Un trofeo ganado a ley en su segundo le abre la puerta grande de El Puerto a Talavante

Pablo Aguado corta una oreja en el debut de El Parralejo en la Plaza Real portuense

Faena de premio a Diego Ventura en el cuarto de la tarde

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Talavante abre la puerta grande en El Puerto / Miguel Gómez
Francisco Orgambides

28 de julio 2024 - 00:52

Ficha técnica

Corrida de toros mixta de abono en El Puerto.

Ganadería: Dos toros de Los Espartales reglamentariamente despuntados para rejones, noblones y blandos, y cuatro de El Parralejo para la lidia ordinaria, bien presentados. El mejor fue el primero de a pie, segundo de la tarde, aplaudido en el arrastre; el tercero de la suelta, que también fue aplaudido, tuvo menos raza. El quinto tuvo peligro y el sexto, complicado.

REJONEADOR:

Diego Ventura de corto, pinchazo, otro hondo y rejón SALUDOS y rejón corto y dos descabellos OREJA

MATADORES:

Alejandro Talavante , de sangre de toro y oro, estocada caída OREJA y estocada OREJA con peticion de la segunda y protestas al palco por no atender la petición 

Pablo Aguado con terno verde botella y oro y capotillo de luto, estocada contraria caida OREJA y dos pinchazos hondos, cinco pinchazos, otro pinchazo hondo y descabello SILENCIO TRAS AVISO.

Sobresaliente de espada: Álvaro de la Calle, paloma y oro, solo intervino reglamentariamente en el tercio de banderillas

INCIDENCIAS: Rozando el cuarto de plaza y temperatura agradable. Saludaron Ambel Posada y Manuel Izquierdo en quinto.

Talavante fue el triunfador de la primera de abono de El Puerto con una oreja de cada toro mientras que Ventura y Aguado empataron a un trofeo en la primera tarde, aunque no fue corrida completa, de los de El Parralejo en El Puerto, en un festejo con trofeos pero sin entusiasmarse el público.

Basta comprobar que la ovación más fuerte y unánime no llegó hasta el monterazo de Ambel e Izquierdo con el quinto, en un festejo que comenzó con el emotivo prólogo de dedicar un minuto de silencio, bajó el toque de oración de la banda del Maestro Dueñas y tras el desfile de cuadrilla, a Pepe Luis Vázquez y a los aficionados Paco Moreno, Joaquín Camacho y Rafael Gómez Ojeda. Talavante y Aguado, que lució capotillo de luto, brindaron sus primeros toros al cielo en memoria de Pepe Luis.

Y fue precisamente en la lidia del quinto toro cuando pareció recuperar El Puerto su verdadero sentido y categoría, la que le dan el público y los toreros. Y es que salió un toro con evidente peligro, que ya derribó al tercero de la cuadrilla en banderillas y que cuando Talavante abrió faena de rodillas, lo desarmó y derribó por dos veces, mostrando en los posteriores cites no poco peligro.

Y en ese momento, y sin pensar que en el tendido estábamos casi en familia con un nadie largo, y que no iba a pasar nada si abreviaba y despenaba a un oponente con semejantes malos modos, y que el año que viene iba a volver casi de todas formas, asomó una gallarda torería.

Porque aunque en esta plaza ya se cortan orejas con una tandita, sigue siendo El Puerto de Santa María y Talavante le dio a la Plaza Real el sitio que se merece.

Y esquivando a un animal que se revolvía buscando lo que se dejaba detrás, tirando de oficio y sitio y con agallas, quedó muy por encima del astado hasta descararse a dos dedos de los pitones de un toro de malas miradas, templándolo  con la zurda en los remates, y matándolo por arriba.

Faena que se merece una oreja de ley de esas antiguas de El Puerto, cuando una vuelta al ruedo tenía peso y un trofeo era un trofeo. Y esa fue la que cobró Talavante, una oreja a ley, pero de las de verdad. 

Por contra Talavante había sorteado el mejor de la suelta, su primero, al que le hizo una faena justita para quedar por encima de un buen toro que no tuvo más defecto que berrear de cuando en vez. El toro se empleó muy bien y casi todo, y lo mejor, que hizo Talavante fue con la zurda con trazos muy bonitos y salados remates, que se quedaron en lo correcto y de calidad pero sin llegar a lo sublime, preciosidades premiadas con la oreja.

El primero de Pablo Aguado tuvo nobleza y fue aplaudido en el arrastre, pero acometía mejor al natural que para la derecha, lado en el que se quedaba soseando a media altura. El toro vino a menos y Aguado, en una labor en la que no se alcanzó nunca el clímax como para hacer sonar la música, pero en la que hubo bellos pasajes, fue premiado con una orejita, haciéndonos recordar a la casa Vázquez con el cite del cartuchito.

Diego Ventura en la Plaza Real de El Puerto de Santa María / Miguel Gómez

El sexto fue complicado y además Aguado, que le plantó cara sin inmutarse aunque echaba la cara por alto, quitándose los engaños, pasó un quinario con la espada, que no le deja con mucho ambiente que digamos para su próxima actuación. 

Ventura tuvo un primero con poco motor, pero noble y colaborador. Con muy poca fuerza el toro, le compuso una faena de calidad, con la premura de que no se le agotara el enemigo. La lidia de costado con Nivaldo fue excepcional.

Con el sexto, que tuvo la virtud de pelear en los medios, sin embargo el momento de más exposición vino con el torero en tablas y el toro muy cerca, con Lío. La oreja cayó sin problemas con el vendaval del cierre por las cortas y las rosas, pero la cimentó el de La Puebla con Lío y Bronce. Hoy, novillada.

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