La manipulación en los mercados de capitales

Tribuna Económica

Oigo estos días comentarios sobre las ganancias que se obtienen en mercados de capitales excepcionalmente volátiles. Es intuitivo comprar un valor que se espera va a subir, pero también invertir en un contrato de venta a un futuro próximo, esperando que el valor baje y ganar por la diferencia entre el precio que tenemos comprometido nos van a pagar, y lo que nos costará entonces el título que entregamos. Si contrato es vender por ejemplo Tesla a 300 en un mes, a alguien que piense que la situación se va a arreglar con reuniones en Mar de Lago, o en Pekín, y va a subir, mientras que yo pienso que no va a ser así, y dentro de un mes lo compro por ejemplo a 270, lo entrego y cobro el precio de 300, habré ganado, y si está por encima habré perdido. Jugar a que una compañía va a perder valor no es malo si no se fuerza la caída con falsedades, pero cualquiera entiende la importancia de tener información privilegiada; en nuestro ejemplo, si el que me compra Tesla sabe algo que yo no sé, el juego no es limpio. También si se espera volatilidad se gana invirtiendo en un índice que remunera más cuanto más volatilidad (más riesgo) haya. Miro el VIX USA de acciones, que estaba alrededor de 20 en marzo, y con las declaraciones del Liberation Day pasa a 60, y oscila cerrando en 30 el pasado día 17; no hace falta ser un experto para intuir el privilegio de quien tenga alguna indicación de que va a haber una declaración que pueda aumentar o reducir salvajemente la volatilidad.

Recuerdo que cuando el atentado de las Torres Gemelas, se identificaron fuertes movimientos bajistas previos, como si algunos supieran lo que iba a ocurrir y el desplome de las bolsas. Es un hecho que la volatilidad derivada de las declaraciones desde el Gobierno norteamericano mueve fácilmente al alza o la baja las acciones; si de repente se exceptúan de los aranceles los teléfonos y ordenadores, las dos primeras exportaciones de China a EEUU (43,5 y 35,5 mil millones de dólares anuales), las compañías beneficiadas van a subir en bolsa, y quien está continuamente poniendo y quitando lo sabe. Palantir Technologies se dispara en bolsa cuando se anuncia su posición privilegiada por el sector público en compras de software de defensa y vigilancia, y su volatilidad está en 60, mientras que otras siete compañías comparables del sector y con capitalizaciones bursátiles similares o superiores oscilan entre 25 y 48 (Oracle, por ejemplo, está en 40). No hace falta insistir en las oportunidades especulativas derivadas de esta volatilidad inducida, y no es casualidad que el presidente Biden, sabiendo lo que iba a venir, denunciara la falta de control de los miembros del Gobierno y legisladores en sus inversiones oportunistas en bolsa. Tres ideas surgen de aquí. Una, que aunque esto es un delito de extrema gravedad, si se relaja la regulación, ¿cómo se controlan efectivamente estas prácticas? Segunda, es inaudito que esto se haga desde el propio gobierno, en una nación donde se acalla a los funcionarios y el parlamento asiente. Tercera, aunque pueda parecer exagerado, la conclusión es apartarse temporalmente de algunas inversiones donde las malas prácticas podrían dejar de ser excepcionales y convertirse en norma.

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