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Emilia Pardo Bazán, pionera del feminismo en España

literatura | día de la mujer

La gran escritora recibió el rechazo de sus compañeros por sus ideas

Eduardo Sáenz De Varona - Miembro del Instituto de Estudios Campogibraltareños y doctor en Derecho

08 de marzo 2018 - 08:46

Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1851-Madrid, 1921), novelista, periodista, ensayista, crítica literaria, poeta, dramaturga, traductora, editora, catedrática, conferenciante e introductora del naturalismo en España, fue pionera en sus ideas acerca de los derechos de la mujer y el feminismo. Reivindicó la instrucción de las mujeres como algo fundamental y dedicó una parte importante de su actuación pública a defenderlo.

Era hija única de una familia gallega noble y muy pudiente: el conde pontificio de Pardo-Bazán, José María Pardo-Bazán, y Amalia María de la Rúa-Figueroa.

Su padre, un liberal convencido sobre los derechos de la mujer, le proporcionó la mejor educación posible, fomentando su amor por la literatura. A la edad de nueve años ya empezó a mostrar un gran interés por la misma y en la biblioteca paterna encontró acceso a una gran variedad de lecturas. Durante las estancias de la familia en Madrid en los inviernos, Emilia asistía a un colegio francés donde fue introducida en la obra literaria de La Fontaine y Jean Racine, lo que le sería especialmente útil posteriormente, dados sus frecuentes viajes a Francia, para conectar con el mundo literario europeo y conocer y tratar a relevantes autores como Víctor Hugo. A los doce años la familia decidió quedarse en La Coruña durante los inviernos y allí Emilia estudió con instructores privados. Se negó a seguir la moda que limitaban a las mujeres al aprendizaje de la música y la economía doméstica. Recibió una formación sobre todo tipo de materias con atención especial a las humanidades y a los idiomas, llegando hablar con soltura francés, inglés y alemán, idiomas que muy pocos hombres de su educación hablaban. No pudo acudir a la universidad, vetada en su época para las mujeres, por lo que los avances científicos y filosóficos los siguió a través de los amigos de su padre y de los libros.

En España la entrada de la mujer en la universidad se realizó en 1910 por Real Orden de Alfonso XIII poco después de que Emilia Pardo Bazán fuera nombrada Consejera de Instrucción Pública. Fecha bastante temprana en comparación a otras naciones europeas. Recordemos, por ejemplo, que la mujer no pudo acceder a la Universidad de Cambridge en Inglaterra hasta 1947.

Doña Emilia se casó a los 16 años con José Quiroga, también de familia hidalga; él tenía 19 años y todavía era estudiante de derecho. La boda se celebró en 1868 en el Pazo de Meirás, propiedad de su familia y donde ella escribió casi toda su obra. El matrimonio no se separó de la familia de Emilia y durante años vivieron con sus padres y viajaron por Europa. En 1869 ella y su marido se trasladan a vivir a Madrid cuando su padre fue elegido Diputado a Cortes tras la Revolución de 1868 que destronó a Isabel II. Cuando éste dejó su escaño, los cuatro emprendieron un viaje de varios meses a Francia, Inglaterra, Italia y Austria.

Doña Emilia publicó las crónicas de este viaje en el diario El Imparcial (está considerada como la primera corresponsal periodística de España en el extranjero) y en ellas denunció la necesidad de europeización de España.

Pasaron ocho años de matrimonio hasta tener su primer hijo, Jaime (1876); después nacieron Blanca (1879) y Carmen (1881). En los años siguientes la relación matrimonial se resintió, más a causa de los trabajos intelectuales y literarios de ella que por causas personales.

Es autora de una ingente obra literaria que abarca: novelas, relatos, ensayos, libros de viaje y cocina, biografías, poesía, traducciones de autores foráneos, obra periodística y epistolar y numerosas conferencias.

En 1883 publicó La cuestión palpitante, un ensayo naturalista que causó gran escándalo por cuanto se consideró el alegato indecente de una mujer casada y respetable en favor de la literatura francesa considerada, en España, atea y pornográfica.

Los defensores de la religión y la moral encontraron terreno abonado para el ataque, secundado por algunas personas que habían sido incluso amigas y admiradoras suyas como es el caso de Marcelino Menéndez Pelayo, polígrafo en exceso recalcitrante.

Su marido, "horrorizado" por los ataques recibidos, le pidió que dejara de escribir. Le asustaba que identificaran a su esposa con el personaje femenino, valiente y revolucionario, de su novela La tribuna. Emilia se negó. Se fue de viaje a Italia y no volvieron a vivir juntos.

