Escribir la historia desde dentro
Antonio Torremocha cuenta cómo era Gibraltar en los siglos XVI y XVII a través del relato de un gobernante de la época, cuando la ciudad ocupaba casi toda la comarca y estaba regida por España
El historiador algecireño Antonio Torremocha Silva acaba de publicar una segunda edición ampliada y mejorada de Historia de Gibraltar, sobre un manuscrito de Alonso Hernández del Portillo (1543-1624), que fue jurado del concejo de la ciudad, una suerte de concejal -y en concreto de Hacienda- gibraltareño entre finales del siglo XVI y principios del XVII. Se trata de un libro que supone el número uno de la colección Fuentes para la Historia del Campo de Gibraltar y que se puede conseguir desde ya en librerías de la comarca.
Con la colección Torremocha se propone partir de manuscritos antiguos u obras agotadas. Para el número uno ha elegido la de Hernández del Portillo, gibraltareño que vivió en primera persona los acontecimientos que narra, "un periodista de 1590" y, por lo tanto, "una fuente fidedigna, importantísima para la historia de esta comarca". "Es un testigo presencial con la que podemos conocer los siglos XVI y XVII en Gibraltar, una época oscura de la que sabemos poco", expone el algecireño.
Hablar de Gibraltar en el XVI y en el XVII es abordar el origen del Campo de Gibraltar y conocer cómo era la ahora colonia bajo dominio español, ese espacio histórico entre la época islámica y la ocupación británica.
Historia de Gibraltar por supuesto contiene la obra de Hernández del Portillo, que Torremocha enriquece con 280 notas a pie de página para analizar, describir y ampliar. El historiador algecireño añade una introducción sobre la Gibraltar contemporánea al jurado del concejo y un artículo sobre el personaje, todo un hombre renacentista. Hay que recordar que esa Gibraltar estaba formada por el Peñón, La Línea, San Roque, Los Barrios y Algeciras.
Hernández del Portillo escribió su propia historia de Gibraltar, cuyos orígenes remonta a los tiempos de los Hércules Líbico y Griego. En fin, un relato con componentes mitológicos, que trata a vuela pluma la Edad Media y construido sobre la base de otras obras, como es lógico, aunque con una mirada crítica. Por ello su trabajo adquiere peso y valor cuando trata su propio tiempo, del que informa de elementos que hoy en día atraen y sorprenden.
"Aunque los musulmanes ya habían sido expulsados, Gibraltar estaba en la frontera", comenta Torremocha. "Era una auténtica ciudad fortaleza y una gran base naval. Gibraltar era la base de la escuadra de galeras de España que operaba en el Estrecho. En aquel tiempos eran muy peligrosos los ataques corsarios, de Tetuán, Argel y un largo etcétera, que venían a saquear las costas".
"Cuando tocaban las campanas -prosigue el historiador algecireño- adviertiendo de la llegada de un barco enemigo, cada ciudadano, que tenía su escopeta, su arma, formaba en cuadrillas, a las que se asignaban zonas de defensa. Portillo era el jefe de una de ellas".
"Con el libro descubrimos cómo era la gente, la producción agrícola, la industria, el puerto y la actividad comercial en el siglo XVI", abunda Torremocha.
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"La producción de vinos del Campo de Gibraltar era muy importante. Había viñedos desde Campamento hasta Getares. Salía vino hacia Europa y hacia ciudades de España", relata Torremocha. "La exportación de pescados también era un gran negocio. El puerto de Gibraltar era de los mejores para la pesca de España. Se exportaba a muchas ciudades el pescado capturado en la bahía de Algeciras", añade.
"Gibraltar -entonces con 4.500 habitantes- también tenía astilleros activos, en los que se construían naves y galeras para la fuerza española", indica el algecireño. "Lo que no había era trigo. Con tanto aceite de pescado y vino la gente no se dedicaba a él, aunque tampoco las tierras del Cam`po de Gibraltar eran buenas para el trigo. El Ayuntamiento llegó a obligar que los barcosque llegaban para cargar pescado o vino vinieron con trigo a cambio".
La primera edición de la obra de Torremocha salió en 1994 con 300 libros, publicada por la UNED de Algeciras. Esta segunda edición es autoeditada por el autor y se ha tirado con 400 ejemplares.
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