La aventura de ver cine con los hijos

Salir al cine

En su libro 'De Blancanieves a Kurosawa', el crítico Javier Ocaña propone a través de su experiencia una posible guía para iniciar a los niños en el cine. En HBO, pueden recuperar la extraordinaria serie de Guadagnino 'We are who we are'.

Una imagen del clásico de Disney 'Blancanieves y los siete enanitos' (1937).
Una imagen del clásico de Disney 'Blancanieves y los siete enanitos' (1937).
Manuel J. Lombardo

13 de enero 2022 - 07:00

Ya es una doble desgracia que una niña pandemial de apenas año y medio tenga un padre cincuentón y que además sea crítico y profesor de cine. Es el caso de Julia, que se (nos) despierta ya en sueños cantando Hakuna matata, Ponyo o Un poco loco después de ver un día sí y otro también las que son por ahora sus tres películas preferidas. Entre la mala conciencia y el agotamiento de la repetición por aclamación popular, el padre añoso empieza a comprobar cómo la iniciación al cine de un hijo en esta era de exceso de estímulos y oferta infinita es una labor poco menos que imposible, al menos en lo que a seguir un orden o un programa coherente se refiere. Algunos amigos más experimentados en la crianza me avisan: ya llegarán La Patrulla canina, Pepa Pig o cosas peores a conquistar los ojos y el corazón del infante para echar por tierra todos los intentos de elaborar un plan y una guía de calidad.

Asimilando el desengaño, llega justamente a nuestras manos el libro del también padre, colega y paisano Javier Ocaña, crítico de El País y habitual de las tertulias y presentaciones de Historias de nuestro cine, este De Blancanieves a Kurosawa (Península) en el que intenta poner orden a su propia experiencia en la tarea placentera de ver cine con sus hijos a lo largo de los años. Si bien su volumen cita a Alain Bergala y su maravilloso La hipótesis del cine (Laertes) como libro de referencia, su desvío también pone de manifiesto las limitaciones a la hora de ir un poco más allá de Hollywood, los géneros, los argumentos y sus enseñanzas (explícitas o implícitas) para crear un posible programa didáctico a la par que entretenido.

Supongo que la tarea de enseñar a ver y leer el (lenguaje del) cine que se ve es algo que habrá que dejar para más adelante. Mientras tanto, nos conformaremos con la introducción a los clásicos de la comedia muda y el cine de los orígenes (Chaplin, Méliès), a los grandes hitos de la animación (de Disney a Ghibli), a la aventura iniciática (de Robin Hood a Master and Commander), a la comedia para ver en familia (de Matilda a Las niñas, de El ceniciento a Aterriza como puedas), a los primeros terrores (de La mujer pantera a Tiburón) y misterios del amor y el sexo (de Cumbres borrascosas a Big), al Oeste mítico (de Raíces profundas a Los siete magníficos) y el musical y su artificio (de El mago de Oz a Annie), a la guerra (de La gran evasión a Verano de corrupción) o el descubrimiento de la muerte (de Bambi a Up) para ir formando poco a poco a ese joven que deja de ser niño, a ser posible aportando el contexto necesario lejos de toda corrección política y sin olvidar nunca (¡gran pecado original de este libro!) a los Lumière, a Truffaut o a Kiarostami mientras el cuerpo aguante.

Recuperen a los adolescentes de Guadagnino

Más vale tarde que nunca (gracias, Santiago): We are who we are, serie creada y dirigida por Luca Guadagnino (Call me by you name) para HBO Max, nos ha conquistado año y medio después de su estreno venciendo todos nuestros prejuicios sobre el cineasta italiano y, lo que es más importante, también esos otros que nos harían rechazar casi instintivamente a sus protagonistas, un puñado de adolescentes norteamericanos residentes transitorios en una base militar en el Norte de Italia.

Guadagnino consigue pronto lo más difícil: acercarse a ellos con igual empatía y asombro, retratar sus dudas, su desconcierto o su ansiedad desde esa distancia y ese lugar justos que no son exactamente los de un (falso) joven pero tampoco los de un adulto paternalista o condescendiente. La base militar funciona así como el perfecto microcosmos para un coming of age en tiempos fluidos desprovisto de moralina en el que los adultos también experimentan su confusión y liberan sus propias frustraciones y prisiones mientras de fondo resuenan la guerra lejana, la disciplina militar, el acecho del trumpismo y la muerte temprana.

Los ocho episodios buscan y modulan en relatos y ritmos cambiantes una emoción progresiva que convoca por igual a Van Sant y a Ford: crónica de la zigzagueante construcción de una amistad (Jack Dylan Grazer y Jordan Kristine Seamon, menudos descubrimientos), retrato de un tiempo vital conquistado día a día y salpicado de pinceladas pop con las que el cineasta se libera del espejo realista para abrazar la mejor herencia de la modernidad en tiempos de televisión formateada.

Imágenes para la Historia de la Comunicación

Dentro de las actividades paralelas a la exposición Imago Mundi. Libros para tiempos de barbarie y civilización, a lo largo del día de hoy se celebra en Cicus el I Seminario Científico Imago Mundi: Imágenes para la historia de la comunicación.

Dirigido por María del Mar Ramírez y Mª Ángeles Martínez, este reunirá a profesores e investigadores de la Facultad de Comunicación, que impartirán una serie de conferencias sobre algunos de los hitos fundamentales de la historia de la comunicación gráfica, de la Tablilla cuneiforme del Cantar del Gilgamesh (Huici) al famoso personaje de la tira cómica Yellow kid and his new phonograph, de Shin Takarajima (Pérez), de la Piedra de la Rosetta (Contreras) a la primera portada de la Revista Time (Ramírez). En el seminario también se proyectarán materiales audiovisuales y se emitirá un podcast radiofónico elaborado por los alumnos del proyecto RadiUS.

El estreno de la semana: Macbeth

Finalmente no habrá estreno previo en salas y mañana viernes 14 llegará directamente a AppleTV+ la primera película de Joel Coen sin el concurso de su hermano Ethan, también la primera de las suyas que se adentra en el universo ‘shakespeariano’ abrazando las formas teatrales, la herencia de Welles y cierto expresionismo hipnótico en blanco y negro y formato 1:33.1. Denzel Washington se sitúa en primera línea de la carrera hacia el Oscar con su interpretación del famoso lord escocés obnubilado con el poder.

Macbeth
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