Desde Francia Zola acogió positivamente el texto y se mostró sorprendido de que la autora fuera una mujer.

El ensayo La cuestión palpitante y la novela La Tribuna fueron el origen de su fama de escritora rebelde y provocadora.

La Tribuna, publicada en 1883, está considerada la primera novela social y la primera novela naturalista española.

Cuenta la historia de una mujer obrera y refleja la atmósfera de trabajo en una fábrica, mostrando el ambiente de las cigarreras de La Coruña a la que da el nombre literario de Marineda. Para ello pasó mucho tiempo en la Fábrica de Tabacos de La Coruña en contacto con las trabajadoras y observando su forma de trabajo.

Emilia Pardo Bazán incorpora por primera vez en la novela española al proletariado -antes que Pérez Galdós y Blasco Ibáñez- y describe los métodos industriales, formas de trabajo, duros horarios y el ambiente obrero en años de intensa movilización social, a la vez que realiza también un profundo análisis del mundo femenino y de la doble jornada de las obreras siendo madres y trabajadoras a la vez.

El método naturalista culminó en Los pazos de Ulloa (1886-1887), su novela más famosa, y la obra que la consagró como una de las grandes escritoras de la literatura española.

En ella describe la decadencia de la oligarquía terrateniente que ha perdido su papel de liderazgo social, la nobleza degradada, patética pintura de la decadencia del mundo rural gallego y de la aristocracia.

La separación amistosa de su marido permitió a Pardo Bazán seguir con libertad sus intereses literarios e intelectuales sin obstáculos. Se preocupó de luchar incansablemente por la emancipación social e intelectual de la mujer. Su popularidad le granjeó enemistades entre los escritores de su tiempo, que veían invadido un sector tradicionalmente reservado a los hombres por una mujer considerada más competente que muchos de ellos. Esto le llevó a decir: "Si en mi tarjeta pusiera Emilio, en lugar de Emilia, ¡qué distinta habría sido mi vida!".

Pardo Bazán fue una abanderada de los derechos de la mujer y dedicó su vida a defenderlos tanto en su trayectoria vital como en su ingente obra literaria. Criticó abiertamente la educación que las españolas recibían considerándola una doma a través de la cual se les transmitían los valores de pasividad, obediencia y sumisión a sus maridos. Reclamó para las mujeres el derecho a acceder a todos los niveles educativos y a ejercer cualquier profesión.

Su candidatura a la Real Academia Española fue rechazada tres veces: en 1889, en 1892 y en 1912, por el solo hecho de ser mujer. (Academia en la que ella nunca pudo entrar por la recalcitrante y empozoñada envidia masculina de Menéndez Pelayo, Juan Valera y el resto de los académicos y a la que sin embargo pertenece in pectore, más grande y por supuesto mucho más inmortal que la mayor parte de los que han pasado y siguen pasando por ella) y por más que en 1906 llegara a ser la primera mujer en presidir la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid y la primera en ocupar, también en 1906, la cátedra de Literaturas Neolatinas en la Universidad de Madrid. Además de ser nombrada en 1910 Consejera de Instrucción Pública por Alfonso XIII (su labor fue decisiva para que ese mismo año se permitiera el acceso de la mujer a la universidad) y en 1908 condesa de Pardo Bazán y Dama Noble de la Orden de Mª Luisa (Orden hoy extinguida de facto) pero que tenía preeminencia sobre la Orden de Isabel la Católica.

Apoyó las obras de los pintores españoles vanguardistas de la época como Sorolla y Aureliano de Beruete y entre los políticos más importantes de su época destaca la amistad con Castelar, Pi y Margall, Cánovas del Castillo y Canalejas e intelectuales de la talla de Miguel de Unamuno y Giner de los Ríos.

Su relación amorosa con Benito Pérez Galdós, ya separada amistosamente de su marido, durará más de veinte años y no estuvo exenta de sobresaltos a causa de sus relaciones esporádicas con jóvenes como Narcís Oller o Lázaro Galdiano. Infidelidades que dolieron al escritor.

La condesa de Pardo Bazán murió en Madrid el 12 de mayo de 1921 a los setenta años debido a una complicación con la diabetes que padecía. Al día siguiente de su fallecimiento, toda la prensa hablaba de la escritora fallecida y le reconocía los méritos y la valía que le negó la sociedad en vida. Está enterrada en la cripta de la iglesia de la Concepción de Madrid.

Creemos que es de justicia enaltecer su figura, hoy injustamente olvidada, cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer.

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