de 3,5 toneladas de tabaco ilegal distribuido mediante pequeña paquetería. El dato es especialmente relevante porque representa un aumento del 72% respecto al mismo periodo de 2023.
La Odaifi (Oficina de Análisis e Investigación Fiscal) de la Guardia Civil de Cádiz es la punta de lanza de una batalla complicada en la que cuenta mucho el instinto. Un sargento, un cabo y seis guardias se encargan de seguir el complicado rastro que van dejando las toneladas de picadura de tabaco que llegan hasta nuestro país y que, en ocasiones, son distribuidas en pequeños envíos a través de franquicias de empresas perfectamente legales y reconocibles que se limitan a llevar un envío a su destinatario.
En una de las últimas operaciones realizadas, la Odaifi ha logrado destapar una organización que habría enviado en los dos últimos años 10 toneladas de picadura de tabaco ilegal mediante 4.000 envíos por mensajería. Teniendo en cuenta que el kilo tiene un precio de mercado de 170 euros hablamos de una cantidad cercana a los dos millones.
En estos casos, son las propias empresas las que colaboran con la investigación, conocedoras de que lo contrario les puede acarrear serios problemas. “Nos comentan que no sabían que esos paquetes llevaban tabaco de picadura ilegal. No podemos ir contra ellos, pero evidentemente si entorpecen nuestra labor podemos acusarlos de ser cómplices de un delito o de encubrimiento”, comenta Joaquín Panes, sargento de la Odaifi de Cádiz y gran conocedor de un fenómeno que muchas noches le quita el sueño.
“Una de las cosas que los consumidores de este tipo de tabaco deben tener en cuenta no sólo es que están siendo cómplices de un delito que perjudica a todos, sino que está poniendo en riesgo su salud, porque ese tabaco no tiene una trazabilidad conocida ni ha pasado los diferentes controles sanitarios exigidos”, advierte.
En este punto hay que diferenciar entre tabaco falso y tabaco ilegal. Ambos incumplen la ley, pero no son iguales. En el caso del falso se trata de una imitación de una marca oficial. El tabaco falsificado se fabrica copiando el envase, logo y presentación de marcas populares como Marlboro, Camel, Winston o Chesterfield, que son los más copiados en España, pero el contenido es de baja calidad y, a menudo, puede ser peligroso. Suele estar hecho con ingredientes de mala calidad y, en algunos casos, incluso contener sustancias tóxicas adicionales como plásticos o pesticidas. No pasa por controles de calidad ni sanitarios. En este caso la justicia le puede añadir un delito de falsificación y contra la propiedad intelectual, además de ser ilegal, puede ser mucho más perjudicial para la salud.
Por su parte, el tabaco ilegal no necesariamente es falso, sino que se comercializa sin cumplir las normativas fiscales y aduaneras. Puede ser tabaco genuino de marcas originales, pero entra al país de manera irregular o se vende sin pagar los impuestos correspondientes. El ilegal puede incluir tabaco de contrabando (traído sin pagar impuestos), tabaco de marcas no registradas o no autorizadas en el país; e incluso productos fabricados para otro mercado (exportaciones desviadas). Aunque no esté falsificado, sigue siendo un producto ilegal, ya que no cumple con las leyes fiscales y sanitarias. Ambos son ilegales, pero el tabaco falsificado implica además un riesgo adicional para la salud por la baja calidad y los componentes desconocidos de que se compone.
Recientemente, durante la celebración en Cádiz del IX Congreso Frente al Contrabando de ALTADIS-Imperial Brands, el alcalde de La Línea, Juan Franco, destacó que “el contrabando de tabaco en La Línea es la cantera para quienes luego se convierten en traficantes. Hay fundamentalmente dos barriadas donde hay muchos problemas sociales y se dan las circunstancias idóneas para que haya un caldo de cultivo y que gente que quiera buscarse la vida de esta manera lo vea como una alternativa factible”.
