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La pintura de una mano en Gorham la realizó “una mujer o un niño”

El “hueco” en el que apareció esta “plantilla de mano en negativo” sólo admite a alguien “de complexión ligera”, según un estudio del Museo de Gibraltar y las universidades de Sevilla y Huelva

La pintura de una mano en Gorham. / Efe
Europa Press

18 de junio 2019 - 22:37

Sevilla/Un estudio elaborado por investigadores de las universidades de Sevilla y Huelva y del Museo de Gibraltar en torno a los últimos hallazgos de arte rupestre en la cueva de Gorham, ubicada al pie del Peñón y declarada Patrimonio Mundial en 2016, atribuye “posiblemente a una mujer o más probablemente a un niño o un joven” la autoría de una plantilla de “mano en negativo” pintada proyectando o rociando pigmentos sobre esta mano apoyada en la roca para reflejar su silueta.

Este trabajo en cuestión se titula Manos en la oscuridad: Arte paleolítico en la cueva de Gorham (Gibraltar) y está firmado por María D. Simón-Vallejo y Miguel Cortés-Sánchez, ambos miembros del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla; Geraldine Finlayson, Francisco Giles-Pacheco y Clive Finlayson por parte del Museo de Gibraltar; Joaquín Rodríguez-Vidal del Departamento de Geodinámica y Paleontología de la Universidad de Huelva; Lydia Calle del grupo de investigación de Prehistoria y Arqueología en el Sur de Iberia de la Universidad de Sevilla y el restaurador andorrano Eudald Guillamet.

En el estudio, estos investigadores plasman “un avance de los nuevos hallazgos” de arte rupestre paleolítico realizados en la zona más interior de la cueva gibraltareña de Gorham, enclavada al pie de la cara este del Peñón de Gibraltar, declarada como Patrimonio Mundial y con vestigios de presencia humana en un periodo que abarca desde las últimas poblaciones de neandertales hasta la época prerromana.

Esta investigación, en ese sentido, se centra en una figura zoomórfica localizada en un saliente del techo de la zona más interior de la cueva y asociada a un “ciervo rojo”. La pintura, de 40 centímetros de longitud por 27 centímetros de ancho según se desgrana en este trabajo, “fue ejecutada usando una brocha para aplicar un preparado líquido de pigmentos casi negros” y fue “dibujada con perspectiva”.

“La cornamenta fue reflejada de una manera clara y detallada, mostrando las diferentes partes de los cuernos”, indican los autores de esta investigación respecto a esta figura, agregando respecto a su ejecución que sobre “el cuello, la parte alta del pecho y parte de la cabeza” del animal representado fue “frotado un pigmento negro diluido”.

Gracias a ello, como precisan los investigadores, “el resultado final es una figura bien proporcionada, en la que los pigmentos han sido usados para realzar las texturas existentes en la roca y obtener un efecto de volumen, especialmente en el cuello del animal” representado.

El otro elemento de arte parietal abordado en este prolijo estudio es una “plantilla” de “mano en negativo” formada proyectando o rociando “pigmento negro sobre una mano derecha y su antebrazo” apoyados en la roca, “en la bifurcación entre la galería principal y la galería cegada, justo en el punto donde la primera galería comienza a estrecharse hasta que se torna demasiado impracticable para progresar a través de ella”.

Se trata, así, de un lugar en el que “sólo hay espacio para una persona de complexión ligera”, según advierten los promotores de este estudio, considerando que “probablemente se trata del trabajo de un único individuo, proyectando los pigmentos mientras los sostiene” y apoyando “su mano derecha en la pared” de la cueva. “Las pequeñas dimensiones del hueco forzaron a la mano del artista a adoptar una posición en cierto modo innatural”, exponen los autores del estudio, detallando que “la flexión de los dedos, especialmente los dedos índice y medio”, indica que “el dorso de la mano fue posicionado en plano contra la roca para compensar las limitaciones de espacio”, toda vez que “la mano fue puesta ligeramente sobre el origen de la proyección del pigmento, que estaba también levemente a la izquierda del eje de la mano”.

Y aunque factores como “la posición innatural, la difuminación de los rasgos anatómicos y la pobre conservación de algunas áreas” de esta pintura hacen “imposible obtener todas las mediciones necesarias para hacer un cálculo del tamaño del cuerpo del individuo” que habría realizado esta “plantilla de mano en negativo”, dimensiones como “la anchura de la muñeca de la mano” reflejada o el tamaño general de la palma y los dedos “sugerirían una mano de pequeñas dimensiones” perteneciente a un “individuo de una altura posiblemente por debajo de los 170 centímetros”.

“Posiblemente”, según los investigadores, el individuo en cuestión se tratase de “una mujer o, más probablemente un niño o un joven”, toda vez que “la medición más fiable” de la anchura de la muñeca de esta persona apunta a que la misma no alcanzaría los 4,8 centímetros.

Finalmente, los autores de este trabajo de investigación encuadran en “el mismo contexto cultural” la pintura zoomórfica del “ciervo rojo” inicialmente descrita y la mencionada “plantilla” de mano “en negativo”, datando esta última en el periodo “Solutrense evolucionado”, perteneciente al Paleolítico Superior. En ese sentido, los autores del texto recuerdan que “la principal presencia humana del Paleolítico Superior en la cueva coincide con el Solutrense, lo que está bien datado”.

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