La trilogía de la caballería
Desde 'La diligencia' hasta 'El hombre que mató a Liberty Valance', a John Ford se le deben muchos de los mejores westerns de la historia del cine

"Me llamo John Ford y hago películas del Oeste". Esta es lacónica frase que, a modo de presentación, utilizó el mítico director norteamericano, de origen irlandés ante la "Liga de Directores" con ocasión de una de sus asambleas -en el oscuro período del macarthismo- en la que se indagaba sobre las posibles veleidades comunistas de alguno de sus componentes. John Ford está considerado como el director que dejó una más extensa producción cinematográfica (cerca de 140 películas entre su etapa muda y sonora).
Pero no es solo por una cuestión de cantidad por lo que ha logrado la admiración de público y también (según las épocas) de crítica, su originalidad e independencia le conformaron un estilo personal único en el que junto a un realismo, a veces cruel, se asentaban la ternura y el humor más socarrón. Esta forma de rodar películas como si fuesen la vida misma, le permitió conquistar a los públicos más diversos y crear una galería de personajes atemporales que han servido de inspiración a directores de todas las cinematografías del mundo .
En contraste con su autoafirmación inicial , Ford hizo todo tipo de películas y muchas de sus obras maestras (Las uvas de la ira, Qué verde era mi valle, El hombre tranquilo o Mogambo) poco tienen que ver con el Far West. Sin embargo, nadie como él ha sabido llevar a la pantalla el mítico Oeste americano; nadie como él ha sabido transmitir su épica, su belleza a la vez que su brutalidad y la plenitud de unas vidas que en aquellos territorios salvajes de la frontera se movían continuamente en el filo de la navaja. John Ford empezó desde muy joven en el mundo del cine de la mano de su hermano mayor Francis Ford que dirigía y actuaba en las películas de la naciente industria de Hollywood.
Pronto empezó a dirigir westerns, un género que, en cierta manera, los grandes directores del cine mudo consideraban menor y ya en 1925 rodó su primera gran obra : El caballo de hierro. John Ford estableció muchas de las convenciones del género , entre ellas la grandiosidad paisajística que, en su caso, se personalizó en el Monument Valley, una majestuosa planicie en la frontera entre Utah y Arizona donde despuntan grandes cerros de piedra roja arenisca de hasta 300 metros de altura. Ford lo utilizó como telón de fondo de infinidad de sus películas al punto de que el Monument Valley llegó a ser conocido como The Ford Country. Desde La diligencia hasta El hombre que mató a Liberty Valance, a John Ford se le deben muchos de los mejores westerns de la historia del cine y entre ellos tres muy especiales: Fort Apache, La legión invencible y Río Grande que juntos conforman una famosa -aunque no oficial- "trilogía de la caballería".
Curiosamente, estas tres películas son fruto de una desgracia financiera. Ford se había embarcado como productor en un proyecto personal: El fugitivo que resultó ser un completo fracaso y como consecuencia de ello se vio obligado a rodar -rápido y barato- tres películas que, con el nexo común de ser historias sobre los regimientos de caballería que luchaban contra los indios, le ayudasen a reflotar su maltrecha economía. Fort Apache es la historia del vanidoso y engreído coronel Owen Thursday (un trasunto del famoso coronel Custer) interpretado por Henry Fonda que se encuentra en el puesto de frontera al que es destinado, con el capitán Kirby York, el típico héroe fordiano ( sencillo, honesto, sincero y valiente) al que encarnaba John Wayne.
La tozudez del coronel abocará a su regimiento a un sangriento combate con los indios de Cochise (un remedo de la masacre de Little Big Horn). En una de las escenas del film se produce este diálogo entre el coronel y el capitán: "He visto a los apaches" -dice Fonda apuntando al horizonte- "Si los ha visto... no son apaches" -responde Wayne-. "La legión invencible" es un western nostálgico y melancólico en el que John Wayne da vida al veterano y ya viudo capitán Brittles que, próximo a su jubilación, debe apaciguar a los indios en una última misión.
John Ford rodó esta película en Technicolor y quiso rendir con ella un homenaje a Frederic Remington, el gran pintor del Oeste americano. Escenas como la marcha del regimiento en medio de la tormenta, los cielos quebrados de rojo o las imágenes nocturnas de Wayne ante la tumba de su mujer han quedado grabadas en las retinas de muchas generaciones de espectadores. Ford cierra la oficiosa trilogía con Río Grande, donde de nuevo John Wayne personifica al (ahora) coronel Kirby York que, otra vez, en un puesto fronterizo se reencuentra tras años de separación con su esposa (Maureen O´Hara) y su hijo (expulsado de West Point) en medio de las habituales luchas con los indios. Probablemente, si Vd. recuerda alguna secuencia de la caballería norteamericana, esta pertenecerá a alguna de estas tres películas que, con el paso del tiempo confunden argumentos y personajes en la memoria del aficionado pero que, al mismo tiempo, dejan un recuerdo indeleble en ella. Como dice un periodista al final de El hombre que mató a Liberty Valance: "Esto es el Oeste. Cuando la leyenda se convierte en realidad...imprime la leyenda".
También te puede interesar
Lo último