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Paco León y Silvia Alonso estrenan 'Sin instrucciones', la comedia que busca ponerse en el podio de los estrenos navideños

La cinta es la versión española de la película mexicana más taquillera de la historia, dirigida por Marina Seresesky

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El actor sevillano Paco León junto a la intérprete Maia Zaitegi, en una secuencia del filme. / D. S.
Cristina Cueto

23 de diciembre 2024 - 06:00

Imaginen a un soltero que va de flor en flor. Vive en un pueblecito de las islas Canarias y no tiene preocupaciones más allá de ser el último en abandonar la fiesta y despertar sin mucha resaca al día siguiente. Paco León se mete en la piel de Leo, este canallesco Don Juan de chiringuito en el remakeSin Instrucciones. Su libertad sin frenos se ve trastocada cuando, en uno de los muchos guateques que frecuenta, aparece Julia (Silvia Alonso), una de sus últimas aventuras. No lo hace sola. Lleva en brazos un bebé y le asegura que es suya. Julia la deja con su progenitor y los abandona para regresar ocho años después con la intención de quitarle la custodia. A lo largo de este tiempo, entre viajes de ida y vuelta a Bilbao para buscar a la madre, se forja una relación llena de ternura entre padre e hija, encarnada por la pequeña Maia Zaitegi.

El 25 de diciembre llega a las salas de cine esta comedia que busca convertirse en uno de los grandes éxitos de la taquilla navideña. Una apuesta patria frente a las colosales Mufasa y Vaiana 2. La película ya cuenta con un aval importante. Se trata de la adaptación de No se aceptan devoluciones, de Eugenio Derbez, el filme mexicano más taquillero de la historia. Al frente de su versión española está la directora Marina Seresesky (Empieza el baile, Lo nunca visto, La puerta abierta). "La realidad es que, más allá del amor, no hay instrucciones", recalca la realizadora a este periódico en referencia a los grandes desafíos que ha perseguido este filme. El principal, encontrar el tono correcto para contar una historia que va más allá de lo aparente, que traspasa la barrera de la "comedia sensible" y que aborda "una verdad muy limpia".

La paternidad, las dificultades para educar a un hijo, la deconstrucción de determinadas masculinidades –cuanto menos– tóxicas y las ausencias. Todo ello se mezcla en esta historia en la que la sintonía entre León y Zaitegi es evidente. "Nunca tuve la sensación de estar trabajando con una niña", apunta el intérprete y también dedica unas palabras a Seresesky: "Cuando haces un papel protagonista, es necesario tener una directora que genere complicidad. Ella es la pastora de este rebaño y yo le ofrezco todo tipo de costuras, botones y madroños para que elija".

Y es que este remake llevaba, según ambos, muchos años intentando ponerse en pie. Muchas propuestas sobre la mesa que nunca llegaban a materializarse. "Incluso algunos productores han llegado a decir que no había ningún profesional en España que pudiera encarnar al protagonista", indica León. Un pensamiento que, según la directora, puede deberse a que "el tono es muy complicado y el actor debe tener un abanico de rasgos muy sutiles". Una paleta que tenga matices de comedia, pero también un punto dramático para encarar la recta final de la cinta. Las dos caras de una moneda.

Silvia Alonso, Maia Zaitegi y Paco León, protagonistas del largometraje dirigido por Marina Seresesky. / M. G.

Tanto en Mari(dos) como en este largometraje, el sevillano –de manera inconsciente– pone en jaque determinados roles de género. En este caso, un tema tan complejo como es la relación masculina con la paternidad. El pavor que tienen muchos progenitores –no todos– a pasar más de dos horas seguidas a solas con sus retoños. "Hay algo cultural" que se combina con la realidad y es que "un hijo exige una dedicación que es difícil de conciliar con la vida propia", reflexiona León y añade que "muchas personas no quieren perder esa libertad". En esta misma línea, Seresesky bromea con que "miedo a tener un hijo y no saber qué hacer... tenemos todos" y apunta que hay un matiz cultural ligado "a que la mujer siempre ha estado en casa cuidando de los niños". Ante ello hay un camino "que se está recorriendo" poco a poco y "en esta película se ve con mucha naturalidad el miedo de un padre que va demostrando que está ahí". Una reflexión que el protagonista entronca con unas palabras que su madre, Carmina Barrios, le confesó cuando daba sus primeros pasos como progenitor: "Comida y besos. Eso es lo único que no le puede faltar... lo demás ya está".

A pesar de la escala de matices y detalles que bailan con el humor, tanto el protagonista como su directora coinciden en que Sin instrucciones"no tiene ningún mensaje" definido. Simplemente –y no es poco– pretende que "el espectador pase por varios estados, se emocione y se ría", porque "es una historia de amor". Posiblemente, elmáss puro que existe.

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