"Estoy luchando por la pureza del cante desde que era un niño"
José campos cortés, morenito hijo. cantaor
El cantaor José Campos Cortés es la gran esperanza del flamenco en La Línea. Con una carrera ya trazada ha entrado en la directiva de la Peña Cultural Linense
La línea/José Campos Cortés, Morenito Hijo (La Línea de la Concepción, 1994), es la gran esperanza del flamenco en la ciudad que vio nacer y vivir a Antonio El Chaqueta. Perteneciente a una casa cantaora y gitana de las antiguas, maravilla verle defender con toda la pasión y entrega el flamenco como arte con el que convive desde que se levanta hasta que se acuesta. Pese a su juventud, tiene ya un disco grabado, una carrera profesional que disfruta en sus comienzos y ahora, incluso, ha entrado a formar parte de la directiva de la Peña Flamenca Cultural Linense. En ella conocerá aún más los entresijos de un mundo que es el suyo.
-Imposible no ser cantaor viniendo de la familia que viene.
-Es verdad, así es. Desde chiquitito, me quedaba dormido y con los biberones en la mano viendo los espectáculos del bailaor Joaquín Cortés en los que cantaba mi padre. Me he criado viviendo el flamenco, siguiendo a mi padre y a mi abuelo Juan Montoya. Debuté ante el público con 9 años en el homenaje a El Chino. Ahí llegó mi primera actuación en el pabellón Martín Carpena, en Málaga. Y luego grabamos el primer disco, que se llama Alma vieja. Tendría 10 u 11 años. Ya hace tiempo, que ahora tengo 23 -ríe-.
-¿Y luego de eso?
-Inmediatamente después estuve haciendo colaboraciones. Con Tomatito, con Diego del Morao... Tomatito es mi padrino artístico, me ayudó en este primer disco que produjo Paco Ortega en Madrid. A partir de ahí empecé a cantar para bailar porque es lo que me inculcó mi padre. Me ayudó a entrar en el tablao El Cordobés, en Barcelona. Y luego he ido con varias compañías, de Antonio El Pipa, David Morales… Todo esto justo antes de empezar a cantar delante.
-¿Y con quién ha trabajado más a gusto?
-La verdad es que cantando atrás, para bailar, se aprende muchísimo y se coge una gran experiencia. Me ha hecho conocer muchas cosas que no se saben cuando se canta delante. Ha sido todo un rodaje para mí y me ha abierto mucho a la hora de ejecutar los cantes, a la hora de alargar, de medir. Me cambió la mente en este aspecto.
-Imagino que defiende un cante puro.
-Exacto, nada de flamenquito ni cosas de esas. Soy de la seguiriya, la soleá, el martinete, con lo que he crecido y lo que se ha vivido en mi familia desde siempre.
-José, ¿Y ese concepto del cante tiene futuro?
-Pues en eso estoy luchando yo desde que era un niño. La verdad es que mi padre me lo ha enseñado constantemente y es el cante que escucho, a Chocolate, Antonio Mairena, Caracol, qué puedo decir, Tío Borrico, Terremoto.
-Son grandes referentes históricos del flamenco y… ¿Los actuales?.
-La verdad es que hay poquitos… ¿Eh?
-¿Pero es porque la pureza está muy restringida?
-Lo que pasa es que a la gente joven le cuesta mucho trabajo estudiar el cante de antes, que era más puro y también es más difícil de aprender. Ahora se saca lo que llaman un temita de flamenquito y lo reparten por toda España, pero eso no es puro, que repito que muy poquitos lo hacen.
-Sí que parece que está muy valorado el que es capaz de exponer las antiguas esencias.
-Sí, pero está más complicado ahora que antes porque te tienes que presentar a concursos o expresarte según lo que trabajan las peñas en esta línea de cante. Es más difícil ahora.
-Quería preguntarle precisamente por eso, por los concursos.
-La verdad es que no me he presentado todavía a ninguno, pero tengo en mente probar ese camino, sí. Hay varias cosas pendientes antes, vuelvo pronto al tablao de El Cordobés, voy a Berlín y hay por delante fechas con compromisos como la Bienal de Málaga, por ejemplo.
-Además, ahora se está estrenando como directivo de la Peña Flamenca Cultural Linense encargado de la juventud. Cuénteme eso.
-Pues creo que va a ser algo bonito, ésta es mi casa, a la que vengo casi todos los días. En esta peña somos una familia y con esta responsabilidad puedo conocer el flamenco aún más por dentro conviviendo con gente y aficionados como Tío Antonio Martínez y otros muchos, de los que se aprende siempre. Es otra forma más de vivir el flamenco desde que me levanto hasta que me acuesto.
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