Mario Ocaña saca a la luz la historia corsaria del Estrecho de Gibraltar
Años de investigación culminan con la publicación de un libro con el relato de la comarca durante las guerras napoleónicas · La zona fue epicentro de una actividad asociada con la piratería de forma errónea

Un halo romántico acompaña al relato de los corsarios. Es una figura que en el imaginario colectivo se asocia con la del pirata y, de hecho, el diccionario de la Real Academia equipara ambos términos. Pero el corsario "no es un bandido", protesta el historiador algecireño Mario Ocaña. "El corsario es un súbdito normal y corriente, usualmente relacionado con el mundo marítimo. Trabaja bajo una bandera. Cuando se produce el estallido de una guerra internacional, por afán económico y patriótico, solicita el permiso real, obtiene la patente de corso y con su barco detiene a los barcos enemigos y entorpece su abastecimiento", explica.
Los corsarios ocuparon el Estrecho. Muchos procedían de familias importantes del Campo de Gibraltar y los puertos de la comarca fueron el refugio y el hogar corso más importante de España, sólo comparable con Ibiza. Especialmente ocurrió en el tránsito del siglo XVIII al XIX. Así lo cuenta Ocaña en el libro que acaba de publicar y que presentó ayer en la Fundación José Luis Cano, El Estrecho de Gibraltar en las guerras napoleónicas (1796-1814). Guerra de corso, comercio, navegación y naufragios.
"Eran corsarios fundamentalmente españoles, pero también ingleses, franceses y marroquíes. En esa etapa actúan desde los puertos del Estrecho porque es una época de conflicto internacional casi permanente. Los corsarios, particularmente los españoles, tenían una tradición de un siglo, actuando principalmente desde Algeciras, que era la base corsaria más importante de esta zona y probablemente en este siglo casi de España junto con Ibiza. El libro cuenta toda la historia del corsarismo en España, las leyes reales que autorizan el ejercicio de la actividad corsaria, la constitución de empresas corsarias, de las cuales muchas se llevan a cabo en Algeciras, los resultados que obtienen, las presas que hacen... Todos los avatares relacionados con ese mundo marítimo, que es uno de los orígenes de Algeciras, Tarifa, Ceuta o Gibraltar", detalla Ocaña.
"La particularidad de esta zona en esta época es que por ser un lugar estratégico hay una presencia de actividades corsarias que no se dan en otras partes de España, salvo quizá Ibiza y en épocas anteriores", insiste el historiador. "En Tarifa, Algeciras y Ceuta se organizan muchas empresas corsarias. Es un mundo que se define muy bien en el Estrecho, donde existen tribunales de marina, donde se llevan a cabo compras y ventas de barcos, de mercancías... Yo creo que esa es una de las señas de identidad de este espacio geográfico en aquella época".
La actividad corsaria deja notar su presencia en todos los ámbitos que ha tocado el algecireño en un trabajo que le ha llevado años de investigación, esto es, el comercio, la navegación y los naufragios. Sobre su obra, Ocaña resalta que contiene "referencias muy novedosas que forman una parte muy importante de la historia de las ciudades y de los puertos del Estrecho, que tuvieron un papel decisivo en este periodo de la historia". "Es la primera vez que se publica un trabajo referente al periodo de las guerras napoleónicas en el Estrecho de Gibraltar. Las guerras napoleónicas son unas guerras eminentemente continentales y terrestres y sobre el aspecto marítimo hay muy poco publicado. A partir de Trafalgar el mundo marítimo deja de ser interesante y sobre todo a partir de 1808".
La fuente fundamental del historiador ha sido el Archivo de Protocolos Notariales de Algeciras y en concreto tres de los documentos que redactaban los notarios de marina, las contratas de corso, los contratos de compra-venta de embarcaciones y las denominadas protestas de mar.
Los beneficios de la primera edición del libro, de 1.000 ejemplares, serán destinados de forma íntegra a un centro para jóvenes disminuidos psíquicos saharauis.
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