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Madrid/El actor Álvaro Morte, nacido en Algeciras en 1975, atravesó todas las temporadas de la serie La casa de papel de misión imposible en misión imposible. Ahora afronta una nueva al borde de la supervivencia en la película Raqa, en la que encarna a un espía infiltrado en las mismas tripas del Estado Islámico.
La cinta se estrenará en salas el 22 de noviembre tras su pase este domingo por el Festival de Sevilla, a donde acudió todo el equipo, encabezado por el director de la película, Gerardo Herrero, y por la actriz y actor protagonistas, Mina El Hammani y el propio Morte.
Ambos dan vida a Malika y a El Saharaui, respectivamente, dos espías que llegan a la ciudad siria de Raqa, uno de los antiguos centros de operaciones del Estado Islámico, ciudad que gobiernan el terror y la absoluta negación de la mujer. Tienen la misma misión, pero para autoridades completamente diferentes. Se conocerán en Raqa y la trama de la película, basada en la novela Vírgenes y verdugos, del periodista Tomás Bárbulo, se complicará.
A Morte le aguardan días de promoción por toda España, este lunes en Madrid, en donde junto a El Hammani ha atendido a EFE.
Al actor algecireño le acompaña la fama mundial que le dio el personaje de El profesor en la serie La casa de papel, en donde lidera a un grupo de atracadores en misiones tremendas, desde robar la Casa de la Moneda al Banco de España. En Raqa es un espía que "trabaja para el mejor postor" con un objetivo peliagudo: averiguar donde vive el jefe militar del ISIS.
Un objetivo que, en el entorno de esta producción española-marroquí, es la misma supervivencia. "Pero esa sensación de estar constantemente en la cuerda floja es lo que le mantiene con ganas de vivir", afirma. Es un personaje atravesado por "la absoluta soledad" y por una "rabia" escondida, porque, como asegura a EFE el director Gerardo Herrero, un espía "no puede sobrevivir si no puede contener las emociones".
Malika, el personaje de Mina El Hammani, una de las actrices de la serie Elite, vive en un lugar emocional similar. Acepta la misión con "todo en contra" porque "no tiene nada que perder" y porque comprende que hay un lugar que "la necesita" a pesar de que ese lugar sea Raqa, en donde la mujer es incluso menos que nada.
La conexión entre Malika y El Saharaui ni siquiera sirve de bálsamo. En la película este vínculo queda abierto. "Lo veo más como una cuestión de supervivencia, una ventana de pronto abierta a la luz en un entorno hostil", señala Morte. "No se sabe si hay amor o si es sólo el trabajo de ambos", apunta El Hammani.
Para crear los personajes, ambos se entrevistaron con el autor de la novela en la que se basa Raqa, leyeron profusamente sobre el Estado Islámico y hablaron muchas horas con el director.
Herrero lanza en esta película un homenaje al cine de espías, que le ha apasionado desde pequeño, y configura un relato también político, pues la política es otra de sus aficiones, según confiesa. Sigue con atención en prensa la evolucion de "orden mundial nuevo y confuso". La novela de Bárbulo encajó en sus planes milimétricamente porque, sobre todo, mostraba a dos personajes que luchan todo el rato contra sí mismos, "intentando evitar el error".
En gran medida, tal y como destaca Morte, Raqa es una exploración de ese territorio que aboca a "la soledad" y a "vivir en la cuerda floja". En otras palabras: la vida de un espía.
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