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Tendero deja una buena imagen en su presentación en Pamplona

El de Albacete, matando dos toros de aquí te espero, sigue la ilusionante carrera que comenzó con su alternativa hace apenas un mes, nada menos que en Madrid

El segundo toro de Tendero enganchó al diestro y lo campaneó, marcándole la cornada, sin consecuencias.
Juan Miguel Núñez/ Pamplona

08 de julio 2009 - 05:00

Ganadería. De Peñajara, bien armados, pero descastados y de mal juego para el lucimiento artístico. El menos malo, el sexto, manejable. TOREROS: Luis Bolívar, estocada (silencio). y bajonazo (silencio tras aviso)). Salvador Cortés, metisaca en los bajos y entera caída (silencio tras dos avisos) y pinchazo, casi entera defectuosa y descabello (silencio). Miguel Tendero, tres pinchazos, pinchazo hondo arriba y muy tendido y un descabello (silencio tras aviso). En el sexto, estocada (oreja). Incidencias. Lleno de "No hay billetes".

Buen estreno de Tendero en San Fermín teniendo en cuenta el principal condicionante de esta feria, el toro exageradamente fuerte, los pitones, astifinos, supuestamente intactos. El toro sin afeitar, que por desgracia es poco frecuente fuera de aquí, Madrid, Sevilla o Bilbao.

Tendero, que entró a última hora sustituyendo a El Fundi lesionado, ha matado dos toros de aquí te espero. Eso ya es importante. Y además ha triunfado. Sigue en ascenso la ilusionante carrera que comenzó cuando tomó la alternativa, nada menos que en Madrid y hace apenas un mes. Oreja al final de una tarde sin apenas contenido. Por eso hay que apreciar aún más el triunfo.

Tuvieron que darse algunas circunstancias para ese reconocimiento. Fue decisiva, por ejemplo, la espeluznante voltereta en el epílogo de faena, saliendo prendido el torero por la faja, zarandeado durante unos segundos de verdadera angustia. Lo cogió para matarlo, pero no pasó nada.

Contó también la espada: un estoconazo y de Alcurrucén patas arriba. Y no hay que olvidar, por ultimo, que fue el toro más potable con diferencia de los seis.

El toro no apuntó nada bueno en los dos primeros tercios, entrando al caballo al relance, acostándose y empujando con un solo pitón. Tuvo guasa en banderillas. Sorprendentemente cambió a bueno en la muleta, desplazándose por abajo y con largura. Tendero le cogió enseguida la distancia, la velocidad y la altura, premisas fundamentales para una buena conjunción entre toro y torero en las tres primeras tandas.

Pero duró poco la esperanza. El animal empezó a pararse. Aunque Tendero, motivado por su propia raza, no renunció a seguir ahí. En unas manoletinas finales llegó el volteretón. Ni se miró, yéndose otra vez al toro, descarándose en un singular y oportunísimo desplante. La plaza enardecida. Sobre la marcha montó la espada. Y estocada letal. Cayó la oreja que compensó todo.

El resto de corrida resultó un suplicio para toreros y público. Y eso que tampoco fue malo del todo el tercero, que iba y venía con nobleza aún faltándole un tranco en la embestida. Tendero había puesto ganas y pegó buenos pases, aunque aislados.

El primero de Bolívar manseó en el caballo, y en banderillas estuvo reservón y distraído. Bolívar lo intentó aunque poco convenido. El cuarto, otro que no sirvió. En la muleta no pasó de las medias arrancadas y hubo sólo medios pases y sin hilván. Bastante hizo Bolívar con intentarlo.

El primero de Cortés, manso, duró sólo dos tandas. Cortés lo intentó, robándole los pases de uno en uno. El quinto disimulaba su falta de trapío con una descarada cornamenta. Su mala aptitud impuso demasiadas pausas al tesonero trasteo de Cortés.

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