A pesar de las palabras de Juan Franco, el sargento Panes reconoce que en ninguna de sus redadas contra el tabaco ilegal se ha topado con armas, aunque sí que recientemente se han dado operaciones muy importantes en las que se ha liberado a personas que malviven en condiciones de semiesclavitud con la única misión de fabricar hasta 50.000 cigarrillos ilegales al día.
Las fábricas de tabaco de contrabando están en auge. En una de las últimas operaciones, llevada a cabo en Antequera, se desmanteló una de ellas en la que se aprehendieron más de 5.000 kilos de picadura de tabaco, 13.570 kilos de strip de tabaco y 500 cajetillas falsas. En otro operativo, llevado a cabo en Arcos, se desarticuló una fábrica que producía 50.000 cigarrillos diarios y en la que nueve ciudadanos paraguayos vivían en condiciones infrahumanas.
En este dispositivo se intervinieron 190.000 cajetillas de tabaco falsificado, valoradas en más de un millón de euros, así como 560 kilos de picadura de tabaco de procedencia desconocida y material y maquinaria para la falsificación, tanto de los cigarrillos como de las cajetillas de las principales marcas comerciales.
Los detenidos trabajaban y vivían en la nave intervenida y utilizaban furgonetas de alquiler para el reparto del género falsificado. Ocho de los diez detenidos se encontraban en situación irregular en nuestro país.
Pequeños contrabandistas
Pero el problema no está solo en las grandes fábricas. A través de páginas de internet se puede comprar máquinas a 5.500 euros capaces de liar 3.900 cigarrillos a la hora. Una de ellas fue incautada por la Odaifi recientemente en una operación en la que se detuvo a un trabajador de una empresa de recogida de residuos que guardaba la logística de su negocio dentro de un contenedor de la propia nave de la firma. Le incautaron dos teléfonos, uno de ellos con una tarjeta Sim húngara. El tabaco también provenía del país magiar, así como la máquina en cuestión. En este caso se trataba de tabaco ilegal, que se vendían en cajetillas denominadas Chesterfriend, y en la que no aparecía ninguna advertencia contra los nocivos efectos del tabaco, además de carecer de cualquier otra identificación. “Quien compra un producto así, por el hecho de ahorrarse unos euros, está poniendo en riesgo su salud”, comentan expertos consultados por este medio.
La búsqueda de los fabricantes de tabaco ilegal es complejo. “Hay que tener experiencia, una especie de instinto que te pueda hacer detectarlos simplemente viendo los movimientos que realiza una furgoneta”, afirma el sargento.
Hay que tener en cuenta que existen muchas variedades y que se puede estar cometiendo un delito con el tabaco de diferentes maneras. Basta con que se introduzcan en el circuito comercial cajetillas que las grandes firmas tabaqueras fabrican para vender en los Duty Free (tiendas libre de impuestos) de aeropuertos o terminales marítimas para que se esté infringiendo la ley y sorteando los impuestos con que están gravado estos productos. Y así perdemos todos.
Los puntos calientes del tabaco ilegal en la provincia de Cádiz
La provincia de Cádiz, frontera sur de Europa, es uno de los puntos calientes para el contrabando de tabaco desde prácticamente el siglo XIX. Los contrabandistas de La Línea de la Concepción sacaban de estraperlo tabaco de la colonia británica y hasta se llegaban a robar perros corpulentos, como mastines, a los que adiestraban para pasar tabaco a este lado de la frontera. A los más fuertes y resistentes, capaces de recorrer grandes distancias en poco tiempo, se les adhería a la piel libras de tabaco de varios kilos de peso y se les lanzaba a la carrera hacia La Línea. Ahora ya no se usan perros sino potentes todoterrenos que atraviesan las carreteras de la provincia para llevar el tabaco ilegal de Gibraltar a la Sierra a través, sobre todo, de la A-381 que conecta Los Barrios con Jerez. Otras localidades de La Janda y la Costa Noroeste también se suman al lucrativo negocio.
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