'El Señor de las Moscas'. ¿Somos seres sociales o salvajes domesticados que volvemos a la agresividad con facilidad?
La Estantería | literatura infantil y juvenil
El libro es un gran clásico, una fábula donde la sociedad está compuesta por un grupo de chavales que representan la inocencia y la maldad
'El gran Zooilógico'. Bestiario de seres mitoilógicos, utópicos y atípicos
Algeciras/Con este libro terminamos la temporada. Esta página es un trabajo en grupo, profesorado y alumnado. Como el alumnado estará de vacaciones, también descansa la Estantería. Regresamos en septiembre con la vuelta al cole.
El Señor de las moscas llegó a los lectores en 1954 hace 70 años, buena fecha para recordar y releer este gran libro. La primera edición en castellano tiene lugar en 1962, en Argentina, dentro de la colección de Ciencia ficción de Minotauro. En España es en el año 72 de la mano de Alianza Editorial. Estas fechas nos sugieren que no es un libro de superventas, sino que fue consiguiendo el favor de lectores de forma lenta.
William Golding, premio nobel de literatura de 1983, con El Señor de las moscas nos sumergió en una aventura donde la sociedad está compuesta por un grupo de chavales, aunque no conocemos exactamente su número ni sus edades. Nos presenta diferentes perfiles psicológicos: el liderazgo, la supervivencia, la valentía, la sabiduría, la traición, la cobardía, y sobre todos ellos la maldad, que van sorprendiéndonos a lo largo de la aventura. A la vez es una clara crítica a la sociedad y expresamente al proceso educativo, todo ello dentro de una pequeña isla desierta.
La cara y la cruz son Ralph y Jack. Ralph, con trece años, noble, educado, preocupado por el grupo y teniendo como meta el ser rescatado. Jack es el solista de un coro, él es violento, tirano, su preocupación es el día a día, y sobre todo la caza. También tenemos otros personajes interesantes: Piggy, un chaval gordito, con gafas, con problemas de asma, es el intelectual del grupo; Simón, siempre callado, pero lentamente va buscando la verdad; y los gemelos Samyeric.
Desde las primeras páginas nos encontramos con bellas descripciones del lugar, brillante playa llena de palmeras, arenas limpias, árboles frutales, charcas con aguas cristalinas para el baño, pero a la vez tienen que aguantar el azote del calor en el cuerpo. El agua resplandeciente invitaba al baño, al juego, a dejar pasar el tiempo sin preocupaciones. El bosque estaba envuelto por el zumbido de los insectos. Zona de frutales donde se puede encontrar alimentos con facilidad. Mariposas que bailan persiguiéndose en el aire cálido.
Ralph encuentra una caracola y a su llamada los demás van llegando. Piggy les va preguntando sus nombres. Algunos de ellos iban desnudos; otros medios desnudos, con los uniformes de colegiales. Los jerséis y las medias llevaban escudos e insignias de los colegios. De esta forma tan teatral nos presenta la inocencia infantil.
Desde un primer momento la uniformidad escolar se va deteriorando. Los chaveles tenían el pelo castaño oscuro o claro, también había morenos, rubios y pelirrojos, es decir, de todo tipo. Y todos ellos miraron con interés a Ralph.
La entrada en escena de Jack es marcial, como un desfile militar, “marchaban casi a compás, en dos filas paralelas, cada uno de ellos con una gorra negra cuadrada con una insignia de plata, capas negras con grandes cruces plateadas al lado izquierdo del pecho y golas blancas en el cuello”. Una gola es un adorno fruncido alrededor del cuello utilizado en centros educativos tradicionalista y de disciplina estricta.
Los peques vivían su propia vida, estaban muy morenos y asquerosamente sucios.
Y cuando están todos reunidos llega la gran pregunta: ¿No hay gente mayor? No. Entonces tendremos que cuidarnos nosotros mismos.
