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Rafael Sánchez Saus
Luz sobre la pandemia
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Restablecer la salud es algo que se encuentra a nuestro alcance. Perdemos absoluto poder si toda la responsabilidad la dejamos en manos de un especialista o un tratamiento.
El doctor Jorge Carvajal, médico, filósofo y científico de vanguardia, define la medicina como aquello que nos sirve para restaurar nuestra conectividad, nuestra comunicación armónica; la percibe como algo que nos une al pasado y al futuro desde el presente para poder sanar la vida, para crear salud, para prevenir la enfermedad y también para aprender de la propia enfermedad.
Hay algo que dice y desde mi punto de vista y experiencia es indiscutible: detrás de todos los remedios y estrategias que utiliza nuestra medicina convencional hay una medicina imperial que a la vez es médico y sanador interior y que tiene todos los recursos y conocimientos suficientes para que nosotros podamos sanar nuestra vida, nuestras relaciones, nuestras emociones, nuestra visión de la muerte… Si utilizamos los mejores de nuestros recursos, podremos convertirnos en verdaderos sanadores y así llegaremos a comprender, con una visión más expansiva, que toda relación humana es terapéutica y que cuando nosotros sanamos las relaciones con nosotros mismos, sanamos las relaciones con los otros.
Sanamos nuestra vida cuando cambiamos el código de lectura de la historia, cuando cambiamos el significado del pasado y, con ello, transformamos también nuestro presente. Este padre de la Sintergética deduce que las enfermedades no nos vienen tanto por lo que nos pasa como por lo que hacemos de lo que nos pasa. Cuando no dejamos pasar lo que nos pasa, nos quedamos congelados en el pasado y somos refractarios al cambio. La salud es, como la vida, un proceso constante de cambio. La integridad del ser solo es posible en su permanente transformación.
Una buena parte de lo que llamamos enfermedad son producto de nuestros hábitos y es a partir del diagnóstico cuando solemos desarrollar hábitos de vida sana. Pero según este médico filósofo, uno de los hábitos más arraigados del ser humano es verse así mismo como una víctima de las circunstancias. Cuando cambiamos esa manera de mirarnos se produce el más grande de los milagros: el milagro de aceptarnos. La aceptación abre un espacio de amor por uno mismo y el principal agente preventivo para todo tipo de enfermedades es el soporte afectivo.
Concluyendo con Hipócrates: "Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento" y actualizándolo con Carvajal que propone que, en toda condición, sea tu alimento el amor.
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