‘Golpes’: un país herido y esperanzado
Cine
El guionista Rafael Cobos termina hoy el rodaje de su primer largo como director, una historia de atracos y de dos hermanos enfrentados en la España de los 80.
Yo, otro

En la inventiva de Rafael Cobos, Caín y Abel viven en la España de los 80 y tienen los rostros de Luis Tosar y Jesús Carroza. Para Golpes, su primer largometraje como director tras la feliz experiencia de la serie El hijo zurdo, premiada en Cannes, el sevillano ha imaginado a dos hermanos antagónicos, cada uno alineado a un lado y a otro de la ley, uno como policía y el otro como cabecilla de una banda de atracadores. La película, que termina su rodaje este sábado, combina el vértigo y la denuncia del cine quinqui con una reflexión sobre la memoria y los lazos familiares y el retrato de un país que se afanaba en curar viejas heridas mientras se abrazaba a la esperanza.
Cobos matiza que su aproximación a aquella vida en los márgenes que plasmaban películas como Deprisa, deprisa, El pico o Navajeros se hace “desde la fábula”, analiza el realizador y guionista, que firma el libreto de Golpes junto a Fernando Navarro, “porque aquí la peripecia va en un sentido y el pensamiento que hay detrás de esa peripecia va por otro”, afirma. Así, la historia de Migueli (Carroza), un ex presidiario que realiza algunos robos para ajustar cuentas pendientes, y Sabino (Tosar), el familiar al que han encargado que se ocupe de su caso, trasciende la trama de esa investigación para ir más allá, defiende Cobos.
“Creo que Golpes tiene mucho subtexto”, asegura el colaborador habitual de Alberto Rodríguez, que en proyectos como La Isla Mínima, El hombre de las mil caras o Modelo 77 ya se valía de las vivencias de sus personajes para radiografiar la sociedad que había tras ellos. “Más allá de esos dos hermanos, estamos hablando de algo más complejo, que tiene que ver con la memoria histórica, con la construcción de un país verdaderamente democrático”, explicaba Cobos a la prensa el pasado lunes frente a las instalaciones del Parque Móvil del Estado, en la calle Chaves Rey, con un local transformado en una sucursal bancaria para la ocasión. “Estamos grabando una escena en la que Migueli reúne a su banda, y el espectador descubre que esos personajes que parecen bastante simpáticos se dedican a cometer atracos”, anticipa el director sobre su ficción. En los planos en los que se trabajaba el lunes aparecen los actores Jesús Carroza, Teresa Garzón, Carlos Bernardino, Antonio Estrada, Cristalino y Mafo, los dos últimos vistos en Segundo premio.
Ambientado en Sevilla, este thriller “habla de la sangre, de los lazos. Nos preguntamos hasta qué punto tenemos la posibilidad de decidir cuál es nuestra familia”, prosigue Cobos, al que no preocupa tanto una réplica exhaustiva de los primeros 80, “esos elementos un tanto artificiales en que cae toda recreación”, pero sí quiere trasladar en su obra las emociones que entonces se respiraban en el ambiente.
“En 1982, el país se abría a la libertad más absoluta, el Partido Socialista ganaba las elecciones, por primera vez en mucho tiempo teníamos un gobierno de izquierdas”, enumera el director, que aprecia en la temprana derrota de la selección española en el Mundial de Fútbol que se celebraba en suelo patrio un símbolo de las decepciones que esperaban. “La expectativa de que España iba a llegar muy lejos no se cumplió, ni en el campo de fútbol ni fuera”, considera Cobos.
Cobos ve la decepción del Mundial del 82 como un símbolo de las esperanzas incumplidas
El cineasta se desvincula del imaginario de aquellas cintas míticas firmadas por José Antonio de la Loma o Eloy de la Iglesia. “Al final, Golpes tiene más de la literatura crepuscular y del cine norteamericano de los 70, o del polar francés”, dice sobre una producción –de los gallegos Vaca Films– que contará con la música de Bronquio, que ya colaboraba en la banda sonora de El hijo zurdo, “una forma de actualizar esa rumba que Los Chunguitos o Los Chichos llevaron al cine quinqui. Yo pretendo una música electrónica, con más sintetizadores, más acorde a los tiempos que corren”.
Golpes supone el reencuentro de Cobos con Jesús Carroza, “un actor que desprende verdad y que ganó el Goya por 7 vírgenes, la primera película que yo escribí y que se rodó”, celebra el guionista. El intérprete, que ha dado vida a otros personajes esbozados por Cobos en Modelo 77 o en la serie Apagón, se asombra del aplomo y el músculo que exhibe un director casi primerizo. “Tiene muy claro lo que quiere. Podría haber contado esta historia de una forma más violenta, o más enfadada, pero ha elegido un tono más poético”, opina. A su compañera, la bailarina, actriz y coreógrafa Teresa Garzón se le abren las puertas del cine tras la aparición en Las noches de Tefía y una notable trayectoria en teatro y danza junto a Antonio Ruz, Alfredo Sanzol o Juan Echanove. Todavía encaja su selección con una sonrisa incrédula, la misma que despliega para Angelita, su personaje, una mujer “optimista, luminosa y que no llega en el mejor momento de la vida de Migueli, pero que le aporta amor”.
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