La Decimoquinta al alcance, cómo no

Cuando utilizábamos los cromos para vestir los tapones de cerveza conque formábamos los equipos, un servidor de Dios y de usted jugaba con el Real Madrid de Juanito Alonso, Navarro, Oliva, Lesmes, Muñoz, Zárraga y aún no había marcado Marquitos aquel gol que encarriló la primera Copa de Europa. Y es que la noche del Parque de los Príncipes, España era un enorme oído escuchando lo que nos contaban Matías Prats y Enrique Mariñas..

Fue un clamor indescriptible la banda sonora que acompañó al gol victorioso de Héctor Rial y aunque las cosas no son como eran, como tantas han sido las cosas que se han roto en este pobre país aún llamado España, esta noche, una ingente cantidad de españoles torcerán por el Realísimo. Llega a su competición predilecta tras haber salido campeón doméstico con una ventaja sideral sobre su rival más principal y eso ha creado una atmósfera de optimismo desmesurado.

Enfrente, un equipo que no entraba en el corrillo de apuestas, un Borussia Dortmund que llega con el bagaje de haber derribado ese edificio sin cimentar que es el PSG de Kylian Mbappé... y de Luis Enrique. Pero ese optimismo que acompaña al Madrid en Londres tiene el fundamento de cómo su equipo afronta esta competición. Bueno, el Real Madrid no sólo afronta la Champions con talante triunfal sino que paralelamente se hace con casi todo lo que disputa.

Tras aquel interregno que fue del gol de Serena al de Mijatovic, de la Sexta a la Séptima pasó demasiado tiempo, pero en este Siglo XXI, las aguas han vuelto al cauce madridista y esta noche tiene entre ceja y ceja ganar la Decimoquinta, que se dice pronto. Parte de favorito en todos los corrillos de apuestas y eso es por algo, porque esa condición la lleva en el ADN y porque también el fútbol tiene su lógica. Cuando los cromos era mi segundo equipo y esta noche será el primero.