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El archivo y el escritorio

Salir al cine

El próximo lunes podrá verse en Cicus 'Los continentes', de Pedro Kanblue, un interesante filme-ensayo sobre la memoria y el archivo personal que se enuncia desde el 'no-lugar' del escritorio de un ordenador.

Una imagen de 'Los inocentes', de Pablo Kanblue.
Manuel J. Lombardo

06 de mayo 2021 - 07:00

Un filme que se hace sobre la marcha, ante los ojos y oídos del espectador. La máxima godardiana parece regir el curso meándrico de este filme de escritorio, un ensayo que proyecta su indagación autobiográfica, tecnológica, fragmentaria, dispersa, identitaria y reflexiva, en ese espacio que no es tanto la imagen como el desktop de un ordenador que funciona de manera explícita como como no-lugar desde el que simular el proceso del pensamiento, la escritura y su montaje.

Los continentes intenta dar forma a una nueva manera de vivir y pensar el mundo y sus imágenes a través del interfaz y el dispositivo, un interfaz variable que abarca múltiples formatos, del ordenador al teléfono móvil y los mensajes de WhatsApp, de una lista de reproducción de Spotify a Google Maps, de una carpeta a un archivo de texto, de los vídeos caseros en VHS a las filmaciones familiares con una cámara digital, de una vieja fotografía analógica a las tripas de un programa de edición dispuestas casi como una abstracción móvil.

Una nueva manera de pensar el yo, el mundo, las imágenes y una memoria escurridiza sobre la que se intenta elaborar un relato y proyectar un sentido, una estructura que ponga orden en lo disperso para hilvanar los recuerdos que se confunden entre tiempos en las imágenes que los retienen, pero también, y tal vez ahí resida el principal hallazgo de este trabajo experimental, en los sonidos y las voces que, como recuerda Cristina Peri Rossi, golpean más directamente en la emoción, como la de esa abuela que lee el texto del nieto sobre unas fotografías del pasado.

Mención Especial del Jurado y Premio del Público del pasado Festival Márgenes, Los continentes llega al Cicus (lunes 10, 19h.)Cicuslunes 10, 19h. dentro del ciclo dedicado al décimo aniversario de este certamen. Una película hija de su tiempo que abre sus entrañas lanzando más preguntas o abriendo más caminos que encontrando respuestas y destinos. Pablo Kanblue (Málaga, 1995) busca explicarse a través del buceo en el archivo personal como una manera de ubicarse y darse sentido en plena mudanza vital.

17º Andalesgai

La 17ª edición del Festival Internacional de cine LGTBI de Andalucía17ª edición delFestival Internacional de cine LGTBI de Andalucía será presencial y se traslada este año a los cines Avenida y a la sede de UGT Andalucía en la Avda. Blas Infante entre los días 7 y 15 de mayo.

Once largometrajes y cinco sesiones de cortos conforman una programación que se abre con la cinta hongkonesa Suk Suk (2019, Ray Yeung), y en la que también podrán verse las películas europeas A perfect normal family (2020, Malou Reymann), Lola (2020, Laurent Michel) y Kokon (2020, Leonie Krippendorf), el filme kazajo Welcome to the USA (2019, Ashel Aushmakinova), las cintas latinoamericanas El viaje de MonaLisa (2019, Nicole Costa), Alice Junior (2019, Gil Baroni) y Emilia (2020, César Sordero), la estadounidense Cicada (2020, Matthew Fifer y Kieran Mulcari) y las canadienses Queering the script (2020, Gabrielle Zhilka) y Saint-Narcisse (2020), de un viejo conocido y activista del cine LGTBI como Bruce Labruce.

Como en ediciones anteriores, desempleados de larga duración o como consecuencia del Covid-19 podrán contar con abonos a coste cero para acudir a las sesiones del festival.

El verdadero inocente es el espectador

A Oriol Paulo (Contratiempo, Durante la tormenta) lo encumbraron demasiado pronto a las alturas depalmianas como nueva esperanza del thriller y el suspense español prefabricados y exportables. En buena lógica, ya tiene su serie en Netflix, El inocente, nuevo producto de diseño con Mario Casas y José Coronado como antagonistas en una de esas tramas enrevesadas y plagadas de giros cortesía de Harlan Coben, mecanismo narrativo estirado, retorcido y caprichoso empeñado en jugar al gato y al ratón con un espectador al que se quiere cautivo y manso a la hora de hacerse preguntas sobre la verosimilitud.

Una trama con accidentes, impulsos asesinos, culpas, crímenes, condenas, cárcel, extorsión, venganza, monjas-putas, abuso de menores y paternidad sufriente agitada capítulo a capítulo desde un nuevo punto de vista que aspira a completar un puzle que estaba bien armado desde el principio, barnizada con estética de tonalidades Netflix para mercados globales, repleta de lugares comunes y con un elenco en el límite del estereotipo disfrazado donde Gonzalo de Castro y Alexandra Jiménez están especialmente fuera de sitio. ¿Entretenida? Depende de lo que le pidan al entretenimiento. Si se trata de ocupar 8 horas con un gran trile banal, artificioso, efectista y sin demasiada sustancia, puede que ésta sea su serie.

Gene Kelly nos extiende una invitación a la danza

Incluida en el ciclo ‘Danza Filmada’ que se celebra en Caixaforum, Invitación a la danza (1956), que se proyecta el domingo 9 de mayo a las 18 h., supone el particular homenaje de Gene Kelly a la danza clásica y moderna a partir de la adaptación de tres cuentos: Circo, Ring around the Rosy y Simbad el marino.

Tras el éxito de Un americano en París y Cantando bajo la lluvia, Kelly convenció a MGM para producir una insólita película sin diálogos ni canciones, basada exclusivamente en la puesta en escena de las coreografías, en las que participaron grandes bailarines de la época como Igor Youskevitch, Tamara Toumanova, Claire Sombert o Claude Bessy, la música incidental de Jacques Ibert, André Previn o Rimsky-Korsakov y las animaciones (no acreditadas) de Hanna y Barbera para el tercer episodio. Pese al fracaso de taquilla en EE.UU., fue el primer musical en recibir el Oso de Oro en el Festival de Berlín.

El estreno de la semana

Ganadora del Goya a la mejor película iberoamericana y candidata colombiana al Oscar, El olvido que seremos narra la historia real del médico y activista por los derechos humanos Héctor Abad Gómez (1921-1987) en el convulso Medellín de los años 70 y 80, un personaje ejemplar al que Javier Cámara presta su parecido razonable, su bonhomía y un logrado acento local a las órdenes de Fernando Trueba, encargado (literal) de la dirección de un filme destinado a dar grandes lecciones de vida y generar emociones intensas.

Trailer El olvido que seremos

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