Reportaje
En el corazón del fuego: un día con los bomberos de Algeciras

Un artista emergente

Miguel Núñez presenta hasta el 31 de agosto en la sala Ortega Brú del Palacio de los Gobernadores de San Roque la exposición 'Speculum'

Eduardo Sáenz de Varona, junto a Miguel Núñez.
Eduardo Sáenz De Varona

18 de agosto 2013 - 05:00

La ciudad de San Roque es una población que pese a su corta vida -nació en 1706 tras la ocupación angloholandesa en 1704 de Gibraltar de la que es heredera, pues no en vano se titula ciudad de Gibraltar en San Roque- ha dado a la historia de España personajes relevantes en diversas ramas del saber; citemos, a título de ejemplo, escritores como Francisco María Montero, Francisco María Tubino, o el mismo Vicente Terrero Monesterio, también destacado diputado en las Cortes de 1812 y más en nuestros días el siquiatra, catedrático, escritor y académico de la Real Academia de la Lengua Profesor Carlos Castilla del Pino.

Todavía recuerdo con emoción su nombramiento como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz en el Teatro Juan Luis Galiardo de San Roque. Acto en el que como Doctor tuve el honor de participar. Y en otro campo mi profesor de Derecho Procesal en la Universidad Pontificia de Comillas y en la hoy Universidad Complutense Nicolás González-Deleito y Domingo que también fue Fiscal General del Estado y su hermano el prestigioso letrado Francisco González-Deleito.

En el terreno de las Bellas Artes destacan el escultor e imaginero Luis Ortega Brú y su sobrino Manuel Ángel Ortega Alonso, también imaginero y escultor, autor del Monumento Conmemorativo del Tercer Centenario de la Ciudad que se encuentra ubicado en la Alameda de Alfonso XI de San Roque. Retratos de ambos artistas están en esta muestra de Miguel Núñez Torres.

No debemos olvidar, también en la actualidad, a los pintores Pepe Barroso y Juan Gómez Macías, artista y poeta que, aunque no nacido en San Roque, vive en esta ciudad desde los cinco años de edad.

Hay en San Roque, la ciudad, en mi opinión, que posee la cultura más viva de todo el Campo de Gibraltar, dos jóvenes y emergentes valores pues ambos cursan aún sus estudios universitarios. Me estoy refiriendo al poeta Rubén Pérez Trujillano autor de dos bellos y sensibles poemarios: Quien pueda decir adiós (Aula de Literatura José Cadalso. San Roque, 2008) y La tierra en abril (Colección Abalorios. Poesía. San Roque, 2012) y al pintor Miguel Núñez Torres que será objeto de las líneas siguientes.

Miguel Núñez presenta en esta exposición de la sala Ortega Brú del Palacio de los Gobernadoresde San Roque -del 1 al 31 de agosto- veintiséis retratos entre óleos y acuarelas, bajo el sugerente título de Speculum.

Siempre he sostenido que el retrato, en el arte actual, no se debe considerar algo obsoleto y demodé. Piénsese que los tres más grandes pintores españoles, Velázquez, Goya y Picasso, hicieron retrato, lógicamente cada uno en el contexto de su tiempo.

Los retratos de Núñez no son un mero calco de la realidad, pues para eso está la fotografía, sino que tienen una marcada impronta sicológica, como muy bien expresa el artista en el catálogo de la muestra. Son retratos en los que se busca la esencia de la persona retratada. Por otro lado denotan una excelente técnica y manejo del color.

Los óleos de personajes del carnaval (Pacoli, Carli o Kike Remolino) -tema que interesa mucho al pintor- poseen unos vibrantes colores; pero los de Macarena y sobre todo Sonsoles tienen un deje que nos recuerda a David Hockney y en menor medida a Francis Bacon o Lucian Freud.

También está el su mejor amigo su perro Neo, una acuarela sobre papel de luminosos colores y unos ojos casi humanos. La cuestión de los ojos, que se repite en muchos de los retratos, tiene una brillante resolución en el óleo del autorretrato del artista.

La exposición se acompaña de un cuidado catálogo que contiene, entre otros escritos, unos bellos textos poéticos redactados por el artista en Sevilla, Valencia y Nueva York, así como la opinión de los retratados de la obra ; desde la de Antonio Gala hasta Camarón ; en este caso escribe, obviamente, Chispa, su viuda. Lo cierran las líneas de dos de sus profesoras de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, Rocío Arregui y María José García del Moral .La hija del gran pintor y poeta Amalio García del Moral nos dice -y no podemos estar más de acuerdo con ella-: "esta exposición evidencia a un joven y todavía incipiente pintor que con valentía y gran libertad expresiva se comunica con nosotros a través de sus pinceles".

En resumidas cuentas estamos ante una muestra que, habida cuenta la juventud del artista, no deja de ser sorprendente. Y pensamos que no puede dejar indiferente a nadie que la contemple y mire. Como este texto tiene tintes más literarios que críticos vamos terminarlo, a modo subliminal, con los versos de Pedro Salinas en Razón de amor: No te detengas nunca…/ Si ves muros de agua, / anchos fosos de aire, / setos de piedra o tiempo, / guardia de voces, ¡pasa!.

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