Piggy, que representa la intelectualidad, es despreciado por la mayoría, de él solo quieren su lente para poder encender el fuego. Para hacer notar su presencia, y ser rescatados, hace falta orden, organización, responsabilidades, y de esta forma el mantener el fuego encendido.
Jack, tiene cabellera rubia y quemaduras despellejadas del sol. Solo vestía con un pantalón sostenido por la correa de su cuchillo y en su mano un palo de más de un metro y medio de largo con punta aguzada. El grito de sus compañeros le anima en sus ideas: ¡Mata al jabalí! ¡Córtale el cuello! ¡Pártele el cráneo!
Las bellas descripciones se mezclan con la brutalidad de los jóvenes y con el miedo. El miedo es otro personaje que sobrevuela desde el inicio de la novela y se va materializando: “mientras las estrellas cruzaban el cielo, aquella figura, sentada en la cima de la montaña, hacía una inclinación y se enderezaba y volvía a inclinarse una y otra vez.” La oscuridad se llena de garras, del terror a lo desconocido. La inocencia infantil es devorada por el terror a lo desconocido.
El texto se fortalece con metáforas, con pinceladas poéticas y con una gran fuerza simbólica. Podíamos poner muchos ejemplos, pero me quedo con: “Era verdaderamente un jefe, y con su lanza apuñaló el aire una y otra vez. En su mano izquierda bailaban las gafas rotas de Piggy” La violencia se hace con el poder y en su mano está la cultura, se elimina la posibilidad de leer. El grito “¡Mata a la fiera! ¡Córtale el cuello! ¡Derrama su sangre!” se extiende por toda la isla.
Se marcan dos bandos, civilización o salvajismo. ¿Su título tiene alguna connotación religiosa? Belcebú, uno de los 7 príncipes del infierno, es llamado El Señor de las moscas. Aquí contemplamos como es la cabeza del jabalí que se ofrece al posible “monstruo” y se convierte en un tótem de adoración en la caza. Es un símbolo de muerte recubierto de un ejército de moscas. Al que se le teme y a la vez se le habla.
Es un gran clásico que si aún no lo has leído tienes que enmendar este error lo antes posible. Los críticos la señalan como: “una fábula moral acerca de la condición humana. Urdida en torno a la situación límite de una treintena de muchachos en soledad”
Los pequeños lectores recomiendan: Alicia Paz Montes, alumna de 1º de bachillerato es quien nos presenta este libro: “Nuevamente tengo que citar a mi abuelo en esta recomendación. Estaba leyendo “La Isla de Coral” de Ballantyne y me dijo que eso era un cuento de hadas, que mejor que leyera “El Señor de las moscas”. Lo propuse en el club de lectura y aquí está. Es un libro duro, pero por desgracia realista. Los niños protagonistas desprecian la democracia y prefieren la tiranía de Jack. Lo siguen por miedo. Creen que están siendo vigilados y acosados por un monstruo, pero la bestia la llevamos dentro. La isla es un nuevo Edén y la convierten en un infierno. Los niños creen que perdiendo la libertad ganan seguridad, como a muchos en la actualidad. Por cierto, los nombres de los protagonistas de estos dos libros son los mismos. Seguramente Golding los usó con una intensión crítica contra la acaramelada aventura de “La Isla de Coral”
El Señor de las moscas en la edición de Libros del Zorro Rojo, tiene 260 páginas. Tamaño 21,5 x 14,5. La fantasía creativa de William Golding con el duro realismo del hombre depredador. Es un paseo por un nuevo Edén desde la inocencia infantil al salvajismo donde domina el instinto criminal. Os recomiendo la última edición que nos ha presentado la Editorial Libros del Zorro Rojo, con traducción de Martín Schifino, epílogo de Ian McEwan, e ilustraciones de Jorge González.
¿Por qué releer? Cuando lees un libro conoces una nueva historia, vives con los personajes emociones, aprendes con ellos, pero es curioso, porque cuando relees continúa ocurriendo esta situación y en muchos casos se amplifica. Como educador, todos los años, a la finalización del curso, en el mes de julio, releo La lengua de las mariposas.
