Concierto de Marc Anthony en Sevilla: La fiesta boricua del rey de la salsa
El artista protagonizó una nueva velada ante más de 16.000 personas en Icónica Santalucía Sevilla Fest con su gira 'Historia Tour'
Búscate en el concierto de Marc Anthony en el Icónica Santalucía Fest de Sevilla 2024
Las imágenes del concierto de Marc Anthony en el Icónica Santalucía Sevilla Fest 2024
Al mismo tiempo que el sevillano Álvaro de Luna lo daba todo en la Plaza de España, el sábado por la noche, se anunció la llegada del artista internacional Marc Anthony a la ciudad. Sería el encargado de tomar el relevo en el escenario instalado en el monumento diseñado por el arquitecto Aníbal González tan sólo un día después. Más de 16.000 personas se dieron cita ayer para disfrutar de los clásicos del rey de la salsa. El estadounidense –con ascendencia puertorriqueña– presentó su gira Historia Tour en la ciudad, dos años después de haber protagonizado una velada inolvidable para sus seguidores en el Estadio de La Cartuja.
El objetivo era hacer un recorrido con el neoyorquino por sus 30 años de carrera. Una tarea nada sencilla teniendo en cuenta el palmarés del artista. 15 álbumes, cuatro Premios Grammy, cinco Premios Grammy Latinos y veintinueve Premios Lo Nuestro. Este último galardón se otorgan a la excelencia en la música latina a elección del público. Como no podía ser de otro modo, el protagonista de la cita ostenta el récord en la categoría masculina.
Este listado de logros fue directamente proporcional a la larga cola que se formó cuando el calor dejó de apretar. Hubo una nutrida representación de gaditanos, cordobeses y onubenses que no dudaron en meterse en los atascos propios de regreso de las playas para emprender ruta a Sevilla. Ya lo dice el título de la famosa canción, oportunísima para titular cualquier concierto de Marc Anthony, por cierto: Valió la pena. O al menos eso era lo que todos esperaban.
Arropado por 13 músicos y tres coristas, el artista bajó unas escaleras que coronaban el centro del escenario al ritmo de Pa'lla voy y esa letra en la que invita a seguir la fiesta. Y a empezarla. Y a ir hacia dónde se monte una buena juerga. Porque "ya tu sabe' como yo soy". No tardó en soltar la gran bomba. Valió la pena fue la segunda canción que entonó. Y claro, el público mutado en salseros profesionales no pudo sino arrancarse a bailar. Por su parte, el neoyorquino animó a los presentes, dirigió -o al menos los parecía- a la orquesta y recorrió las tablas de un lado a otro sin despeinarse.
Lo que sí hizo fue quitarse las gafas de sol para defender Y hubo alguien y Hasta ayer. En esta última tuvo un enorme peso el guitarrista que rasgueó las cuerdas hasta hacerlas llorar con un solo demoledor -que ya quisiera más de una banda de rock- confesando "que el silencio no es remedio/para calmar mi sufrir".
"Que maravilla de lugar...alucinante", expresó el artista mirando hacia una Plaza de España perfectamente alumbrada. "Esta noche vamos a cantar un poquito de todo. De lo viejo y de lo nuevo", apuntó para dar paso a Flor pálida y a Volando entre tus brazos, con especial peso en el piano para una salsa que explora la vulnerabilidad del amor. Todo ello sin dejar de dirigir a todos los presentes. Todo un showman convertido en director de orquesta. Pantallas teñidas en sepia y un Marc Anthony sentado en las escaleras para entonar Abrázame muy fuerte, una maravillosa balada del cantautor mexicano Juan Gabriel para seguir con José Luis Perales y su clásico ¿Y cómo es él? De clásico patrio a clásico patrio.
De las baladas más autóctonas -a las que volvería poco después con Hasta que te conocí, también de Juan Gabriel- a los sones tropicales de ¿Qué precio tiene el cielo? "Azúcar", decía algún espontáneo entre el público para arrancarse a bailar en una locura colectiva. En este punto hay que destacar la espectacular música con enorme peso de la percusión. Sobre el escenario hubo movimientos de caderas, agitación de maracas invisibles y besos al público.
"¿Están listos?", gritó el artista sin dar tregua para preguntar ¿dónde están las Malas? y su estribillo coreado por todos los presentes: "tú me saliste mala, mala, mala y cara". Para seguir con Parecen viernes, tema salsero compuesto por el colombiano Maluma. "No se oye Sevilla", decía el artista acercando el micro al publico. En un momento dado desapareció del escenario -todo apuntaba a que nos acercábamos al final- dejando todo el peso a la orquesta y a unos asistentes que no querían parar de bailar.
Escenario fundido a negro y los presentes pidiendo Vivir mi vida. Su gran éxito. Y precisamente este as se lo guardó bajo la manga hasta el final. En un estado de asombro, el artista no paró de mirar a un público que entró en éxtasis con esta canción que tiene nada mes que un Grammy Latino a la Grabación del Año 2013. La Plaza de España bailó, rió y disfrutó, porque, como sentenció el artista: "la vida es una".
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