Escenas de 'otro' matrimonio
Salir al cine
La tercera temporada de 'Master of none' (Netflix) cambia de tono y perspectiva para acercarse a la crisis de pareja de dos mujeres con tanto rigor como melancolía. La 'Trilogía Nacional' de Berlanga en cines y Cicus, y nueve joyas de Mizoguchi en un ciclo restaurado en Filmin.
Viendo la tercera temporada de Master of none (Netflix), titulada genéricamente Moments in love, se hace difícil imaginar que sea obra de uno de los mejores cómicos norteamericanos del momento, un Aziz Ansari que se ha apartado ahora del foco y el protagonismo de las dos primeras para cedérselo íntegramente a Lena Whaite, co-guionista y co-protagonista junto a Naomi Ackie.
Se entiende así mejor el meticuloso y sensible acercamiento a las mujeres en un cambio de tono y perspectiva en el que se perciben la maduración y las heridas del tiempo, el asentamiento de la melancolía y una probable expiación de las culpas después de aquella mala jugada que dio con el alegre y jovial Ansari, adalid del nuevo humor multicultural, en la primera plana de los tabloides acusadores y las feroces campañas del #metoo.
Sea como fuere, Moments in love nos lleva en cinco capítulos por la asendereada y triste novela sentimental de un matrimonio de lesbianas negras en la treintena que vive en una casa del siglo XIX en el campo alejado del mundanal ruido. Una (Denise) experimenta la crisis y el bloqueo después del primer éxito literario, la otra (Alicia) la acompaña en una vida tranquila aunque con el deseo creciente de tener un hijo y formar una familia junto a ella. Alguna visita pone el tiempo en perspectiva y recupera momentáneamente al personaje de Ansari como espectro fracasado aún con algún chiste en la recámara.
Con una estructura desigual, entre capítulos de una hora y otros de apenas 20 minutos, Moments in love va abriendo en canal los entresijos y rutinas de la pareja hacia la inevitable ruptura, casi a la manera de un Bergman contemporáneo, entre conversaciones, paseos, gestos y silencios elocuentes. La peculiar arquitectura de la casa juega un papel determinante en esta decadencia sentimental y determina también una sorprendente puesta en escena, especialmente si tenemos en cuenta que estamos hablando de televisión, en la que Ansari estrecha el cuadro, compone en planos estáticos, deja correr el tiempo en ellos, utiliza expresivamente el fuera de campo, baja los tonos y trabaja el sonido en crudo para observar y escuchar desde la distancia a dos mujeres entre las que se va abriendo paulatinamente una brecha de incomunicación como síntoma de un fin de ciclo.
Pero es en el tercer y cuarto capítulos, ya fuera de la casa y con el foco puesto en el personaje de Alicia, donde la serie alcanza su cima emocional como retrato veraz y meticuloso de ese largo proceso de fecundación in vitro por el que pasa su protagonista, un proceso trufado de contratiempos, miedos, frustraciones, soledad, entrevistas médicas, detalles clínicos, reinicios e ilusiones filmado con una verdad, una precisión y un sentido del tiempo dramático insólitos. Un tiempo que se agujerea y salta hacia adelante con un prodigioso sentido de la elipsis, un tiempo que busca el círculo como forma para la melancolía y la tristeza, un tiempo novelesco que remite irremediablemente al tiempo vital que pasa por sus personajes como una apisonadora de afectos, experiencias y recuerdos.
Estamos ante una de las grandes series de este año y ante la confirmación de Ansari como un gran cineasta, sin más matices.
Mizoguchi en Filmin: apuntes de un Japón en transición
Dos años han estado girando por filmotecas y salas selectas españolas los ocho títulos restaurados y remasterizados en 4K por el sello Capricci dirigidos por Kenji Mizoguchi. Ocho auténticas obras maestras que confirman al cineasta japonés (1898-1956) como maestro de maestros, depurado estilista, visionario retratista de la mujer y la sociedad niponas, coreógrafo de planos-secuencia y pintor de emociones sutiles que concentran la esencia de una mirada plástica que, en palabras de Rivette, no necesita otro lenguaje que el del estilo para su alcance universal.
Después de este periplo y antes de la edición en Blu-ray, toca pasar por la ventana de las plataformas, y ninguna mejor que Filmin Filminpara su cuidado y exposición a la carta. Ya están allí disponibles Cuentos de la luna pálida de agosto (1953), el filme de su gran revelación internacional tras ganar el León de Plata en Venecia, La señorita Oyu (1951), Los músicos de Gion (1953), El intendente Sansho (1954), La mujer crucificada (1954), Los amantes crucificados (1954), La emperatriz Yang Kwei Fei (1955) y su última película, La calle de la vergüenza (1956), regreso al mundo de las geishas que tantas veces retrató el cineasta a lo largo de su filmografía. Precisamente, el ciclo de Filmin añade un título más al lote original que inauguró su predilección por el tema en el sonoro, Hermanas de Gion (1936).
Berlanga a los 100: regresa la 'Trilogía Nacional'
Nada mejor para celebrar el centenario Berlanga que regresar a su cine. Esta semana tienen una oportunidad inmejorable para hacerlo en pantalla grande a su famosa trilogía sobre la España del tardofranquismo y la Transición: si La escopeta nacional (1978) se repone en salas comerciales el viernes 18, Patrimonio Nacional (1981) y Nacional III (1982) podrán verse en el patio del Cicus Cicusel miércoles 23 y el jueves 24 respectivamente a las 22:30h dentro de la programación de 21 Grados.
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