Los cuerpos vaciados

Prolongación de un corto del mismo título, la cinta sueca Pleasure se adentra en la industria del cine porno de Los Ángeles siguiendo los pasos de una joven (Sofia Kappel, realmente convincente) recién llegada desde Suecia con la intención de hacer carrera y la aspiración de llegar a lo más alto.

Una historia de iniciación, promoción y desengaño que hemos visto muchas veces con Hollywood como trasfondo y que se abre aquí a la libre voluntad de nuestra protagonista y su aceptación de los peajes, y a la crudeza abiertamente explotadora de los cuerpos y la feminidad entendidos como productos para el consumo masculino. Todo ello con la participación de auténticos profesionales del mundillo que otorgan al retrato un plus de fidelidad ambiental, detalle y realismo sobre sus procesos.

Lanzada a las dinámicas de una industria donde el éxito es siempre sinónimo de novedad, explotación y fugacidad, la película de Ninja Thyberg sorprende por su voluntad de no sermonear demasiado en su viaje tras las cámaras de un género extremadamente codificado en la violencia ejercida sobre la mujer y su imagen, una mujer a la que Kappel consigue insuflar conciencia propia tras la máscara y el disfraz erótico a través de su inquebrantable deseo de triunfo y en el esbozo de una amistad y sororidad que, a la postre, serán el anclaje moral de una caída al vacío y la posibilidad de escape para una carrera previamente trazada en la que todo pasa por la sumisión y la desposesión para convertir a una joven en un producto de gustar, usar y tirar. Llámenlo nueva esclavitud, llámenlo capitalismo, disfrazados de sensación de autocontrol.