Sotogrande recibe al pintor Valentín Kovatchev, artista de relevancia internacional

Recién llegado de Madrid, donde el pasado junio exponía en el Ateneo de Madrid sus obras en un evento organizado por el embajador de Bulgaria en España, al cual los reyes búlgaros asistieron, el pintor Valentín Kovatchev aterriza en Santa María Polo Club, Sotogrande, donde durante toda la 45 edición del Torneo Internacional INDI de Polo muestra algunas de sus mejores obras.

Kovatchev, académico de la Real Academia de Sevilla y búlgaro de nacimiento afincado en Málaga desde hace casi 30 años, en exquisito castellano comienza a explicar su pasión por plasmar sobre el lienzo la figura de los caballos. Basta con observar tan sólo una de sus obras para entender el alcance de la grandeza de este pintor búlgaro, delicadeza eminente, mimo de experimentado, los ojos de los caballos son un claro reflejo del alma, como comenta uno de los reconocidos árbitros del torneo de polo que degusta su pintura.

Inspirado en grandes figuras como Dalí y Picasso, cuyas obras han compartido exposición con las suyas, Kovatchev explica la influencia de Cervantes y su obra El Quijote sobre sus cuadros, de quien incluso brinda una versión búlgara del siempre presente, personaje cervantino.

Kovatchev retrata los caballos con un aura celestial que llena de paz a su público. La mayoría de sus obras expuestas estos días durante el Torneo Internacional INDI de Polo, son propias de los protagonistas del evento, los caballos. Pero el búlgaro muestra con humildad un amplio repertorio de obras desconocidas, retratos de la Reina Isabel II de Inglaterra o de la Reina Letizia, son algunos de los que llaman la atención. Un estilo completamente distinto y fresco se abre camino estos días en Sotogrande, San Roque.

Este artista, que pinta desde la temprana edad de diez años, es reconocido internacionalmente y sus obras se encuentran expuestas en centros claves para la cultura como la Galería Nacional de Bulgaria, la Biblioteca Municipal de Nueva York, el Museo de Arte Moderno en Wakayama, Japón, Museo de Hermann Hesse en Alemania o el Ministerio de Cultura en nuestro propio país.