Un cómico de la Legua en la Guerra de los Treinta Años

400 años del nacimiento de Molière

Hoy se cumplen 400 años del nacimiento de Molière, autor teatral que murió dando vida a Argán, de su obra 'El enfermo imaginario'

Jean-Baptiste Poquelin (París, 1622-1673), más conocido como Molière.
Jean-Baptiste Poquelin (París, 1622-1673), más conocido como Molière. / D. S.
Francisco Correal

15 de enero 2022 - 06:16

Ni la Divina Comedia de Dante ni la Comedia Humana de Balzac. Molière es la Comedia sin adjetivos. En Francia no diga teatro, diga Molière. Desde 1987, el premio Nacional de Teatro en ese país lleva su nombre, el sobrenombre que adquirió quien hace hoy 400 años (15 de enero de 1622) nació en París como Jean-Baptiste Poquelin. En España también puede decir Molière si dice teatro. Según datos del Centro de Documentación Teatral del Ministerio de Cultura, desde 1982 sólo William Shakespeare y Federico García Lorca han sido objeto de más estrenos teatrales que Molière.

Nace en un país sacudido por la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), el mismo año que es proclamado cardenal Richelieu, principal instigador de ese conflicto bélico en el que Francia se enfrentó a las dos ramas de la Casa de Austria, la española y la alemana.Su adversario principal era el conde-duque de Olivares. Sin extrapolar, un duelo de ingenios entre Molière y Quevedo.

Descartó los dos oficios que el destino puso en su mano, el de abogado después de terminar los estudios de Derecho en Orleans, y el de tapicero que había heredado de su padre comerciante. Inicialmente fue un cómico de la legua que después de recorrer Francia a la intemperie con su compañía encontró en Luis XIV, el Rey Sol, su principal mecenas. Con la sombra de la Iglesia. El arzobispo de París llegó a amenazar con la excomunión a todos los que acudieran a ver Tartufo o el Impostor o leyeran la obra. Un icono de la Francia laica y anticlerical que en el siglo de Molière estuvo gobernada por dos cardenales, Richelieu y Mazarino. El tiempo en el que Alejandro Dumas situó la trama de Los Tres Mosqueteros. La vida de Molière también fue una aventura. El mismo año que se casa con Armande Béjart, compañera de fatigas teatrales, escribe La escuela de las mujeres, obra sobre los infortunios conyugales que él llegó a padecer en primera persona.

En su Viaje por Bretaña, Gustave Flaubert cuenta que Molière estrenó El burgués gentilhombre, un encargo personal de Luis XIV, en el castillo de Chambord que había mandado construir el rey Francisco I a su regreso de España.

Molière muere con las botas puestas, en la cuarta representación de El enfermo imaginario. Fue un hombre de teatro total: autor, director, comediante, intérprete. Un caso similar a lo que varios siglos después sería Fernando Fernán-Gómez, que hizo una versión de Tartufo con José Luis Pellicena y María Fernanda D’Ocón y dirección de Alfonso Zurro.

Sólo Shakespeare y Lorca lo superan en estrenos teatrales en España desde 1982

Molière no llegó a conocer el cine pero el cine sí conoció a Molière. Desde un madrugador Tartufo de Murnau (1926) a uno mucho más moderno de Gérard Depardieu (1984) o versiones de El Avaro tan diferentes como la que protagonizó el cómico Louis de Funes o la dirigida por Tonino Cervi con un reparto en el que figuraban Alberto Sordi, Laura Antonelli, Lucía y Miguel Bosé. Molière también tocó el mito de don Juan, llevado al cine por Gonzalo Suárez y Jacques Weber, éste con Penélope Cruz y Ariadna Gil.

El médico a palos, El enfermo imaginario. Parece una obsesión de este dramaturgo. Como una premonición de los tiempos que estamos viviendo, Balzac hace referencia en Las ilusiones perdidas a unas bromas “dignas de un Mascarilla”, en referencia al nombre de un personaje que aparece en varias comedias de Molière, la primera La farsa de las preciosas ridículas que representó ante Luis XIV.

La Compañía Atalaya que dirige Ricardo Iniesta va a estrenar en el Teatro Lope de Vega (coetáneo tardío de Molière) su versión de El Avaro. Obra que cuenta en España con brillantes precedentes: la versión de Rafael Álvarez El Brujo con dirección de José Carlos Plaza o el testamento teatral de Juan Luis Galiardo, que se recorrió España con una furgoneta y un megáfono para anunciar sus funciones de este personaje de Poquelin.

Rafael Álvarez, El Brujo, uno de los actores que ha llevado a escena a Molière.
Rafael Álvarez, El Brujo, uno de los actores que ha llevado a escena a Molière. / D. S.

Lope de Vega tiene un teatro en Sevilla y Cervantes un teatro en Málaga, donde el actor Pepón Nieto rendirá tributo al dramaturgo francés . Molière daba nombre a un chiringuito en el paseo marítimo de Torremolinos que fue destruido por un incendio el 4 de enero de 2020, en el centenario de la muerte de Galdós. Reabrió sus puertas con el nuevo nombre de Playa Santa Beach.

El dramaturgo francés siempre está de plena actualidad. Fue un precursor de los ilustrados de su país, como el don Juan de Tirso conoció la precariedad de la calle, de los caminos pedregosos, y las comodidades de palacio. Fue dramaturgo de la Corte de Luis XIV, como el pintor Velázquez en la de Felipe IV, el suegro del Rey Sol, que se casó con María Teresa de Austria. Una española que fue reina de los franceses, nacida en El Escorial y muerta en Versalles. Al contrario que Felipe V, el francés que fue rey de los españoles, nació en Versalles y murió en El Escorial. España y Francia eran rivales encarnizados, pero se hacían transfusión de sangre real. Después de la paz del Tratado de Westfalia (1648), en 1659 se firma la Paz de los Pirineos.

En su introducción del Tartufo, el catedrático de Literatura Francesc-Lluís Cardona destaca como gran mérito de Molière la veracidad sociológica de sus personajes, “muy alejado de las normas encorsetadas de la fatua sociedad preciosista y academicista. Sus campesinos hablan como campesinos, sus burgueses como burgueses”.

Estudió en los Jesuitas. El año que nace, 1622, el Papa Gregorio XV canonizó al fundador de la Compañía de Jesús, Ignacio de Loyola; también a Francisco Javier, Isidro Labrador, Felipe Neri y Teresa de Jesús.

La Europa actual está prefigurada por el marco que abrieron la Guerra de los Treinta Años y el Tratado de Westfalia. Pero es mucho más sólida gracias al arrojo de hombres como Molière. Que nace seis años después de la muerte de Cervantes y Shakespeare y cogió su testigo.

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