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La pandemia producida por la Covid-19 puso de manifiesto la carencia de suficientes cantidades de material sanitario, sistemas de protección como mascarillas y guantes, sistemas de respiración asistida o medicamentos esenciales. Asistimos a momentos dramáticos por este motivo, tanto en España como en otros muchos países.
Todo ello a pesar de que la pandemia de Gripe A de 2009 puso de manifiesto que habría que haberse preparado ante la posibilidad de una futura pandemia causada por un virus de transmisión respiratoria, que requeriría de una reserva estratégica de materiales y recursos. Los planes de preparación y respuesta frente a este tipo de pandemias ya establecían la pertinencia de trabajar en esta dirección, pero los recortes presupuestarios de los años 2012 en adelante impidieron avanzar en esta dirección.
Esta dramática experiencia llevó a las autoridades de la Unión Europea a impulsar acciones y dedicar recursos para disponer de esta reserva estratégica y, también, trabajar para que el territorio de Europa tuviera más autonomía para estar mejor preparados cara a eventuales circunstancias similares en el futuro. Para ello, se impulsa la generación de una reserva estratégica que permita responder en los primeros momentos de una crisis sanitaria y disponer de capacidad y autonomía para fabricar los insumos necesarios en situaciones de posibles pandemias, evitando así depender de otros mercados.
En este contexto, en España se están dando los pasos necesarios. Sanidad publica un nuevo concurso a través de Instituto de Gestión Sanitaria (Ingesa) para generar un contrato que pretende dar respuesta al abordaje de futuras amenazas pandémicas desde el punto de vista logístico, de modo que se disponga de un dispositivo que permita el almacenaje, control de stock y distribución del material sanitario, de protección y farmacéutico para hacer frente a este tipo de amenazas. Es una iniciativa necesaria y loable que permitirá estar mejor preparados en caso de que volvamos a sufrir situaciones similares, algo que es más que posible dados los condicionantes que favorecen nuevas zoonosis y una amplia, rápida en intensa difusión a nivel global.
Esta iniciativa, junto a la (esperemos) inminente creación de la Agencia Estatal de Salud Pública y el trabajo con la industria de medicamentos y productos sanitarios para disponer de autonomía productiva en nuestro territorio, nos puede permitir estar mejor preparados. El reto de este proceso que impulsa el Ingesa es relevante y es preciso buscar un mecanismo de gestión de estos ingentes stocks, que permita evitar que el deterioro y la caducidad que puedan sufrir estos materiales, si pasan años sin tener que ser utilizados, haga inútil el esfuerzo realizado.
En este sentido, conviene explorar un mecanismo que permita disponer de estos recursos en el momento que se necesiten y hacerlo con garantías de seguridad y calidad. Un sistema mixto en el que la gestión de los stocks sea ágil para dar las salidas y entradas necesarias, junto a un acuerdo con las empresas para asegurar con ellas la disponibilidad de los recursos cuando hagan falta con sistemas de precompra, leasing o similares, podría ser de gran ayuda.
Al pretender anticiparse a un fenómeno incierto y extraordinario como el de futuras crisis sanitarias globales, merece la pena buscar mecanismos con acuerdos de las administraciones y las empresas para ganar este importante desafío.
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