La molesta doma de la dama


En espera de que Sevilla tenga un verdadero teatro comercial, el Lope de Vega sigue rellenando este hueco en la ciudad.
La fierecilla domada de Shakespeare,dirigida por Mariano de Paco Serrano, no ambiciona más allá que procurar un buen rato a un público poco exigente que sigue disfrutando con las eternas diferencias que surgen entre los géneros (masculino y femenino).
Si a esto le añadimos que la pluma del bardo inglés se puso al servicio de la misoginia militante en su época, descubrimos, con cierto horror, que ésta sigue funcionando en los comienzos del siglo XXI.
El respetable disfruta viendo como se doma a una mujer. Y la prueba la tuvimos ayer en las carcajadas y la ovación con la que los espectadores festejaron el final de la función.
Mariano de Paco Serrano abunda en los clichés del teatro: sobreactuación y amaneramientos en las interpretaciones para provocar la simpatía de los personajes y su acercamiento. Aunque esté justificado, en alguna medida, por ser teatro dentro del teatro. Lo malo es que banaliza, aún más, la pieza del inglés que, aunque muy valorada, no se encuentra entre mis preferidas. Una farsa que no llega a más.
Resuelto con una escenografía simple que abunda en las puertas, señal inequívoca de comedia, y con una buena iluminación y vestuario el peso recae en los actores. José Manuel Seda consigue uno de sus mejores trabajos con este Petrucho en el que maneja con soltura su voz y gana cuando cambia de registro. Con algún otro repunte, el criado Biondelo, el resto de los actores se mueven en un terreno facilón en el que parece que la dirección les ha obligado a trabajar y en el que arriesgan poco dejándose llevar.
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