Tercer recorte de la Fed en 2024
Málaga, Cádiz
Calle Real
Un buen amigo poeta vino ayer a vernos y comer juntos. Lleva unos días en Conil, en un hotel. Verdaderamente encantado de la vida. Digo que encuentra la paz para leer, que es lo que verdaderamente le gusta, pasear por la playa y comer en los chiringuitos, eso sí, moderadamente, lo es en todo. Quedamos a medio camino. Digo en Chiclana, concretamente en Sancti-Petri. Divinamente, que diría mi madre. Se sorprendió cuando señalando con el dedo la otra orilla del caño le dije, como si supiera que no lo sabía, que aquello era La Isla. Se sorprendió bastante. Le añadí: y allá lejos, donde da la vuelta el mar, empieza o termina la playa de Camposoto, una playa auténtica y verdaderamente virgen. Si no hubiera que dar la vuelta que hay que dar para llegar desde el Poblado hasta la Punta del Boquerón, habríamos ido. Entre otras cosas para que comprobara que no le mentía en absoluto, que Camposoto es una maravillosa playa virgen (aunque esta temporada el oleaje y los vientos hubieran levantado el manto de arena fina para descubrir el suelo de piedras y fangos.) Mi amigo el poeta, también catedrático jubilado, había llegado de Málaga, donde vive. Prudentísimo que es, me sorprendió que alabara Conil y la provincia de Cádiz en general. Otro de nuestros enamorados, me dije, son una legión repartida por el mundo. Pero el hecho es que vive en Málaga en un sitio estupendo, y Málaga es una de las ciudades principales de Andalucía. Digo que estuve hace poco de nuevo y pude comprobar cómo crece y se embellece y prospera. Málaga y la costa del sol entera, claro. Es lo que nos ha dicho nuestro Diario días pasados, que Cádiz y Málaga, o Málaga y Cádiz, son los principales focos de atracción del turismo en España. El día antes había estado mi amigo en Cádiz, a donde había llegado un crucero grandísimo. Las calles de la capital –con un sol muy bonito– eran un hervidero. No tanto como Venecia pero lo que se dice a tope, llenito a tope. Como Málaga días antes, con tres cruceros en sus muelles. Cada ciudad en sus proporciones, pues Cádiz –me dijo– es muy chiquitita. Los poetas son así, miran muy lejos y ven muy claro. Es que esto viene siendo así, Málaga y Cádiz es un continuo litoral que va desde la frontera de Almería hasta la desembocadura del Guadalquivir. Son muchos kilómetros de costa, de playas bajas, de dunas, hoteles, zonas de adosados, pequeños puertos y pueblos blancos sorprendidos de las avalanchas de quienes buscan el sol, el mar, las noches cálidas y los recuerdos de unos días inolvidables. Nosotros vivimos como si no lo supiéramos. Puede que sea lo mejor.
Por cierto, espectacular la barriga de atún de nuestro almuerzo.
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