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Divertida, emocionante y espectacular obra maestra

Robot salvaje | Crítica

'Robot salvaje', una joya de la animación.

La ficha

***** 'Robot salvaje'. Animación, EE UU, 2024. 101 min. Dirección: Chris Sanders. Guion: Chris Sanders, basado en el libro de Peter Brown. Música: Kris Bowers.  

Esta película es una obra maestra de la animación porque su director, Chris Sanders, es un genio de este arte. Se inició trabajando en la factoría del gran Jim Henson e hizo sus primeras armas en la Disney como dibujante de storyboard, director artístico y diseñador de personajes de La bella y la bestia, Aladdin, El rey león y Mulan. Se inició como director en 2002 al convencer a la productora de desarrollar en animación un personaje que había creado sin éxito en 1985 en un cuento infantil escrito e ilustrado por él. El resultado fue el éxito de Lilo & Stitch, codirigida con Dean DeBlois. En 2007 dejó la Disney, creando Como entrenar a tu dragón (2010) y Los Croods, una aventura prehistórica (2013) para Dreamworks, La llamada de lo salvaje -su primera película de imagen real, adaptación de la novela de Jack London interpretada por Harrison Ford- (2020) para la Fox y ahora, retornando a la animación y a Dreamworks, Robot salvaje.

Está basada en un libro de Peter Brown, un gran escritor e ilustrador de libros infantiles -¡Mi maestra es un monstruo!, El señor tigre se vuelve salvaje o El jardín curioso- que alcanzó sus mayores éxitos con las novelas ilustradas dedicadas a la robot Roz: Robot salvaje, La misión de la robot salvaje y El escape de la robot salvaje (hay edición española en Destino Infantil y Juvenil). Sanders ha escrito el guión, diseñado visualmente y dirigido la primera de estas novelas logrando una obra maestra del humor y la ternura, una de las mejores películas de animación de estos últimos años que se pueden considerar -tras el terremoto que supuso la irrupción de Pixar en 1995- una nueva edad de oro de este arte.

En la estela de las igualmente grandes El gigante de hierro (1999) y WALL-E (2008), presenta a Roz, una robot capaz de tener sentimientos y programada para ayudar a los humanos, que se ve obligada a sobrevivir en una isla desierta y a acomodarse a los ciclos y leyes de la vida natural animal, con toda su darwiniana crudeza. Y también enfrentándose a ella gracias a sus capacidades de solidaridad y compasión. Porque la programación de Roz la induce a ayudar a los animales interrumpiendo el ciclo darwinista.

El éxito mayor de la película, en este aprendizaje de la robot a convivir con los animales, es ser tierna sin ternurismo apostando fuerte por los sentimientos y hasta por la lágrima, enfrentar la compasión a la naturaleza sin incurrir en moralina, fundir humor, emoción, acción y espectacularidad sin ningún tipo de exceso que fuerce las situaciones. Dar naturalidad y emocionante verosimilitud a la relación entre una robot con sentimientos y unos animales parlantes sin incurrir en superficiales y blandas humanizaciones es sumamente difícil. Chris Sanders lo ha conseguido con este canto -¡qué difícil conjugar las dos cosas!- a la naturaleza y a la compasión y la solidaridad (que, en el último tramo de la película, se volverán a favor de la robot cuando se vea en apuros).

Visualmemte es tan deslumbrante como ingeniosa en la creación de las criaturas -sobresaliendo por supuesto el diseño de la robot, pero también los de los animales-, sometiendo los avances digitales a la tradición del dibujo animado clásico. La estupenda banda sonora, tan importante en las películas de animación, es obra del compositor y pianista Kris Bowers (The Green Book, King Richard, la versión musical de The Color Purple). Más allá del género al que pertenece, es una de las grandes películas de este año. 

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