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Las primas de riesgo soberanas de los países de la Eurozona suelen bailar unas alrededor de las otras, en función de las dinámicas políticas y fiscales y del apetito por el riesgo en los mercados financieros. Ahora que la de Francia se ha igualado con la de España, parece que ambas se moverán casi a la par durante un tiempo, a expensas de los dictámenes de las agencias de calificación crediticia sobre la deuda francesa.
Las operaciones de arbitraje son muy comunes en los mercados de deuda, con muchos fondos y mesas de tesorería operando según la evolución relativa de los distintos bonos. Tras la crisis del euro, los de España y Portugal bailaron al unísono, hasta que la disciplina fiscal del vecino hizo que su diferencial fuera cayendo a solo 50 puntos básicos.
Entre tanto, la incapacidad de Francia de contener su déficit ha ido elevando el suyo a casi 80 p.b. Con un desequilibrio presupuestario que todavía en 2025 rondará el 5% del PIB y una deuda que ha escalado al 115%, compara desfavorablemente con España (que rondará el 3% y el 105% respectivamente). A cambio, cuenta todavía con un rating medio dos escalones por encima, en AA-. Como no se espera una rebaja en las inminentes revisiones, prevemos que ambas primas se muevan muy juntas entre 70 y 80 p.b.
Esta convergencia también ha tenido su reflejo en las bolsas. El CAC parisino está plano en el año, lastrado además por la subida “temporal” de impuestos, mientras que el IBEX avanza más del 15%. Las acciones francesas se han abaratado notablemente, con un PER 2025 de 13,6x, lo que puede suponer una buena oportunidad a medio plazo si Francia comienza a hacer sus deberes.
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