Con El Señor de las Moscas me ocurre lo mismo, pero sin tanta fidelidad. Lo he leído ocho veces, entre ellas con mis hijos que lo tuvieron como lectura obligatoria en bachillerato. Cada vez que he vuelto a su lectura me ha mandado un mensaje distinto. El mensaje de este año es ¿merece la pena el trabajo de los educadores, de los maestros? Pues seguramente no.
Tras unas breves jornadas de estos chavales en la isla desaparecen todas las normas sociales, educativas, toda la estructura de la civilización occidental. Se convierten en cazadores no solo de animales, sino también de los compañeros que son diferentes a ellos. La fuerza, la violencia, se impone a la razón, el golpe al verbo, a la palabra.
Seguramente no merece la pena todos los formulismos y avances de la civilización. Ante los problemas, la respuesta es volver a la caverna, a las pinturas de guerra, a la lanza, eliminando al que se interponga, al que critique esta reacción.
El enfrentamiento de Jack y Ralph simbólicamente refleja dos concesiones sociales, el totalitarismo frente a la democracia, y la intelectualidad, la razón, es ignorada por todos.
Actividades con su lectura: Como siempre las realizamos en tres momentos.
Antes de empezar a leer: fijándonos en el título El Señor de las Moscas, ¿Qué nos dice este título? ¿Quién piensas que es el Señor de las moscas?
Durante la lectura: Hemos visto los dos grupos sociales que se marcan tan claramente. Realizamos una tabla de datos con cada uno de ellos, contractamos las características positivas y negativas que tiene cada bando. ¿Piggy pertenece a uno de estos grupos? ¿Va de independiente? ¿Cuáles son sus características? ¿Qué aporta?
Finalizada la novela: Nos convertimos en creadores literarios escribiendo un final diferente. Nadie ha llegado a la isla para socorrerlos. Pontes manos a la acción y creas tu nuevo final.
El autor nos ha lanzado esta frase varias veces: “Estoy aterrado de nosotros” ¿Qué piensas de este mensaje?
Autoría:
William Golding, Newquay (Inglaterra). Poeta y escritor. Estudió en Oxford literatura inglesa.
Entre sus Premio destaca el Nobel de Literatura en 1983 “por su capacidad para unir tanto la oscura realidad del ser humano con un vibrante espíritu de aventuras”. Fue ordenado Caballero de la Orden del Imperio Británico. Otras obras suyas son: La catedral relato acerca de la construcción de la aguja de una catedral, labor humanista que lleva sin embargo a la traición y el asesinato; la trilogía Ritos de paso ganadora del Booker Price; Barrios cerrados y Fuego en las entrañas donde disfrutamos con su relación con el mar. Un volumen con cuentos El dios escorpión. Su obra más conocida es El Señor de las moscas que ha sido llevada en dos ocasiones al cine, en 1963 y en 1990.
Jorge González, Buenos Aires, Argentina. Entre sus obras: los cuentos infantiles La Cueva del Bandolero y Kinú y la ley de Amarok; Las BD Hard Story y Hate Jazz, junto a Horacio Altuna, Mendigo/Le Vagabond con guion de Carlos Jorge; Fuenteovejuna, La Odisea en la editorial SM. Su álbum Fueye/Bandonéon ganó el Primer Premio de Novela Gráfica FNAC-Sinsentido. La crítica ha indicado que su trabajo En El Señor de las Moscas, Jorge González “ha trabajado con una naturalidad plástica que no es complementaria ni complaciente con el texto, sino tributaria de una lectura profunda de la obra y de una notable empatía con el autor”.
Ficha literaria
Autoría: William Golding
Premio Nobel de Literatura de 1983
Edición de Libros del Zorro Rojo con traducción de Martín Schifino, epílogo de Ian McEwan e ilustraciones de Jorge González
Editorial: Alianza Editorial con traducción de Carmen Vergara.
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