Kung Fu Mix

Jackie Chan, en la película.
Jackie Chan, en la película.
Manuel J. Lombardo

27 de octubre 2008 - 05:00

Con las paródicas aventuras animadas de Kung Fu Panda aún en la memoria, El reino prohibido llega para resucitar a lo grande el cine de artes marciales que tanta gloria dio a las páginas de la serie B y la exploitation de los años 70. Y lo hace mezclando géneros (wu xia, kung fu, wire work...) en un pastiche excesivo y juntando a dos generaciones de estrellas del cine popular de China y Hong Kong, el incombustible y saltarín Jackie Chan y el que algunos han designado como su heredero natural, Jet Li, no menos flexible y atlético aunque siempre más proclive al lado serio y dramático del asunto de la patada en el aire. Producida desde Hollywood y destinada a saciar la nostalgia de los numerosos fans de las viejas producciones de los hermanos Shaw o de los míticos filmes mestizos protagonizados por el malogrado Bruce Lee, El reino prohibido alardea (como puede, y no siempre) de presupuesto a través de una historia con viaje en el tiempo y estética tolkieniana que conjuga un presente urbano de tebeo con la fantasía medieval protagonizada por nuestros dos héroes de la acrobacia. Yin y yan, piedra y papel, serio y chistoso, austero y expansivo, místico y terrenal, Chan y Li se reparten el protagonismo, los mejores duelos y las cabriolas más inverosímiles entre los inevitables efectos especiales voladores al estilo Tigre y Dragón y citas más o menos cultas a los grandes momentos del género. Para dar un poco de juego, tampoco faltan vistosas peleas femeninas con vaporoso vestuario al viento y la inevitable lección moral para el joven saltamontes de turno (Michael Angarano). Ligera e intrascendente, sin mayores pretensiones que las de ofrecer entretenimiento y acción inofensiva para un público familiar, y sin renunciar a su correspondiente dosis de pseudofilosofía oriental en formato de bolsillo, El reino prohibido se deja ver con tanta indulgencia como relajación (de costumbres).

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