Blues, vampiros y Klan en un espectacular gótico sureño
Los pecadores | Crítica

La ficha
***** 'Los pecadores'. Terror, EE UU, 2025, 137 min. Dirección y guión: Ryan Coogler. Música: Ludwig Göransson. Fotografía: Autumn Durald. Intérpretes: Michael B. Jordan, Delroy Lindo, Jack O'Connell, Jayme Lawson, Wunmi Mosaku, Omar Benson Miller, Hailee Steinfeld.
Huir de algo buscando la paz en un lugar apartado para encontrarse allí con algo peor que lo que se ha dejado atrás es un tema clásico de la literatura y el cine de terror. Da igual qué sea lo que se pretende dejar atrás. Da igual el lugar en el que se busque el sosiego. Las variaciones sobre este tema son o pueden ser infinitas. También da igual la naturaleza de lo que allí se encuentre. Lo importante es el fracaso de la búsqueda de paz, seguridad o sosiego. Y la emergencia del horror donde menos se le espera. Porque una de las leyes del terror es que no hay lugar en el que se pueda encontrar seguridad.
Esta película juega estas cartas con grandes dosis de creatividad y originalidad. Aquello de lo que los protagonistas, dos hermanos gemelos (Michael B. Jordan en un doble papel) quieren distanciarse es su vida como gánsteres en el Chicago de los años 30. El lugar elegido para rehacer sus vidas gracias a las ganancias acumuladas es su pueblo sureño, en el que montan un garito en el que se interpreta jazz y blues, se baila, se juega y, por supuesto, se bebe desafiando la prohibición. El inevitable encuentro con el horror tiene los rostros reales del Ku Klux Klan y los fantásticos de los vampiros.
En la línea del cine de género con mensaje antirracista de Jordan Peele (Déjame salir, Nosotros), Ryan Coogler ha tratado la cuestión racial basándose en hechos verídicos (Fruitable Station), insertándola en la saga Rocky (Creed: la leyenda de Rocky) o llevándola al universo Marvel (Black Panther: Wakanda for Ever), siempre con excelentes resultados. Ahora la lleva al terror con esta atrevida apuesta que, si bien juega sobre seguro recurriendo a este esquema clásico de búsqueda de la paz para encontrarse con el horror, lo lleva más lejos que nunca al fundir la denuncia de lo real -el racismo sureño, el Klan- con el gótico sureño, el musical -grandes números de blues-, lo fantástico -los vampiros- y elementos de la cultura negra del Delta que enlazan el blues y el diablo en la leyenda de Robert Johnson –el Rey del Delta Blues que vendió su alma al Diablo en un cruce de caminos para ser el mejor intérprete de blues- que Walter Hill llevó al cine en Crossroads.
Corre el peligro de tomarse a la ligera lo real (el racismo, el Klan) y demasiado en serio lo fantástico (los vampiros). Coogler lo esquiva dosificando muy bien estos elementos. Y si vampiros, hipnotizadores locos, autómatas, colosos de barro o asesinos de niños sirvieron a los directores expresionistas para prefigurar el nazismo -de Caligari a Hitler, como Kracauer título su historia psicológica del cine alemán- bien puede servir esta mezcla de vampiros, blues y Klan para trazar una parábola sobre el racismo. Corre también el peligro de una gratuita enfatización que pretenda dar nobleza testimonial y autorial a lo que podría quedarse en cine de género con pretexto de denuncia. Pero también lo elude con el rigor de una puesta en imagen y en música que hacen grande y poderoso lo que cuenta sin inflarlo gracias a una extraordinaria, potentísima, dirección fotográfica en 65 mm. de Autumn Durald Arkapaw, que se consagró con Coogler en Black Panther: Wakanda for Ever, y a una extraordinaria e igualmente poderosa banda sonora del sueco Ludwig Göransson, que ya trabajó con este director en Creed: la leyenda de Rocky y Black Panther: Wakanda for Ever, en la que integra elementos orquestales y electrónicos con las guitarras de Alvin Youngblood Hart, Cedric Burnside, Eric Gales y el veterano maestro Buddy Guy (que verán en la película si tienen paciencia).
Es dificilísimo hibridar denuncia y espectáculo, vampiros y blues, terror y musical. Coogler lo consigue asumiendo riesgos de los que sale vencedor con una de las más originales propuestas de cine comercial vistas en mucho tiempo.
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