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Una, grande y rara | Crítica

He aquí un gabinete de curiosidades y cazurradas que nos retratan en clave alucinógena como el país de la ‘Una, Grande y Rara’ 

Una imagen del libro.

La ficha

Una, Grande y Rara. Diccionario ilustrado de la España alucinante y alucinada. Servando Rocha (Ed.). La Felguera. 350 páginas. 24,90 euros

La portada de este libro hilarante y gamberroide muestra al José María Aznar de 1987 posando sonriente cual Cid Campeador autonómico en los predios de la vieja Castilla y León (la foto la realizó Luis Magán para El País). A Aznar se le ha caído ahora el bigote, pero no el gracejo connatural del más simpático de entre los nuestros. He aquí, pues, todo un muestrario ilustrado y enciclopédico sobre la España más alucinante y alucinada (y alucinógena, el añadido es nuestro). Este compendio sobre la España delirante recuerda al célebre Celtiberia Show del añorado Luis Carandell. Lo solanesco, lo berlanguiano, lo goyesco, lo azconiano, lo baturro, lo sórdido y lo buñuelesco se amalgaman en este concentrado que muestra los perfiles más sorprendentes y oscurógenos de esta España madre y madrastra.

Servando Rocha, compilador del volumen, es experto en recopilaciones curiosas y tremebundas (de ahí sus otros libros Rojo sangre. Prensa de sucesos en España. Antología ilustrada y espeluznante, Suburbia. El gran libro ilustrado del erotismo, lo prohibidoy la molicie en España o Criminal. Ángeles bellos, bárbaros tatuados. El tatuaje en España (1888-1993). Se trata, pues, de una colectánea sobre la españolez, con su canibalismo sociológico, su gabinete de asombros, sus muchos espeluznos y su arqueología-escatología.

Aparecen por esta cata selecta reos encapuchados que acabaron en el suicidio y la locura, aviones reconvertidos en discotecas, retratos de muertos hechos por necrofotógrafos, psicodélicos conciertos en la abadía de Montserrat, tullidos, jorobados y enanos de circo y variedades, sesiones de hipnosis en el Palacio Real, hombres lobo (aquel “salvaje gentilhombre de Tenerife”), supercherías de variada laya, sujetos con rayos X en los ojos, faquires inefables, duelistas de postín, zarzuelas sobre viajes en el tiempo, cabarets a lo Manolita Chen, extrañas danzas y bailes en cementerios, perros embalsamados (el famoso perro Paco), peinados franquistas a lo rockabilly, esqueletos vivientes, clubes de zoología irracional, mujeres serpiente y mujeres cordero, ganapanes, y listillos… Y así el etcétera de los etcéteras.

Hoy por hoy seguimos debatiendo si España es plurinacional o no. Y el debate, amigos, es bien otro. ¿Venimos en verdad de una España alucinada, alucinante y alucinógena? “Show must go on”. El celtibérico, o sea. 

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