Una despedida llena de arte

ADIÓS A CHANO LOBATO El mundo del flamenco se da cita en el velatorio del vitalista cantaor afincado en Sevilla

La capilla ardiente de Chano Lobato, fallecido el Domingo de Ramos, congrega a varias generaciones de cantaores y bailaores · Las cenizas de esta personalidad luminosa se repartirán entre Sevilla y Cádiz

1. Los cantaores Pansequito y Aurora Vargas conversan con Francisco Perujo, director de la Agencia para el Desarrollo del Flamenco, ayer en el velatorio de Chano Lobato, al que se unió un nutrido grupo de representantes del mundo del flamenco que coincidieron en subrayar la genial personalidad del gaditano. 2. Un primer plano de la bailaora sevillana Matilde Coral, gran amiga del artista. 3. Chiquetete y Rancapino conversan a su llegada al tanatorio de la SE-30. 4. Su viuda, Rosario Peña, junto a Gema Cañabate, abogada y bailaora que se formó bajo el magisterio de la esposa de Chano.
1. Los cantaores Pansequito y Aurora Vargas conversan con Francisco Perujo, director de la Agencia para el Desarrollo del Flamenco, ayer en el velatorio de Chano Lobato, al que se unió un nutrido grupo de representantes del mundo del flamenco que coincidieron en subrayar la genial personalidad del gaditano. 2. Un primer plano de la bailaora sevillana Matilde Coral, gran amiga del artista. 3. Chiquetete y Rancapino conversan a su llegada al tanatorio de la SE-30. 4. Su viuda, Rosario Peña, junto a Gema Cañabate, abogada y bailaora que se formó bajo el magisterio de la esposa de Chano.
Charo Ramos / Sevilla

07 de abril 2009 - 05:00

Chano Lobato, ese otro fruto dorado de la cosecha de 1927, se hubiera sentido a gusto en su propio funeral. Como él deseaba, sus seres más queridos fueron capaces, en varios momentos de la jornada, de sustituir el duelo y las lágrimas por esos chascarrillos que él contaba como nadie. Su mítica frase "Mientes más que el libro de Pericón", se oía de nuevo ayer desde los labios de sus amigos en el tanatorio sevillano de la SE-30, donde se ubicó su capilla ardiente. Cuando hacia las ocho de la tarde llegó su compañero de fatigas, el cantaor Rancapino, peinado y acicalado como una estrella de cine, esos otros príncipes gitanos del cante que son Chiquetete y Pansequito se giraron afirmando: "Ha llegado Marlon Brando". Su capilla ardiente, como ocurriera hace unos meses con Mario Maya, era una catedral de arte. Aurora Vargas, Miguel Poveda, Fosforito, El Polaco... Iban y venían. A ratos se abrazaban a la viuda, Rosario Peña, o a su hijo Chano, en la sala más íntima y colmada de coronas de flores. Otras veces hacían corro en torno a la musa del baile sevillano, Matilde Coral, y el marido de ésta, Rafael El Negro, ahuyentado con la memoria de los buenos ratos compartidos la añoranza de un ser extraordinario, "bueno como pocos, que no hay nadie que no quisiera a Chano al instante de conocerlo", reconocía la productora Maite Pulpón. Y es que, como apuntaba su biógrafo y amigo Juan José Téllez, "Chano no sólo representaba los cantes de Cádiz sino una época y una actitud ante la vida, un estilo de ser flamenco que ya apenas existe".

Para que la llama de su arte siga viva, entre otras mucha disposiciones, la próxima Bienal de Flamenco de Sevilla le dedicará un programa especial, según anunciaba ayer la delegada sevillana de Cultura, Maribel Montaño. También el director de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, Francisco Perujo, se comprometió a respaldar cuantos homenajes se le tributen. El más contundente tiene lugar hoy en su ciudad natal, donde se ha decretado jornada de luto oficial y las banderas ondean desde ayer a media asta. La alcaldesa gaditana, Teófila Martínez, asistirá hoy junto a las principales autoridades de la comunidad andaluza al funeral, que tendrá lugar a las 9 de la mañana en el tanatorio. Las cenizas de Chano Lobato, como él dispuso, se esparcirán en el río Guadalquivir a su paso por Sevilla y en el mar de Cádiz, "frente a la Cárcel Real donde tantas veces se divirtiera con su amigo El Morcilla", recordó Francisco Perujo.

Matilde Coral y el periodista Jesús Vigorra se comprometían a seguir adelante en el programa radiofónico que compartieron, "trabajando duro, con la misma pasión que él ponía. El espíritu de Chano no puede decaer". Para sus sobrinos gaditanos, "nuestro tío disfrutaba una barbaridad con su tertulia y nosotros nunca nos la perdíamos. Era otra manera de sentirle cerca y sentir su risa", le explicaban a Vigorra, que no cesaba de subrayar que "Chano estaba siempre deseando volver. Me fascinaba su actitud ante la vida. Nunca llegaba tarde al estudio y, ya estando enfermo, cuando iba a visitarlo me decía: 'Jesús, tú guárdame en la radio mi sitito". Por ese carácter único, bromista y luminoso, como recordaba ayer Matilde Coral, "los artistas y las administraciones estamos volcados en acompañar a la familia de Chano en estos momentos".

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