Pérez Villalta da nombre y contenido artístico al antiguo edificio Kursaal
El alcalde y el artista tarifeño reinauguran el inmueble con una exposición permanente
Era una deuda histórica que había que saldar y así fue. El edificio Kursaal de Algeciras, situado a pie de la avenida Villanueva, fue reinaugurado ayer por el artífice del mismo, el polifacético artista Guillermo Pérez Villalta, cuyo nombre quedó sellado en la placa que descubrió junto al alcalde, José Ignacio Landaluce, dejando atrás su antigua denominación. El acto arrancó con la solemnidad requerida, guardándose un minuto de silencio por la catástrofe aérea en Francia.
En el acto estuvieron los promotores de la creación así como numerosas personalidades de la cultura de la comarca. Pérez Villalta ofreció una visita guiada por las instalaciones, acompañado de Landaluce y la concejal de Cultural, Pilar Pintor, nutriendo de contenido el simbolismo que aguarda en sus paredes.
En la planta baja se sitúa la exposición permanente que ha cedido a la ciudad como legado de sus bocetos y maquetas que en su día ingenió para la ciudad o que dieron paso al edificio que hoy ya se llama Guillermo Pérez Villalta. Entre los cuadros había los primeros planos, algunos difieren del resultado actual. Hizo hincapié en el simbolismo de la estructura y los colores, pretendiendo unir el mundo masculino y femenino a través de unos matices cromáticos que se suceden de forma constante. Se añade a la muestra los estudios que hizo del suelo, espejos, rejas o patios.
Destacan además las maquetas de edificios que diseñó y que hubiera querido ver hechos realidad en el Campo de Gibraltar. El templo de luna y vientos o de ritos agrícolas -maquetas de 2006-, así como unos planos de la reordenación que había imaginado para la zona del Llano amarillo.
Una vez reunidos en el auditorio Landaluce destacó que había una triple celebración, que el edificio sea ya parte del patrimonio municipal, que tenga el nombre "que siempre debió ostentar" y la apertura al público de la exposición permanente. Subrayó la relevancia del tarifeño en el arte contemporáneo actual, pasando a Algeciras a tener una párrafo en esa gran historia forjada por el pintor y escultor.
El acto lo cerró con sus palabras Pérez Villalta, visiblemente agradecido al Ayuntamiento y los presentes. "Soy un poco ermitaño pero estas cosas me llegan profundamente", destacó asegurando que no es por él, sino por su amor por la cultura. Sostuvo el artista que el salón en el que estaban para el significaba "el templo del ser humano, libre de ideologías".
Para finalizar, el artista invitó al alcalde y los presentes a celebrar un rito para consagrar el edificio en el que se escenificó en un recipiente la mezcla del agua y el aceite y luego se depositó sobre el pequeños objetos ardiendo, con la luz apagada, que dieron el simbolismo merecido al acto.
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